
Las figuras estan descalzas, y sus caras muestran serenidad, monotonía, cansancio…


Los cuerpos de las trabajadoras se reducen a perfiles con un sombreado mínimo necesario para sugerir el volumen de sus cuerpos.


Los colores tan claros casi resumidos a grises y blancos de reflejos azulados, muestran la escena con amabilidad.


Esta imagen dista de la apariencia habitual de un entorno industrial de principios del siglo pasado. La escena desprende pulcritud futurista.


La impronta de Malevich se deja ver en los carretes que se almacenan en las paredes que parecen estar flotando y los discos que parecen una anticipación al CD.


La composición carece de profundidad y volumen.



Estos CD’s son grandes rollos de tela, que los carretes son los husos de hilo y que lo que arrastra uno de los personajes no se trata de dos bombonas de Co2 sino de dos de las bovinas textiles.



La ventana del fondo, muestra un niño paseando dos vacas, escena que anticipa algunas pistas sobre la Nueva Objetividad que se da ya a principios del XX: ventanas sin decorar, fachadas lisas, predominio de las formas cuadrangulares y las líneas rectas; premisas de la Bauhaus


El propio estilo arquitectónico en la que se enmarca la obra también refleja algunos de estos planteamientos, el espacio es funcional, está ordenado y todo elemento está armonizado.


Deineka desarrolla un estilo moderno y Trabajadoras textiles es quizá, el máximo exponente de todo esto.


https://historia-arte.com/obras/trabajadoras-textiles
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