¿Morada eterna con la divinidad? Mosaico de Teodora y Justiniano

San Vital de Rávena

Durante los tres primeros siglos, la Iglesia cristiana se establece más allá de la cuenca mediterránea.

San Vital de Rávena. Hospitalidad de Abraham.

La religión se extiende a pesar del imperio romano y sus gobernadores regionales que por entonces lo consideran un culto indeseable responsable de los estallidos y revueltas de la población.

San Vital de Rávena. Capitel bizantino

Dado el ambiente de represión, no sorprende que el arte cristiano que surge en las catacumbas (frescos y esculturas) aluda de forma alegórica a los principios de la fe.

San Vital de Rávena. Justiniano y su corte.
San Vital de Rávena. Teodora con sus dos eunucos y sus damas de compañia.

312 la postura oficial cambia hacia el cristianismo cuando Constantino (280-337) se convierte en emperador del imperio romano occidental.

Theodora.El artista se ha permitido ciertas licencias en el mosaico de Teodora, que no hay en el de Justiniano, quizá porque el protocolo del séquito femenino no era tan rígido, porque son obras de distintos artistas: el color es más rico y variado, los brocados, las telas y las joyas  tienen más detalles y existe un fondo arquitectónico con cortinas, fuentes y una venera situada sobre la emperatriz.

De hecho, atribuye su éxito a su conversión al cristianismo después de tener una visión de una cruz en llamas en el cielo durante la batalla de Milvio.

San Vital de Rávena. Cordero místico.

Aunque tenían motivos políticos para conseguir el apoyo del mundo cristiano.

San Vital de Rávena. Bóveda del presbiterio con el cordero místico.

Constantino y Licinio, emperador del imperio oriental, promulgan el Edicto de Milán al año siguiente que concede la libertad de culto y supone el desplazamiento gradual del paganismo.

San Vital de Rávena. Cristo entronizado con ángeles y santos.

324 Constantino unifica los imperios occidental y oriental, y en 330 establece la capital en Bizancio, rebautizada como Constantinopla en su honor.

Los personajes están retratados con realismo y tienen mucha fuerza expresiva, pero son hieráticos y distantes. Su mirada es fija y penetrante, refleja el poder espiritual del emperador y sus seguidores. Sus pies, en “V” flotan en un fondo neutro, indefinido, aludiendo a los lazos con lo sobrenatural y el alejamiento de lo terrenal. Todo indica que estas figuras están más allá de la simple humanidad.

Ubicada en un punto de encuentro entre Oriente y Occidente, la ciudad los expone a nuevas influencias de Arabia y Persia.

San Vital de Rávena. Abel y Melquisedec.

La sensual riqueza del arte oriental proporciona un nuevo lenguaje a los artistas con el que expresar el misticismo cristiano, un lenguaje del que carece la tradición grecorromana más refinada.

San Vital de Rávena. San Lucas con el toro.
San Vital de Rávena. San Juan con el águila.

A diferencia del arte cristiano, por fuerza más contenido, el arte bizantino es mas llamativo, extrovertido e imperial.

San Vital de Rávena. Angeles con cruz.
Virgen de Vladimir

En lugar de los tonos apagados del estuco de los cristianos romanos, usan para decorar las paredes de sus catacumbas, los interiores de las iglesias bizantinas están cubiertas de mármol de colores, tonos dorados o mosaicos muy vistosos que transmiten la opulencia de un palacio real.

San Vital de Rávena. Cristo de la clave.

El mosaico se había usado en Grecia y Roma como decoración de suelos, o en obras acuáticas en la que no es posible recurrir a la pintura.

Mosaico de Issos. Imperio romano sobre modelos helenísticos es mucho más dinámico.

Pero en las iglesias bizantinas es elevado a la categoría de arte y merece las ubicaciones más destacadas en sus paredes y techos.

Algunos de los mosaicos bizantinos pueden verse en la Iglesia de San Vital en Rávena (Italia).

La luz carece de importancia pues no existen rasgos de volumetría destacables con lo ya mencionado anteriormente (bidimensionalidad y estatismo).

Consagrada desde el 547 por el obispo bizantino Maximiano de Ravena, la basílica de San Vital es de las pocas que se conservan del largo reinado de Justiniano (482-565).

Las figuras poseen características con herencia directamente paleocristiana o egipcia; además de lo mencionado por su jerarquía o la circunferencia que rodea la cabeza de Teodora elevando su poder a la divinidad, observamos características físicas muy notables. Los pies danzantes mencionado anteriormente suponen una de las características más fácilmente observables de la obra, la isocefalia, característica por la que todos los rostros son muy similares, además de un marcado hieratismo, que denota la importancia primordial de la obra, mirar al otro mundo y ser testigos de aquello que hay más allá, que se escapa de lo puramente terrenal.

Este supervisa la construcción y restauración de un gran numero de edificios en Constantinopla, incluida la catedral de Santa Sofía.

Obra bizantina, con los rasgos heredados del anterior arte paleocristiano que busca de una representación idealizada, más centrada en el mensaje religioso y didáctico que en la forma, y que acercan a los personajes de sus obras a un estatus que se eleva del mundo terrenal a las figuras de poder y las acerca más a la divinidad que al mundo de los hombres, por ello su cercanía, con un ofrecimiento, a Dios, y su posición elevada que obliga al espectador a mirar encima de sí mismo, directamente al cielo

554 Ravena se convierte en la sede occidental del gobierno bizantino de Justiniano, así que los lujosos mosaicos de San vital deben estar a la altura de su nuevo estatus.

San Vital es una iglesia pequeña octogonal y abovedada con un espacio interior de mármol.

Destaca por su ábside y su coro cuyas paredes y techos están cubiertos de mosaicos compuestos con cristales de colores y teselas doradas que reflejan la luz.

San Vital de Rávena. l mosaico de Teodora se encuentra a la derecha. Ambos emperadores ofrecen presentes al Pantocrátor del ábside

La ejecución y el tema de los mosaicos de San Vital ejemplifica bien el estilo bizantino, que emplea una imaginería simbólica para representar lo divino y transmitir enseñanzas teológicas.

Todo lo que se ve en el mosaico habla sobre el poder político y religioso de Teodora y el Imperio (los mantos púrpuras, la jerarquización, el hieratismo, etc…). De esta forma la significación ideológica de los elementos de la obra cobra una importancia capital, rehuyendo de los cánones de perfección griegos y adentrándose en un esquematismo funcional, que  aboga por un impacto más simbólico que directamente visual.

Las figuras aparecen retratadas con un formalismo rígido, vestidas con atuendos estilizados y su gesto apenas transmite emoción.

Mosaico de Justiniano frente a Teodora.La inclusión y fuerza de la religión toma aquí un papel fundamental, pues es importante recalcar que el emperador ostenta también el poder religioso (cesaropapismo), y así el objetivo buscado es el de la comprensión por parte del pueblo, de asombro y reverencia ante un poder que encuentra sus fundamentos en otro mundo. (De aquí el esquematismo o la composición tan característicos: una necesidad de enseñanza y ostentación de un mensaje por encima de la propia obra).

El cielo azul del mundo clásico es sustituido por un espacio solido dorado.

Todas las paredes del presbiterio y el ábside de San Vital están cubiertas de mosaicos que muestran a santos, profetas y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento sobre un colorido fondo de motivos vegetales, cenefas abstractas, pájaros y peces.

En el semicircular techo del ábside hay una representación de Jesucristo vestido con una túnica purpura como gobernante y juez, sentado sobre el globo terrestre y acompañado de ángeles, y acompañado de ángeles, San Vital y el obispo Eclesio, fundador de la iglesia.

En las paredes laterales del coro frente al ábside, hay dos mosaicos.

En ellos se muestran al emperador Justiniano y su mujer Teodora y reflejan el vinculo entre la Iglesia y el imperio.

Ato de rasgos marcados y espiritual, Justiniano aparece como líder político y espiritual acompañado por un sequito de soldados a un lado y de sacerdotes encabezados por el arzobispo Maximiliano al otro.

La inclusión y fuerza de la religión tiene aquí un papel fundamental, ya que el emperador ostenta también el poder religioso (cesaropapismo), y así el objetivo buscado es el de la comprensión por parte del pueblo, de asombro y reverencia ante un poder que encuentra sus fundamentos en otro mundo. De aquí el esquematismo o la composición tan característicos: una necesidad de enseñanza y ostentación de un mensaje por encima de la propia obra.

Vestido con una tunica de color purpura, justiniano lleva corona y tiene aureola.

Constantino. Los personajes aparecen de una forma totalmente bidimensional y con un contorno muy destacado que los diferencian del fondo de la propia obra, del que podemos comentar su color dorado, símbolo de Dios, de valor y lujo, que elevan aún más a la obra. De la misma forma los colores son en su totalidad planos, pues se desea expresar la bidimensionalidad ya mencionada a pesar de contar con pequeños detalles, como el traje de Teodora, en el que encontramos pequeños cambios de color que indican desdobles y pliegues; sin dejar atrás este vestido observamos su tonalidad púrpura, pues el manto de este color estaba reservado para aquellos en el poder, símbolo de este en Bizancio.

En el panel de enfrente, la emperatriz aparece representada de modo similar entre las damas de la corte, ataviada de vestiduras suntuosas, joyas, corona y también un halo.

Theodora. El mosaico se sitúa en la propia pared de la iglesia, que se erige como su sustento, y cuenta con opus vermiculatum para los contornos de los integrantes de la obra, pues se aprecian unas marcadas líneas en torno a las figuras del mosaico, y opus teselatum para el resto de elementos.
Nos muestra a Teodora rodeada de su séquito personal de mayor confianza, con dos eunucos a su derecha y dos mujeres a su izquierda, sosteniendo una gran copa en el centro de la pintura, que ofrece a Dios por su gesto y posición en el templo (oblatio imperial), mientras que en el lado derecho tenemos al resto de los integrantes de su servicio pero, en este caso, de menor confianza o cercanía.

Las aureolas de Justiniano y Teodora recuerdan a la imagen de Jesucristo y remiten al origen divino de la autoridad imperial.

Justiniano. En el lado izquierdo: el emperador Justiniano  lleva como ofrenda una gran patena de oro y va precedido por dos altos dignatarios eclesiásticos, uno de ellos lleva el incensario y el otro el misal, y el arzobispo Maximiano, que lleva una cruz, todas estas ofrendas aparecen ricamente decoradas con gemas, cabujones (5) y esmaltes. Tras el arzobispo, en segundo plano, el banquero Juliano, que financió la construcción de la iglesia. Detrás del emperador hay dos altos funcionarios del estado con toga, el primero sería el general Belisario que fue el conquistador de Rávena. Cierra el cortejo la guardia personal del emperador con el crismón  en sus escudos.

Los rostros de las figuras más importantes muestran expresión y carácter, pero no hay profundidad, la presentación es plana y estilizada muy típica del arte bizantino, aunque hay predominio de detalles dorados, telas suntuosas y recargadas y las joyas ostentosas realzan el esplendor imperial.

Esta obra aúna imaginería romana con iconografía cristiana de modo que a la vez es imperial y religioso y constituye una marca de control de Justiniano tras la reconquista de Italia.

El simbolismo presente en los primeros mosaicos bizantinos se convierte en un rasgo importante de otro género, incluidos el relieve, los murales y la cerámica, pero por encima de todo la pintura de iconos que domina el estilo bizantino tardío.

San Vital de Rávena. Gervasio.

A finales del siglo XI, la Iglesia cristiana se divide de forma irreconciliable entre Constantinopla y Roma.

San Vital de Rávena

Aunque ambas capitales se influyen como se ve en la basílica de San Marcos de Venecia o en el arte gótico de los siglos XIV-XV, el cisma entre ambas iglesias supone la evolución de ambos estilos de forma independiente.

San Vital de Rávena. Cúpula con cordero

El imperio bizantino llega a su fin cuando los turcos otomanos toman la ciudad de Constantinopla en el 1453 para cuando su cultura y arte -caracterizados por el lujo, la belleza y la erudición- se han extendido por Oriente Próximo, Europa oriental y Rusia.

San Vital de Rávena
San Vital de Rávena. Esquema del ábside.

El estilo bizantino sensual y simbólico, sigue influyendo en las artes de la religión durante varios siglos.

San Clemente de Tahull.Este cambio del arte más clásico por un marcado componente de funcionalidad se ve desde el románico, en el que ya se ve una alteración que torna en una austeridad muy marcada, que busca en mucha  deformar la realidad para mandar un mensaje con un alto componente simbólico en su iconografía que, con diversas técnicas (hieratismo, esquematismo, etc…)  trata de representa la realidad divina, pues el reino de Dios es otro y aquí no se muestra la verdad, tan sólo un espejismo.

http://tom-historiadelarte.blogspot.com/2018/10/los-mosaicos-bizantinos-san-vital-ravena.html

http://www.artecreha.com/Miradas_CREHA/mosaico-de-teodora.html: 

https://seordelbiombo.blogspot.com/2017/08/el-mosaico-de-teodora-san-vital-ravenna.html

https://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/viaje-ravena-italia-mosaico/20180718164245154015.html

http://nuestroviajeporelarte.blogspot.com/2017/01/san-vital-de-rabena-mosaicos.html

https://temasycomentariosartepaeg.blogspot.com/p/blog-page_880.html

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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