

Es un termino en el que los artistas no quieren ser encuadrados, por lo tanto es algo vago, este termino es un nombre que permite agrupar un grupo de obras en un contexto donde desarrolla una serie de incidencias que las relacionan.

Land Art no es por tanto un movimiento, ni un estilo, es una actividad artística circunstancial que no tiene ni programa ni manifiesto estético.

Hay obras que están conectadas a la acción y a la performance, como son las de Oppenheim.



Hay obras que precisan de ingenieros, de un proyecto y de un equipo instrumental, y que por su monumentalidad son criticadas como megalómanas, estas son de artistas como Smithson, Heizer, De María, Ross y Turrell.







Por último, obras más intimas como las de Richard Long o Andy Goldsworthy que se oponen a las anteriores en cuanto que parecen producto del bricolaje, pues su universo instrumental es nulo y se las apaña con lo que tiene, y su relación con el universo es mítica, al situarse a mitad de camino entre conceptos y preceptos.




Terminando los 60 ya hay una sensibilización sobre las agresiones al medio, como la deforestación y la contaminación que hace que un grupo de artistas británicos y norteamericanos como Richard Long, Walter de María, Dennis Oppeheim y Michael Heizer entre otros, utilicen de soporte a la naturaleza en sus proyectos.




Crean estructuras excepcionales a partir de la tierra, y documentas sus periplos mediante cuadernos de campo y fotografías

Sus obras, sin embargo, cuentan con precursores ancestrales, como los monumentos megalíticos de la Edad de Piedra de Galicia, el arte rupestre de Altamira etc, las líneas geométricas de Nazca en Perú, la isla de Pascua, las intervenciones en el territorio de los fenicios erigiendo puertos o acueductos, o la de los griegos y romanos en la construcción de cloacas, puertos, acueductos y demás obras de ingeniería que suponen una intervención en el territorio.

1970 Robert Smithson (1938-1973) interviene el territorio para confeccionar Spiral Jetty, un camino en espiral de 457 metros de largo y 4,5 de ancho de barro y basalto, que se enrolla en el gran lago salado de Utah.
Smithson sitúa la pieza en una zona del lago, donde la concentración de sal es tal, que las aguas tienen un tono rojizo de color sangre.


La obra aparece y desaparece en función del nivel del agua del lago.


Smithson reflexiona en la obra sobre nuestra irrelevancia en el tiempo y en la entropía, la ley del desorden creciente.




El color negro original de las rocas de Spiral Jetty cambia a medida que la sal se incrusta.

Según cuenta Robert Smithson, en 1967, Nancy Holt, Carl Andre, Morris y él van con Virginia Dwan, la dueña de una galería neoyorquina que apoya varios proyectos a New Jersey a comprar un terreno donde se pueda intervenir.
Dos años después tienen lugar dos exposiciones fundamentales para la consolidación de esta práctica.
1968 en el Museo de Bellas Artes de Boston con el titulo de Tierra, aire, fuego y agua donde participan artistas americanos como Smithson, Dennis Oppenheim, Heizer, Charles Ross, Peter Hutchinson y europeos como Richard Long y Christo y Jean Claude.
Este mismo año ya en Europa, la televisión alemana emite reportajes sobre la obra realizada en lugares remotos por Jan Dibbets, De Maria y Heizer que Gery Shum encarga a estos artistas para su galería televisiva.
1970 la Galería de Arte Moderno de Turín el Lan Art de Heizer, Smithson, Morris, Dibbets, Oppenheim y de María expone junto a Beuys, Naumann, Klein, Pistoletto y otros artistas poveras que se identifican bajo el lema de la antiforma que se asocia con una filosofía antitecnológica.
En el caso del Land Art esta filosofía antitecnológica será exclusivamente formal y política pues su obra se desarrolla en paralelo a importantes acontecimientos científicos de la época

