
Louis Michel van Loo, miembro de una dinastía de origen flamenco cuyo fundador es Jacob, reside en Amsterdam antes de instalarse en París, ciudad en la que muere en 1670, es en su generación el pintor de más talento, el mejor artista de la familia y el mejor retratista.

Pintor activo en los finales del barroco y los inicios del neoclasicismo academicista.
Pronto consigue tal reputación que Felipe V le manda llamar para ocupar la vacante dejada por Jean Ranc, no sin antes atender a la recomendacion que le hace Hyacinthe Rigaud.

Era así mismo sobrino de Charles-André van Loo, y hermano de François van Loo, y Charles-Amédée-Philippe van Loo.
Louis Michel ocupa la plaza de Pintor de Cámara del rey español entre 1737-1752, desarrollando una labor muy relevante como retratista oficial y contribuyendo a la creación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que ocupa la dirección antes de volver a su país de origen, donde continúa una carrera llena de éxitos.

En 1733 vuelve a París, siendo admitido en la Academia Real y en la que es nombrado profesor adjunto en la especialidad de retrato, en 1735.Antes de regresar a Francia realiza en Turín varios retratos de diferentes miembros de la Casa Real.
En 1733 vuelve a París, siendo admitido en la Academia Real y en la que es nombrado profesor adjunto en la especialidad de retrato, en 1735.
Junto a Michel Ange Houasse, Louis Michel van Loo es sin duda, el mejor artista francés de los que trabajan en España.

A la muerte de Jean Ranc, Rigaud propuso a Van Loo a los reyes españoles como retratista oficial de la Corte, llegando a Madrid en 1737, donde pudo retratar a los miembros de la familia real española.


Y lo mejor que hace en nuestro país es el retrato colectivo de la familia de Felipe V, una obra respetada por todo el mundo, pero nunca valorada, entre otras porque el estilo de retrato francés con aparato cae en menosprecio a veces indiscriminado, y también porque el lienzo choca y sigue haciéndolo con la austera sensibilidad española.

En cualquier caso no se debe desdeñar una composición de enorme formato en la que posan 14 personajes y 1 perrito faldero, sin contar la media docena de músicos subidos en un balcón en segundo plano, encuadrado todo en un fastuoso marco arquitectónico del que asoma un paisaje al fondo.
Desde el punto de vista histórico, esta galería dinástica, exhibida muy poco antes del fallecimiento de Felipe V, que se muestra apoltronado y alicaído, posee un enorme interés, pues además del envejecido rey, está la segunda mujer Isabel de Farnesio, y los descendientes de los dos matrimonios, entre los que están el Príncipe de Asturias, futuro Fernando VI, la esposa de este Bárbara de Braganza.
Están también Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España, su esposa María Amalia de Sajonia y a la hija de ambos, María Isabel. Felipe de Parma y Luisa Isabel de Borbón con su hija Isabel. El infante cardenal, Luis de Borbón y las infantas María Teresa, casada con el delfín de Francia. Maria Victoria princesa de Brasil y María Antonia Fernanda que llega a ser reina de Cerdeña.

Si impresiona este despliegue de este clan dinástico, cuyo correspondiente acompañamiento heráldico revela por sí solo el sólido asentamiento de la nueva dinastía en España y las todavía muy extensas posesiones de la corona española, que se aprovechaba al máximo de una política matrimonial internacional, tampoco cabe escatimar elogios a la resolución artística de esta compleja escena familiar, donde no se muestra el esfuerzo de Van Loo para reproducir de forma más precisa los rasgos físicos de cada uno de los miembros retratados.

Todo el ampuloso boato del conjunto, concebido al estilo francés, no debe impedir apreciar la complejidad de la composición, que se alinea horizontalmente de manera serpenteante, acompasando con equilibrio la posición y el gesto de cada figura, mientras un ritmo de líneas verticales estructura la escena.
Flanqueado históricamente por Las Meninas de Velázquez y La familia de Carlos IV de Goya, este cuadro de Louis Michel van Loo aguanta el embate.
Van Loo es el mejor de los retratistas franceses, que hace este original retrato doméstico de la familia real que es el más grande ejemplo de un género nuevo introducido en Francia en la Regencia.

Aunque hay antecedentes históricos desde la Antigüedad, cobra su cariz moderno a partir de los retratos realizados por los artistas holandeses del XVIII, incomparables tanto en el retrato individual como en armonizar composiciones de grupo.

La fórmula arraiga en Reino Unido durante el XVIII en Conversation Piece, escena de conversación, pero también en Francia.
Si bien las escenas de conversación es la representación de un grupo familiar que posa en su ámbito doméstico sin especial afectación, a la manera burguesa, este modelo también contamina otros ámbitos, entre los que está el retrato familiar de aparato con miembros de la realeza.

De alguna manera Las Meninas son ya una escena de conversación, por muy entreverado que este el conjunto de implicaciones alegóricas no solo de naturaleza política.



Aunque Louis Michel se sirve de precedentes galos al respecto, como Mignard, también como es obvio se siente impresionado con la obra de Velázquez, a la que intenta emular a su manera, como resulta innegable que Goya tiene en cuenta a ambos a la hora de hacer La familia de Carlos IV.



Los tres cuadros dinásticos cumplen a la perfección la síntesis entre lo alegórico y esa nueva visión realista de lo doméstico, con un añadido de notas de encanto y afectividad, si bien Velázquez y Goya cargan más las nota naturista, al tiempo que demuestran una libertad y perspicacia más acusada, como corresponde a su genio.
CALVO SERRALLER Francisco, El espejo del tiempo, Editorial Taurus, Madrid 2009.
Trianart fotografía.


Trabajó en la corte de Versalles, pintando a los miembros de la familia real, entre ellos al que sería Luis XVI
Murió en París, el 20 de marzo de 1771.