La cultura rusa no eslo mismo que la politica rusa

Hace unos días, el pianista ruso Alexander Malofeev, de veinte años, publica un mensaje en su cuenta de Facebook:

Todos los rusos nos sentiremos culpables durante décadas por una terrible y sangrienta decisión en la que ninguno de nosotros pudo influir

Los vínculos entre los museos rusos y occidentales se rompen.

Con ello se pierde un privilegiado canal diplomático, político y cultural entre ambos bloques.

Nadie interferirá en nuestra ofensiva artística.

Las declaraciones de Mijaíl Piotrovski, director del Museo Ermitage de San Petersburgo, al periódico oficial Rossiyskaya Gazeta, contaminan el arte a través de un lenguaje de guerra.

A Russian customs officer (R) stands next to a box containing a statue returned from an exhibition in Italy at the State Hermitage Museum in St. Petersburg, Russia, Monday, April 11, 2022. The works were part of a Russian exhibition in Italy. (Photo by Valya Egorshin/NurPhoto via Getty Images)

Una semántica soviética que regresa 100 años después de la guerra civil (1917-1926). Piotrovski da la misma importancia a las exportaciones de obras rusas que a la operación especial en Ucrania.

 Ni siquiera durante la Guerra Fría el diálogo artístico se fractura.

Era un canal de comunicación. Un recurso para acallar un posible enfrentamiento nuclear.

El Ermitage mantenía excelentes relaciones con Occidente.

Las palabras de su director son sorprendentes y un disgusto inmenso, comenta, sin querer ser citado, el responsable de una de las grandes pinacotecas del mundo.

En 1998, los presidentes Clinton y Yeltsin firman un acuerdo para promover el mejor entendimiento de las dos culturas.

 Sin embargo, Piotrovski defiende que, desde que comenzó la operación especial, los museos rusos han exhibido su legado por doquier.

Italia, Londres, España o Francia.

En París organizan la muestra de la colección Morozov (Picasso, Monet, Pissarro, Renoir, Cézanne, Gauguin, Van Gogh) en la Fundación Louis Vuitton.

Una conquista.

Aleksandr Shkolnik, director del museo de la Segunda Guerra Mundial de Moscú, está en la lista de personas sancionadas.

Un orgullo, bravuconeó en la agencia oficial RIA Novosti.

Llegará la hora en que los neonazis ucranios serán condenados, como sucedió tras 1945.

Combaten el aislamiento con el olvido. Por eso han extendido un año el préstamo de muchas obras.

Después del choque se recuperará el acuerdo cultural.

Es lo primero en arreglarse tras un conflicto bélico.

De hecho, fue lo que acabó con la Guerra Fría, pronostica Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano para Rusia.

Los museos rusos solo podrán prestar a naciones amigas.

Aunque China, por ejemplo, tiene un desinterés absoluto por sus rembrandts. 

Quiere arte contemporáneo.

Resume, bajo el anonimato, el director de una de las mejores pinacotecas de Europa

En Occidente las colaboraciones resultan impensables, estarán prohibidas por la OTAN y no cambiarían las emociones negativas que Rusia genera en la opinión pública.

El Museo Getty de Los Ángeles borra a Putin:

Con ese país, no tenemos ningún compromiso, ni préstamos, ni becas, ni compras, ni subvenciones; nada.

El Kremlin solo posee el gas y el arte para mantener cierta presencia en Occidente. Incluso su historia hiere en Europa.

Más de un millón de piezas son destruidas por los nazis al invadir la antigua Unión Soviética.

En represalia, saquea los museos de Berlín, Dresde, Wiesbaden y Linz.

Los tesoros se almacenan en el Museo Pushkin (Moscú) y en el Ermitage.

Pese a que el pillaje ocurrió en ambos lados, Alemania devuelve el botín.

Pero la Duma declara que las obras expoliadas por el Ejército Rojo son parte de su patrimonio nacional.

El arte brota siempre en el tiempo, en el ámbito de situaciones sociales y culturales específicas. 

El extraordinario despliegue de propuestas en los treinta primeros años del siglo XX en Rusia tiene como fondo el impacto de las tres revoluciones políticas que allí se suceden.

Rusia cambia, y el inmovilismo del zarismo da paso a revoluciones en 1905, en febrero de 1917 y en octubre de ese año.

El anhelo de una nueva sociedad despunta en la búsqueda de la innovación en los campos de la cultura y las artes.

Treinta años en los que podría hablarse de una gran aurora, un florecimiento intensísimo en todos los espacios de creación, que acaba terminando trágicamente con la implantación del régimen estalinista : detenciones, deportaciones, muertes, exilios… En definitiva, silencio forzado.

Coincidiendo con la I Guerra Mundial, se despliega el movimiento que hoy conocemos como Formalismo Ruso, que impulsaría la consideración de la teoría y la crítica literaria como disciplinas autónomas.

 La voz poética de Vladimir Maiakoski (1893-1930) se agita con fuerza entre las masas que anhelan libertad. 

Vsévolod Meyerhold (1874-1940) introduce en el teatro las propuestas creativas de la convención consciente y la biomecánica.

En el cine, Sergéi Eisenstein (1898-1948) revolucionó el montaje de las imágenes fílmicas.

Y la música, con una riqueza que sigue resonando con la máxima intensidad, de Scriabin, Stravinski, Prokofiev, Shostakovich…

En artes visuales Malévich, Tatlin, Vasili Kandinski, Marc Chagall, El Lissitzky, Rodchenko, Klucis y el importante número de mujeres .

Entre ellas, Goncharova, Alexandra Éxter, Liubov Popova, Varvara Stepánova…

Durante décadas, ese impresionante florecimiento artístico ruso permaneció casi olvidado en Occidente.

 Fue en los años setenta del siglo ya pasado cuando comenzó un intenso proceso de recuperación y estudio que últimamente, y coincidiendo con la rememoración centenaria de los sucesos de 1917, ha dado lugar a un conjunto de importantes exposiciones internacionales sobre la vanguardia artística rusa.

 ¿Cuál fue el comienzo de ese despertar vanguardista?

Están la formación de las grandes colecciones de Sergéi Shchukin e Ivan Morozov , que llevan a Rusia un número impresionante de obras de grandísima calidad de la escena artística internacional de aquel tiempo, y, especialmente, de las figuras tanto de los antecedentes como de la vanguardia francesa.

Todas ellas, hoy, en los museos estatales rusos.

Hay también que mencionar los viajes y desplazamientos de los artistas rusos a las ciudades-foco de la cultura europea en esos años: París, Berlín, Múnich, Roma… Gradualmente, recibe los nuevos impulsos de la vanguardia europea -fauvismo, expresionismo, cubismo, futurismo… – en un registro cosmopolita, hasta entonces nunca tan intenso en Rusia.

Esos nuevos impulsos de fuera se integran con la voluntad de recuperar y renovar las tradiciones culturales propias y con el descubrimiento de lo nuevo en la misma Rusia: la vida en las ciudades y la expansión de las máquinas.

Malévich señalaba la posibilidad de acabar con el mundo libresco y reemplazarlo por la acción.

Todo ello se concreta en la aparición de una serie de tendencias como neoprimitivismo, rayonismo, cubofuturismo, suprematismo, constructivismo y productivismo.

Un rasgo común, que puede apreciarse incluso en sus denominaciones, es la síntesis de lo exterior con lo interior.

Antes de la Revolución del 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre en nuestro calendario), el arte ruso busca algo específico, a partir del contraste con el europeo.

En un texto de gran profundidad teórica, Del cubismo y el futurismo al suprematismo (1915), Malévich dice:

Me he transformado en el cero de la forma y emerjo de la nada a la creación, esto es, al suprematismo, al nuevo realismo de la pintura: la creación no-objetiva.

Hay que entender aquí «no-objetiva» como «no figurativa», lo que permite comprender la impropiedad de la aplicación del rótulo «arte abstracto» al no figurativo de las vanguardias.

El arte siempre ha sido abstracto, desde su descubrimiento cultural en la Grecia clásica conlleva un proceso de abstracción de las formas.

La Revolución fue vivida por los artistas rusos como un acontecimiento que abría una vía de convergencia entre vida y arte.

Y así, el nuevo arte debía ser reflejo de la nueva sociedad en construcción.

La línea que abrió quien fuera Comisario del Pueblo para la Educación entre 1917 y 1929, Anatoli Lunacharski, apunta en esa dirección, manifestando la necesidad de la no injerencia política en las actividades artísticas .

 En una de sus manifestaciones, que debería ser referencial para los políticos actuales, afirma

En cuestión de forma no debe tenerse en cuenta el gusto del Comisario del Pueblo, ni de ningún representante del Gobierno.

Y a ello se unía la puesta en marcha de instituciones y museos para presentar «el nuevo arte» al pueblo.

¿En dónde se sitúa entonces la convergencia entre arte y sociedad?

En una concepción del arte centrada en la acción, en el arte como acción.

En su Manifiesto realista (1920), Naum Gabo y Nikolaus Pevsner dicen:

La acción es la verdad más alta y más firme.

Y Malévich, en El suprematismo (1920), señala:

la posibilidad de acabar con el mundo libresco al reemplazarlo por la experiencia, la acción, a través de las cuales todos comunicarán con la creación total.

Es decir, se buscaba un arte a pie de calle, capaz de introducirse de forma directa en la vida de la gente.

En su declaración de 1920, El trabajo por realizar, cuando concibe la maqueta del Monumento a la III Internacional (que no llega a realizarse), Tatlin pide a los artistas tomar el control de las formas halladas en la vida cotidiana.

 La utopía de la nueva sociedad actúa como eco y reflejo, con registros recíprocos, de la utopía de un arte nuevo.

Ese sueño crítico y abierto, se vino abajo, en paralelo también con la frustración de la utopía social, bajo el dominio de Stalin.

Su consuegro Andréi Zhdanov, nombrado en 1934 Secretario del Comité Central del Partido Comunista, acuña el rótulo realismo socialista como expresión de la única línea permitida en el conjunto de las artes.

 Y eso conlleva la condena de la vanguardia, el retorno al tradicionalismo, la censura.

Y aún peor: detenciones, campos de trabajo, fusilamientos, exilios.

La nueva aurora de la cultura queda ahogada en la penumbra del crimen.

Pero el arte resiste en el tiempo.

https://elpais.com/eps/2022-08-30/el-arte-el-ultimo-arma-de-moscu-en-su-pulso-contra-occidente.html

https://www.sdpnoticias.com/opinion/oscurantismo-occidental-cancela-el-arte-ruso/

https://www.libertaddigital.com/cultura/arte/2022-03-09/rusofobia-o-guerra-contra-putin-la-batalla-cultural-cancela-el-arte-ruso-6874373/

https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-arte-ruso-manana-201702140106_noticia.html

https://www.eldebate.com/internacional/20220727/guerra-contra-cultura-rusa-tiro-culata-occidente.html

https://www.perfil.com/noticias/cultura/de-como-occidente-cancelo-el-arte-oficial-ruso.phtml

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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