
Abraham Zabludovsky (1924-2003) estudia en la Universidad Nacional autónoma de México (UNAM).

1950 antes de abrir su propio despacho trabaja para Mario Pani.

Con Teodoro González de León erige en 1975 El Colegio de México en Ajusco.

El amplio y moderno edificio del campus aplica la idea local del patio.

Las alas de la construcción, situada en un orden geométrico, tiene tres plantas que se superponen y crean amplias terrazas y galerías.

Junto con el patio que queda en medio, esos espacios abiertos tienen una función comunicativa central.

En el Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa en Tuxla Gutiérrez, Chiapas (1979), Zabludovsky trata los elementos de hormigón como piezas de escultura.

Como la mayoría de las construcciones juega con intrincadas formas geométricas.

El monumental vestíbulo esta formado por una gruesa placa de hormigón.

En una de las esquinas sobresale un voladizo sobre las anchas escaleras.

Solo así se abre el cuerpo arquitectónico al publico con una pared acristalada.

1981 erige el Museo Rufino Tamayo de Ciudad de México.



La construcción se encierra sobre una plaza delantera que actúa de parque escultórico al aire libre.




El complejo del museo esta formado por macizas paredes de hormigón que se engarzan unas con otras como enormes vigas.

La central de Multibanco Mercantil de México en Ciudad de México (19829 juega también con la relación entre espacio público y el privado.


El pórtico de 10 metros de altura, que marca la entrada principal, se convierte después en un espacio urbano muy frecuentado.


El hormigón como material de construcción es la insignia de Zabludovsky que lo varia por medio de diferentes mezclas como el mármol granulado y la diversificación de estructuras.
Asimismo, desarrolla un método artesanal extensivo que consiste en golpear la superficie con un cincel para crear una estructura uniforme.