Otto Dix, El tríptico de la gran ciudad, 1929

Corresponde a la etapa de la pintura de Otto Dix  que se sitúa en el período de entreguerras.

He tirado libremente por la borda todas las nociones de composición ideal, la sección de oro y toda esa basura renacentista

 Quiero tener un contenido, un objeto. Declaro la ruptura entre el hombre y el mundo, su complejidad. El arte sin objeto es demasiado unilateral para mí. Soy de la opinión herética de que el arte debe ser útil de algún modo, ya se trate de una visión filosófica, religiosa, o cualquier otra, eso importa poco. Rechazo ‘el arte por el arte’, porque ahí algo no encaja

La obra tiene el formato de una típica obra religiosa, de iglesia.

En el panel central del tríptico hay una fiesta, el lujo y los brillos de una pequeña parte de la sociedad, hipócrita y divertida, que se aísla de la espantosa realidad con música, diversión y alcohol. Ignora.

En los paneles laterales,  muestra lo que hay más allá de las paredes del salón de la fiesta: la tensión social, el hambre, los lisiados de la guerra (pobres veteranos mutilados que, apenas unos años después de la guerra, con el olvido y el desprecio son tratados ahora peor que por el enemigo) y la prostitución.

Una vida miserable y desesperanzada.

La pintura ya no busca la Belleza sino busca la Verdad. El arte denuncia e intenta cambiar la realidad.

Una realidad que está cultivando un profundo sentimiento de revanchismo, y así terminará siendo perfectamente funcional al ascenso del partido nazi.

Porque cuando se siembra el odio, se cosecha un Hitler, por ejemplo.

Otto Dix nace en Untermhaus, Gera, Alemania, el 2 de diciembre de 1891.
Fue uno de los más grandes pintores alemanes del siglo XX, practica diferentes estilos durante su carrera, aunque la fama se la dieron sobre todo sus dibujos y pinturas sobre la guerra.

Sobresalió sobre todo en esto último, siendo un excepcional dibujante, dejando como legado más de quinientos, además de una extensa obra en óleos y acuarelas.

De alguna forma sus cuadros nos retrotraen al Renacimiento, fue sin duda un enorme artista.
Su infancia se desarrolló en un ambiente amante del arte, su madre era una apasionada, y su profesor de dibujo en el colegio le orientó a seguir ese camino.

De 1905 a 1909 recibió  clases del pintor Carl Senff, que sin embargo, no creyó en sus aptitudes para ser un buen artista.
Fue gracias a una beca, que logró ingresar en la Academia de Arte de Dresde, en la que permaneció de 1909 a 1914.

Durante su estancia en ella se interesa por los renacentistas alemanes y realizó su primer autorretrato.
Durante la última etapa como estudiante de la Academia practicó con el cubismo, el futurismo y el dadaismo.

Al comienzo de la Primera Guerra Mundial se alistó, como voluntario, siendo los horrores de la guerra los que marcaron el resto de su vida y de su carrera.

A su vuelta a Dresde fundó, junto al pintor Conrad Felixmüller, el Dresdner Secession Gruppe 1919″ grupo radical de escritores y pintores expresionistas y dadaístas, con quienes realizó en 1920 varios collages de tema crítico sobre la sociedad.

De 1925 a 1927 reside en Berlín, años en los que sus cuadros alcanzan las cotas más altas de criticismo, influido principalmente por la corriente de la Nueva Objetividad.
En 1927 logra se catedrático de la Academia de Arte de Dresde.

Con la instauración en el poder en Alemania del nacionalsocialismo, es el primero de los catedráticos de arte en ser destituidos de sus puesto, establciéndose al sur de Alemania, en el Lago Constanza.
A partir de 1937 su trabajo es catalogado como Arte degenerado, tachándola de «sabotaje al espíritu militar de las fuerzas armadas».
De su obra que esta expuesta por toda Alemania, son requisadas 260 obras, algunas son vendidas, pero la mayoría son quemadas.

1938 es detenido por la Gestapo, acusado de participar en el atentado contra Hitler en Múnich, siendo encarcelado dos semanas.
A pesar de este ambiente hostil, fue en estos años en los que Dix realiza los encargos más importantes de su carrera, entre ellos el magnífico retrato de San Cristóbal Mártir, para una fábrica de cerveza.
1945 es movilizado de nuevo durante la Segunda Guerra Mundial y hecho prisionero por los franceses.

Es liberado en 1946, regresando a su casa de Hemmenhofen.

Tras la Guerra, y el resto de su vida, no consigue adaptarse a las dos corrientes artísticas alejadas entre sí, predominantes en las dos Alemanias: no logra identificarse con el Realismo Socialista de la República Democrática Alemana, ni con el Arte Abstracto que impera en la posguerra en la República Federal Alemana.

Sin embargo en ambas Alemanias, sus cuadros consiguen su mayor cotización, un gran reconocimiento de público y de crítica, y recibe múltiples homenajes.
1959 le es concedida la Cruz del Mérito Federal, premio que comparte con el escritor y filósofo Ernst Jünger; fue así mismo propuesto para recibir el Premio Nacional de la República Democrática Alemana, petición que ejerció la Asociación Cultural de Gera en 1950.

En la década de 1960 expuso en numerosas ocasiones y recibió varios premios en las dos Alemanias.

En 1966, en su 75 cumpleaños, se le otorga el Premio Alfred-Lichtwark y el Martin-Andersen-Nexö.
Ese mismo año es nombrado Ciudadano Honorario de Gera.

En 1967 recibió el Premio Hans-Thomas y en 1968 el Premio Rembrandt, de la Fundación Goethe, en Salzburgo.
Murió el 25 de julio de 1969 en Singen, en las faldas de la montaña Hohentwiel.

Está enterrado en el cementerio de Hemmenhofen.
La mayor parte de su obra se encuentra en el Museo de Arte de Stuttgart.

Trianart

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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