
Aunque últimamente se produce una reivindicación internacional del valor artístico de Luis Paret, no es raro que su figura quede oscurecida por la sombra de Goya.

El que se haya puesto de moda ha servido para averiguar aspectos de su agitada existencia y apasionante personalidad, así como de su versátil actividad artística.

Fue uno de los pocos artistas españoles que pintan en España en el estilo rococó francés.
Ha obligado a averiguar el marco donde se fragua su obra y el papel que esta ocupa en el contexto europeo de la segunda mitad del XVIII y no solo el español.

Se formó con Antonio González Velázquez, seguidor del napolitano Conrado Giaquinto
Además de su origen francés por parte de padre es un hombre que viaja mucho y de talante cosmopolita.

Así lo prueban sus viajes a Italia, Puerto Rico, o a Portugal y Francia.

De su cultura y cosmopolitismo da fe su sorprendente dominio de lenguas muertas y vivas, algo que produce la admiración de su contemporáneo Cean Bermúdez.

No extraña esta admiración hacia un hombre que sabe griego, latín, francés, italiano e inglés.

El inventario de su biblioteca secunda el prestigio de Paret como uno de los artistas más cultivados de la época.

Luis Pablo Saturnino Paret y Alcázar nace en Madrid el 11 de febrero de 1746, mes y medio antes que Goya, nacido el 30 de marzo de ese mismo año, siendo su padre un súbdito francés, Paul Peret y su madre María del Pilar Alcázar.

Los primeros pasos en el mundo del arte los da con el monje trinitario Bartolomé de San Antonio, pariente de Ventura Rodríguez y el orfebre francés Agustín Duflos.

En 1792 se le nombró vicesecretario de la Real Academia y secretario de su comisión de arquitectura.
Fundada en 1752 la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando, se explica que Paret residente en Madrid, ingrese en ella como estudiante en 1756 y allí permanezca bajo la tutela de Antonio González Velázquez durante cuatro años.

Considerado este como su maestro también lo es el francés Charles François de la Traverse, a quien Paret estima sobremanera.

La predilección de Paret por este pintor francés que trabaja en España aporta no poca luz sobre lo que es el estilo maduro de nuestro artista.

1764-1766 hay que señalar el viaje que hace a Italia, un lustro antes de que lo haga Goya.
Gracias a este viaje conoce la pintura histórica y la contemporánea, que por entonces reúne allí a los mejores talentos de todo el mundo, así como que perfecciona el conocimiento de las lenguas clásicas.
Don Luis de Borbón, hermano de Carlos III sufraga este viaje y le proporciona cartas de presentación.
Es la primera información llena de luces y sombras.

1766 Paret regresa a Madrid pues el 22 de julio participa en un concurso de la Academia en el que por primera vez obtiene un gran éxito al serle concedida la medalla de oro.
A partir de entonces y hasta los ilícitos escarceos amorosos del infante Don Luis en los que se desconoce porque es implicado Paret, brilla como un triunfador en la corte madrileña.
1775 estalla el escandalo y a resultas de su involucración Paret es desterrado a Puerto Rico, donde permanece 3 años tras su regreso no consigue el perdón hasta 1787, cuando se le permite volver a instalarse en Madrid, tras 12 años de exilio forzado.
Estos 12 años de ostracismo no significa que el pintor no fuera bien recibido por la sociedad puertorriqueña y la bilbaína, los lugares donde reside de manera mas estable y que Carlos III, el responsable de su alejamiento no le siga haciendo encargos.
A su regreso a Madrid se encuentra con un panorama muy distinto y poco favorable a sus intereses.
Los años que esta fuera Goya consigue un lugar hegemónico entre los artistas de su generación, lo que impide que a su vuelta Paret recobre su perdido prestigio.
No debe ser una época de bonanza económica para él, como sugiere la declaración de pobreza que realiza el año mismo de su muerte en 1799 y las posteriores peticiones de socorro dirigidas por sus familiares a la munificencia real.
Estilísticamente es excepcional en el contexto artístico español, pues es el único pintor que sigue el gusto rococo francés, conocido como pintura galante.
Además, el empaste que toma de su maestro De la Traverse, su pintura muestra temas y formas de Watteau, como de la siguiente generación de pintores galantes franceses, como Boucher y Fragonard, algo que lleva al paisaje de Carl Joseph Vernet.
Aunque en el estilo de Paret subyace algo muy personal.

Gracias a esta calidad y refinamiento que acredita y que mantiene hasta el final y que en sus comienzos es deslumbrante.
1770 durante la primera mitad de esta década, encadena estupendas pinturas, Las parejas reales (1770) Baile de mascara (1767), Ensayo de una comedia (1772) o Carlos III comiendo ante su corte (1770).
Destacan también sus bodegones florales, que son por estas fechas también.
1775 en el exilio realiza retratos como el de su mujer María de las Nieves Micaela Fourdinier (1780), su exótico Autorretrato (1776), el melancólico Retrato en el estudio (1786) o Retrato de un oficial de marina (1786).
1791 realiza una composición compleja, la Jura de Fernando VII como Príncipe de Asturias, por no mencionar una serie de paisaje que pinta en el norte de España de Bilbao, San Sebastián o Pamplona, cuando reside allí, esperando que cambie su suerte y poder volver a Madrid.

Murió en Madrid, el 14 de febrero de 1799.
De cualquier manera, una de sus piezas mas interesantes es Carlos III comiendo ante su corte, pintura de ampulosa escenografía, llena de detalles interesantes.

Representa la comida del monarca rodeado de nobles, ministros, embajadores, criados y hasta de sus amados perros, a los que cuida con esmero como buen cazador.
Se señala la rareza del tema al ser poco usual en la etiqueta española mostrar al rey en actividades intimas, pero el cambio dinástico lo puede explicar, porque en la corte francesa esta publicidad de lo reservado es más común.
En España se acaba imponiendo hasta en los círculos aristocráticos.
Por otra parte, la desenvoltura domestica se extiende como una moda por toda Europa durante el XVIII hasta en los círculos burgueses.
El lugar representado en el lienzo es la antecámara del Palacio Real de Madrid, que Paret no solo engrandece de tamaño, sino que reinterpreta pictóricamente a su gusto, haciendo que el techo decorado por Meng parezca de Tiépolo.
En la firma que figura en griego acompaña el comentario de que el pintor es hijo de su padre y de su madre, lo que ha llevado a pensar que el comitente no era Carlos III sino el embajador británico o que lo hizo como un regalo para sus padres.
Trianart fotografía
