
Muchacha en la ventana, representa a su hermana Ana María de espaldas mientras se asoma el paisaje a través de una ventana abierta, pintado en 1925, es justo el momento del giro al Surrealismo, contiene muchos elementos que explican ese paso decisivo en su trayectoria.
Su técnica es realista y el precedente al que se remite es el cuadro romántico del alemán Caspar David Friedrich, que pinta en esa misma actitud a su mujer, cuyas maneras es la de invitarnos, como ella hace, a mirar más allá de nuestro mundo, a mirar afuera.
A diferencia de Friedrich, Dalí subraya la dimensión más sexual en la espalda de su hermana, logrando ambigüedad en la imagen más aparentemente inocua y trivial.
Durante los años treinta, Dalí desarrolla con mucha más complejidad y libertad ese tipo de imágenes, pero básicamente sigue fiel al principio de, utilizar la técnica realista al servicio de o según el pensamiento irracional.
Nace el 11 de mayo en Figueres, con un padre notario, exponente de la burguesía liberal, agnóstico, republicano, volteriano, aunque amante del orden, mientras que su madre Felipa Doménech Ferrer, es un ama de casa ferviente católica.

En este ambiente familiar desahogado, trascurre la infancia de Dalí con normalidad hasta la pubertad.

Desde muy pronto, muestra inclinación y actitudes para el arte que no alarman a su padre, porque además de su talante abierto y su cultura, están estrechamente relacionados con la familia de artistas Pitxot, un pintor, Ramon y tres músicos, Ricardo, Luis y María, mientras que Mercedes esta casada con Eduardo Marquina.

Por lo que es bien vista la inclinación del hijo.

Llegado el momento, el padre no pone ninguna cortapisa al desarrollo del aprendizaje artístico profesional, sino que facilita la instalación en Madrid para que esta se lleve a cabo en la Escuela de San Fernando de Bellas Artes, pero además sufragado con la estancia en la prestigiosa, Residencia de Estudiantes.

Mi padre me confía a su amigo el poeta Eduardo Marquina, quien a su vez me recomienda a Jimenez Fraud, Director de la Residencia Universitaria.

Comienza para mi un periodo monacal totalmente dedicado al trabajo solitario: visitas al Prado, donde analiza lápiz en mano, todas las grandes obras maestras, trabajo de estudio, modelo, reflexión.

Pintaba inspirándome en las teorías cubistas y sobre todo en las reproducciones de las obras de Juan Gris.

Seguía con asiduidad los cursos, ebrio de aprender los secretos de la técnica, el oficio de pintor, y mi decepción fue grande al observar que, echando al olvido las lecciones de academicismo, los profesores para estar al gusto del día, los profesores preconizaban esencialmente la libertad y el temperamento.

Yo prefería aislarme de aquella banda de perezosos e imbéciles y dedicarme a mis investigaciones cubistas.
Fue una de mis telas la que me permitió establecer un lazo con mis nuevos amigos.
En la residencia reinaba una suerte de segregación en función del esnobismo intelectual.
Alrededor de Federico García Lorca, Luis Buñuel y Eugenio Montes, se había construido un pequeño grupo de vanguardia literaria y artística.
Uno de sus miembros, Pepín Bello pasando un día por el corredor, descubrió mirando en mi habitación cuya puerta había quedado abierta, la tela cubista sobre el caballete donde trabajaba.
Hablo de su asombro con los otros que me creían un retrogrado y fueron felices al conocer mi vanguardismo.
En realidad, si hubieran sabido que yo practicaba aquella formula por el deseo de comprender los valores del figurativismo y el realismo, la ciencia exacta del dibujo y de la perspectiva, mas que por voluntad de abstracción y de provocación, hubieran quedado mucho más asombrados. Me adoptaron…
Forma parte del privilegiado grupo vanguardista de la Residencia, donde por entonces, acuden a disertar los mejores científicos e intelectuales de todo el mundo, incluidos los representantes de las corrientes mas exaltadas modernas, Dalí puede dar rienda suelta a su vocación excéntrica.
El trasfondo cultural de Madrid es muy vigoroso lo que le sirve de mucho provecho.

Llegado el momento Dalí rompe sucesivamente con ambos mundos, el oficial de San Fernando y el de la Residencia.

Ahora, a mitad de los veinte, Dalí está muy próximo al movimiento Surrealista, fundado en Paris en 1924, se halla en su primer apogeo, que no tarda en convertirse en la primera crisis grave, a partir gracias a lo cual Dalí irrumpe con enorme fuerza en el seno del poderoso grupo vanguardista parisino.

Todo ello tiene lugar en 1929, año en el que Dalí va a Paris y durante cuyo verano logra atraer a Cadaqués a Camile Goermans, Rene Magritte, Paul Eluard y la esposa de este, Gala, que casi inmediatamente se convierte en su compañera.

1920 segunda mitad, el interés de Dalí por el Surrealismo es grande, pero si se observa el testimonio de uno de los mentores de la Residencia, el pintor e historiador del arte, José Moreno Villa, ya anda aquel cuando era estudiante en la lectura de Sigmund Freud y de todo lo que tuviese que ver con la vanguardia internacional.

Cuando toma contacto y se integra en el Surrealismo, este no ha sufrido una fuerte crisis internacional, sino que en el terreno artístico, desplaza su interés hacia el objeto, replanteándose el ready-made de los dadaístas y salvadas las suspicacias que genera la primera doctrina del automatismo, acepta un lenguaje figurativo como vehículo capaz de expresar lo inconsciente

En este sentido, los dos artistas mas influyentes del Surrealismo de los años treinta son Rene Magritte y Salvador Dalí, cuya obra respectiva no rehúye la plasmación de imágenes figurativas perfectamente reconocibles.

Antes de comentar la aportación de Dalí al Surrealismo, quizás sea útil apuntar algo acerca de su actividad artística previa a su instalación en Paris y también sobre la situación del arte de vanguardia en nuestro país, que no tiene verdadero calado hasta la década de 1920.

1925 es el año que señalan los expertos como punto de inflexión del cambio español al respecto, no solo porque en aquella fecha tiene lugar la mítica exposición de la Sociedad de Artistas ibéricos en el Retiro, sino otros acontecimientos significativos, como la publicación de La deshumanización del arte, de José Ortega y Gasset y de Literaturas Europeas de Guillermo de Torre.

En ese mismo año aparece el primer número de la Revista Plural y Louis Aragón pronuncia una conferencia sobre Surrealismo en la Residencia de Estudiantes, un movimiento que despierta gran interés local, como acredita que se publiquen después varios artículos sobre este tema, en la revista coruñesa Alfar, así como un concienzudo ensayo de Fernando Vela en la Revista de Occidente.

Aunque las primeras obras de Dalí datan de 1914 y desde entonces no para de pintar, tiene también en él una gran importancia la fecha de 1925, a partir de la cual orienta con mayor sentido sus afán vanguardista.
Lo que no quita que antes de 1925, no haya pintado ya algún cuadro importante, pero sus dotadas facultades necesitan una intención acorde a su personalidad y la de su generación.
1925 es cuando se multiplica la presencia de Dalí en las mas importantes exposiciones colectivas de vanguardia celebradas en nuestro país como la citada de Artistas ibéricos o la del Circulo de Bellas Artes de Madrid (febrero 1926) y la de las galerías Palmes y Dalmau de Barcelona, celebradas en 1926, 1927, 1928.
En la Galería Dalmau Dalí expone en solitario en 1925, 1926.
Hay que señalar que toda esa actividad de promoción de Dalí es acompañada por otras no menos frenéticas de publicación de artículos, entrevistas y declaraciones en periódicos, conferencias y toda suerte de intervenciones inspiradas por una voluntad de agitación, de provocación, de escándalo.
Expulsado definitivamente de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en 1926, no sin mediar la correspondiente y deliberada provocación por parte del artista, entre esa fecha y la de su viaje a Paris, en 1929, se produce la conversión de Dalí al Surrealismo, como se percibe en los artículos que va publicando en todos los medios locales de vanguardia.
1926 firma el Manifiesto Groc
1927 hace el diseño y los decorados para la representación en Barcelona de Mariana Pineda de García Lorca.
1929 realiza junto a Buñuel el guion y montaje de Un chien andalou.
La aportación de Dalí al Surrealismo Internacional se basa en la defensa del uso de la técnica pictórica realista y de la aplicación del método paranoico-critico o con palabras suyas:
El ilusionismo del arte imitativo mas abyectamente arribista e irresistible, los hábiles trucos del tropel l´oeil paralizante, el academicismo más analíticamente analítico y desacreditado pueden convertirse en jerarquías sublimes de pensamiento, al acercarse a las nuevas exactitudes de la irracionalidad concreta.
Pintar realísticamente según el pensamiento irracional, según la imaginación desconocida.
Lo que propone es una alternativa al automatismo, pues toda nuestra realidad cotidiana y por tanto su replicación artística rezuman ellas mismas, sin necesidad de afrontarlas bajo los efectos de ningún narcótico, hipnosis o cualquier otro método semejante, pura irracionalidad, o si se quiere esta están entreveradas, si no configuradas, por lo inconsciente.
El único instrumento para validarlo es el espontaneo mecanismo delirante de la paranoia.
En definitiva, para Dalí no es preciso negar o suspender nuestra percepción espontanea de la realidad, porque en esta percepción hay ya un elemento delirante que modifica las apariencias a nuestro capricho y el mundo puede ser transformado en función de nuestro yo psíquico.
No es así necesario cerrar los ojos a la realidad exterior porque:
La actividad paranoico-critica sirve siempre de materiales controlables y reconocibles.
La paranoia se sirve del mundo exterior para hacer valer la historia obsesiva, con la inquietante peculiaridad de sobreponer esa idea sobre las restantes.
La realidad del mundo exterior sirve como ilustración y prueba y esta puesta al servicio de nuestro espíritu.
Foto Trianart
CALVO SERRALLER FRANCISCO, FUSI AIZPURUA JUAN PABLO, El espejo del tiempo. Taurus, Madrid 2009.