Fra Filippo di Tommaso Lippi Florencia 1406- Spoleto 1469, Fra Filippo Lippi, es un pintor del Quattrocento italiano, caracterizado por la originalidad del paisaje y la elegancia en el dibujo, que influye en Botticelli que además es su discípulo.
Fra Lippo Lippi, San Girolamo y el leon, 1439.
Es discípulo directo de Masaccio, que influye en su obra.
1445-1450 La orden de San Benedicto al rescate de San Placido
Da a los temas tradicionales nueva intensidad, como una nueva concepción del espacio, utilizando para completarlos paisajes en lugar de fondos planos, logra así un notable contraste de las figuras. Es también novedoso con su experimentación con el color, lo que lo hace uno de los mejores y más expertos coloristas de su época.
Tres Ángeles y el joven TobÍas
Como naturalista, tiene una figuración menos vulgar que el de algunos de sus contemporáneos, con animaciones genuinas que incluyen incidentes humorísticos y personajes menores.
Trata temas religiosos, siendo su mayor aportación a la pintura quattrocentista florentina un mayor acento profano respecto a las obras de Masaccio o Fra Angélico, humaniza el arte religioso
Su carrera está en continua evolución.
Banquete de Herodes (1460-64) Este fresco ubicado en la Catedral del Prato representa el banquete de Herodes, al que ninguno de los invitados rehúsa asistir.
Episodios de la vida de san Juan Bautista: Banquete de Herodes, Filippo Lippi, (Prato, Catedral). En la escena del Banquete de Herodes, como también en todas las demás escenas del ciclo de Prato, la disposición escénica es particularmente compleja e imponente, rica en personajes representados en las más variadas poses, a menudo en oposición entre ellos.
Todos están ataviados para la ocasión y disfrutan copiosamente, transcurriendo la noche en ebriedad y desenfreno, para terminar con la degollación de Juan Bautista.
En la pintura aparecen 2 escenas, una a la izquierda donde se encuentran los monarcas y Salomé danzando y otra a la derecha donde Salomé recibe la cabeza del Bautista.
Para la figura de Salomé el pintor idea un tipo femenino que no debe nada a la casta fórmula observada de la edad precedente, en el que la gracia voluptuosa, los delicados y poco frecuentes arabescos y el afectado arreglo del vestido, servirán de inspiración a Botticelli para Judith y las Hijas de Jethro.
Y lo que Lippi ha descubierto aquí, es verdaderamente una nueva manera de resolver la relación entre el personaje y su entorno, sobrepasando la revolución llevada a cabo por Masaccio durante los años veinte del mismo siglo. Y la innovación consiste en su ritmo acelerado y lineal.
La gran aportación de Fra Filippo Lippi al Quattrocento está el sentido humano que aporta a sus obras, que se aprecia sobre todo en las Madonnas como la de la pintura mostrada.
Las Madonnas sirven de inspiración a Botticelli, quien trabaja en el taller de Lippi en Prato.
Nace en Florencia en 1406, hijo de un carnicero, cuando es pequeño, sus padres mueren.
Autoretrato
Es enviado a vivir con su tía Mona Lapaccia; que pobre para criarlo, lo coloca en el convento carmelita vecino.
Tiene 8 años cuando entra en el convento y comienza su educación.
1420 es admitido en la comunidad de frailes carmelitas del convento de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Florencia, haciendo los votos religiosos al año siguiente, a la edad de dieciséis años.
Madonna con el Niño” (1430’, temple sobre tabla, Palazzo Medici-Riccardi, Florencia). La Virgen se nos muestra nostálgica y un poco melancólica, al tiempo que la forma pesada y musculosa del bebé nos recuerda a las figuras tridimensionales de Masaccio. Pero Masaccio había utilizado la luz direccional para revelar las formas de sus figuras, y La Virgen y el niño de Lippi, por el contrario, se bañan en un resplandor general que impide que el modelado de las figuras pierda la línea elegante y bien definida de su composición. Conforme la confianza de Lippi crece la influencia de Masaccio disminuye. Figura Femenina” (1430’, lápiz y tinta sobre papel azul, Harvard University Art Museum, Cambridge, Mass., EEUU). No encontramos ante uno de los bocetos realizados por Lippi para una de sus obras, probablemente una profetisa.
1425 es ordenado sacerdote y permanece en ese convento hasta 1432.
“San Jerónimo Penitente y un joven monje” (1435-1436, temple sobre tambla, Lindenau-Museum, Altenburg) La Piedad” (1435-1439, temple sobre tabla, Museo Poldi Pezzoli, Milán) Cercanos en estilo y dimensiones, la Piedad del Museo Poldi Pezzoli y el San Jerónimo Penitente de Altenburg son encargados, concebidos y ejecutados casi al mismo tiempo. Estaban claramente destinados a la devoción privada.
Giorgio Vassari cronista del Renacimiento, cuenta que Lippi adquiere la vocación de pintor al ayudar a Masaccio trabajando en la iglesia del Carmine.
El primer trabajo de Lippi destacable es la Madonna Tarquinia que muestran la influencia de Masaccio. Dice Vassari:
Era muy diestro e ingenioso en las labores manuales, pero bruto y poco capacitado para el estudio de las letras […] Y, como en el noviciado disfrutaba siempre garabateando en los papeles de sus hermanos mientras estudiaban, el prior le dio todo tipo de facilidades para que aprendiera a pintar
La Anunciación” (1435-1440, temple sobre tabla, National Gallery of Art, Washington, EEUU). Esta es una primera versión del tema de la Anunciación que Fra Filippo Lippi trató en varias ocasiones a lo largo de su carrera. Lippi muestra las figuras atrapadas en un eje diagonal de luz que cae sobre la espalda del ángel e ilumina a la Virgen tras pasar a través de un arco abierto entre las dos figuras y que se encuentra detrás de una pilastra con columnas adosadas. La división bilateral de la Anunciación mediante un elemento arquitectónico es un sello distintivo de las representaciones de la Anunciación en el Renacimiento.
Visita después Ancona y Nápoles, donde es capturado por piratas de Berbería y retenido como esclavo, pero su habilidad para dibujar retratos ayuda a su liberación.
La historia resulta poco probable y tiene mal encaje atendiendo a los documentos que señalan la presencia de Lippi en su convento de Florencia ininterrumpidamente entre 1421 y 1432 y en Padua en 1434, por lo que Louis Gillet y otros historiadores consideran que esto es seguramente nada más que una leyenda.
La Virgen y el Niño con ángeles y santos, 1430, Filippo Lippi (Émpoli, Museo de la iglesia de la Colegiata). Esta deliciosa pintura sobre tabla fue encargada probablemente por los Carmelitas del convento de Selva, cerca de Florencia. Representa a la Virgen en el trono entre ángeles y los santos Miguel, Bartolomé y Alberto. Antaño atribuida a Masaccio, a Masolino e incluso a Andrea del Castagno, la tabla pone de manifiesto que Filippo Lippi conocía las obras de aquel primer gran intérprete de la lección de Masaccio, que fue Fra Angelico. El colorido brillante y ciertas preciosidades de inspiración casi flamenca en los relieves del trono y en la luz suave, pero sobre todo, la disposición circular de los personajes recuerda el Tributo de Masaccio.Virgen de la Humildad (Virgen de Trivulzio), hacia 1432, Filippo Lippi (Milán, Museo del Castello Sforzesco). En esta obra llama la atención la composición extraordinariamente incisiva, casi teatral o fotográfica, de las caras de los niños que rodean a la Virgen, como si estuvieran inmortalizados en una instantánea, en especial aquellos situados detrás, que levantan sus caras para no ser tapados por los que están en primer plano;el Niño Jesús, un niño bullicioso que quiere escabullirse de los brazos de su madre, una Virgen joven con rasgos de mujer del pueblo, con la mirada distraída fijada en un punto lejano y que ignora al espectador.La Virgen y el Niño, (Madonna de Corneto Tarquinia), 1437, Filippo Lippi (Roma, Galleria Nazionale d’Arte Antica). Esta Virgen, nos presenta una imagen reforzada por un sentido del contorno dinámico heredado de Donatello; la imagen surge de un fondo que representa un interior dentro de una luz rasante y un poco oscura que nos recuerda la pintura flamenca. La obra lleva la fecha de 1437 en la viñeta colocada sobre el zócalo de un refinado trono de mármol jaspeado. Si la posición de las piernas de este Niño adorablemente mofletudo, indica claramente la inspiración del arte antiguo, la disposición de este interior, con el trono en abanico, el jardín que se vislumbra por la ventana abierta a la izquierda, el patio que se percibe a través del portal entreabierto en segundo plano, hacen pensar inmediatamente en lo que Jan van Eyck y los flamencos en general, pintaban desde hacía algún tiempo.a Virgen y el Niño con ángeles y santos, (Retablo Barbadori), 1437-1438, Filippo Lippi (París, museo del Louvre). La gran innovación de este retablo, además de la dosificación magistral de la luz – difusa, atmosférica – consiste en la concepción misma de la escena, la cual parece desarrollarse en una atmósfera real, extremadamente refinada. En segundo plano, a la izquierda, en el muro enriquecido con paneles de mármol veteado, se entrevé una ventana abierta, y a través de la ventana un verdadero cielo con nubes. Filippo muestra una particular sensibilidad hacia los más actuales elementos iconográficos.
Con la vuelta de Lippi a Florencia, sus pinturas se hacen populares, garantizando el apoyo de la Familia Medici, sobre todo de Cosme el Viejo que le encarga La anunciación y los Siete santos.
La Anunciación, 1440-1442, Filippo Lippi (Florencia, iglesia San Lorenzo). En esta obra, la escala de la perspectiva no presenta ninguna unidad; se trata de una multiplicación de escalas que dilatan el espacio hacia el fondo, en un intenso distanciamiento panorámico. En primer plano, subrayado por un pavimento a varios niveles, que corresponden a los distintos personajes, el ojo del espectador es atraído a la izquierda por dos ángeles «suplementarios»; se trata de dos figuras superfluas desde un punto de vista iconográfico o narrativo, pero que, junto a otros detalles que la imaginación del artista ha dispuesto en el paisaje, enriquecen la composición y la escenografía. La espléndida vasija transparente, símbolo de la Virginidad de María, es un detalle que por sí solo ya es una naturaleza muerta.
Cosme de Medici tiene que encerrarlo para obligarlo a trabajar, e incluso entonces el pintor escapó con una cuerda hecha con sus sábanas.
Sus escapadas lo llevan a dificultades financieras y su vida incluye muchas historias similares de demandas, quejas, promesas incumplidas y escándalos.
1441 Lippi pinta un retablo para las monjas de S. Ambrogio, que ahora es una atracción importante de la Academia de Florencia y se celebra en el conocido poema de Robert Browning, Fra Lippo Lippi.
Coronacion de la Virgen 1439.Desde los años 1443-1445, Lippi trabajaba en un gran retablo, la Coronación de la Virgen para el altar mayor de la iglesia San Ambrosio. Este retablo le había sido encargado en 1441 por un importante personaje eclesiástico, Francesco Moringhi (canónigo de la iglesia). La obra fue continuada por Lippi y por su joven discípulo Fra Diamante ayudado por un verdadero equipo de dipintori y de al menos dos carpinteros. Desgraciadamente la composición original del lujoso marco se ha perdido. Pero el detalle más asombroso es el de las dos lunetas del fondo, llenas de bandas diagonales de colores fuertes y contrastados, azul oscuro y azul claro, que indican un cielo fantástico, tal vez paradisíaco. Estos colores hacen pensar en las terracotas de Luca della Robbia, artista que inspiró a Lippi para las fisonomías de los ángeles coronados con ceñidas guirnaldas, que se encuentran en la banda situada inmediatamente debajo de las lunetas. Y no es casualidad si algunos siglos más tarde, el poeta Robert Browning imaginará que un verdadero escándalo estalló en el seno de la comunidad religiosa de San Ambrosio cuando esta obra «tan carnal» fue terminada.
Representa la coronación de la Virgen entre los ángeles y los santos.
Coronación de la Virgen, 1443-1447, Filippo Lippi (Florencia, Museo de lo Oficios). Este cuadro presenta una composición revolucionaria, y no sólo por los elementos iconográficos que contiene. Si en los retablos con temas análogos, este episodio era representado bañado en una atmósfera celestial, aquí en cambio, aunque Lippi desarrolla el tema de la llegada de la Virgen al cielo, sitúa el relato como en una gran escena de teatro, con personajes tangibles, de carne y hueso, siempre realistas.Las figuras de Lippi parecen cruzar sus miradas con el espectador, según un procedimiento teorizado por Leon Battista Alberti en su Tratado de Pintura.
1452 Lippi es nombrado capellán de las monjas del Monasterio de Santa María Magdalena de Florencia.
1456 se traslada a Prato (cerca de Florencia) para pintar los frescos del coro de la catedral.
1458, mientras se dedica a este trabajo, comienza a pintar un cuadro para la capilla del monasterio de Santa Margarita en esa ciudad, donde conoce a Lucrezia Buti, una bella novicia de la Orden, hija de un florentino llamado Francesco Buti.
Lippi pide que se le permita posar para la figura de la Virgen (o tal vez de Santa Margarita).
En ese contexto Lippi se enamora de su modelo, la seduce y entabla relación carnal con ella, secuestrándola durante una procesión para llevarla a su propia casa y la mantiene allí a pesar de los esfuerzos de las monjas por recuperarla.
Virgen con el Niño y dos ángeles, 1445, Filippo Lippi (Florencia, Museo de los Oficios). Se trata de la más célebre de las representaciones sagradas de Lippi, de la cual el museo de los Oficios posee igualmente el dibujo preparatorio. El grupo, que influirá profundamente a Botticelli, parece emerger desde el fondo del cuadro, con una delicadeza que recuerda los relieves de Donatello y de Luca della Robbia. Pero el paisaje en segundo plano, que constituye como un cuadro dentro del cuadro, anuncia ya los vastos paisajes de Leonardo da Vinci.Los retratos de Lippi que reúnen a veces dos personas de sexos diferentes, son los primeros que se conocen en la Italia del Quattrocento (el retrato en el Renacimiento). Citemos un Retrato de mujer (Berlín) y el célebre Doble retrato de fuerte connotación flamenca del Metropolitan de Nueva York. Si la atribución de estos retratos al pintor es correcta, aunque no unánime, debido a que se desconoce la fecha exacta de su realización, en todo caso Filippo Lippi demuestra una vez más una gran precocidad
De esta relación nace su hijo Filippino Lippi quien también se hace en un famoso pintor siguiendo a su padre.
Anunciación, hacia 1450, Filippo Lippi (Roma, Galería Doria Pamphili). Además de los dos personajes que aparecen en la puerta a la derecha del cuadro, cuyos movimientos graciosos y los ropajes flotantes se encontrarán más tarde en los frescos de Prato, es interesante observar también los dos comitentes vistos de perfil que se encuentran abajo a la derecha apoyados en la balaustrada: este era un tema particularmente apreciado por el pintor y que constituirá el tema estrella de algunos de sus cuadros de caballete, como el Doble retrato de Nueva York, Metropolitan Museum.El espléndido tondo representando a la Virgen con el Niño y episodios de la Vida de santa Ana que se encuentra en el palacio Pitti, parece constituir un preludio a las composiciones espaciales de los pintores manieristas. Ese tondo, según toda probabilidad, fue realizado para un miembro de la familia Bartolini hacia 1452, en la misma época en la que comenzaba a trabajar en los frescos de la catedral de Prato. Es más difícil, en cambio, juzgar el tondo que representa la Adoración de los Magos que se encuentra en Washington, y que seguramente es el mismo que se encontró en la habitación de Lorenzo el Magnífico, y que se describe en el inventario de 1492.Virgen con el Niño y episodios de la vida de santa Ana (tondo Pitti), hacia 1452, Filippo Lippi (Florencia, Galleria Palatina di Palazzo Pitti). El grupo en primer plano, la Virgen y el Niño, tienen todavía una apariencia tradicional, mientras que en el fondo del cuadro, los episodios se desarrollan dentro de un marco arquitectónico irreal; respecto a los personajes, éstos han adquirido ya esta linealidad casi helenística, típica de los frescos de la Catedral de Prato.
1457 es designado Rector (Rettore commendatario) de S. Quirico de Legania, una de las instituciones de las que ocasionalmente obtuvo ganancias considerables.
A pesar de estos beneficios, Lippi lucha para escapar de la pobreza a lo largo de su vida.
La Adoración de los Magos, detalle, Filippo Lippi (Washington, National Gallery of Art). Esta obra contiene tanta variedad de elementos que incluso deberían analizarse sus símbolos más secretos (como los personajes medio desnudos que se encuentran sobre las ruinas del edificio, hacia el fondo, los cuales podrían ser citaciones de estatuas antiguas). También, y dada la dificultad de situarla cronológicamente, unas veces la obra ha sido atribuida a Lippi y otras a Fra Angelico, e incluso a una colaboración entre ambos maestros. En todo caso, tuvo que revestir una gran importancia en Florencia, ya que se conoce una obra de Domenico Veneziano sobre el mismo tema, retomado varias veces por Botticelli.
El final de la vida de Lippi se traslada a Spoleto, donde le encargan pintar escenas de la vida de la Virgen para el ábside de la catedral.
En el ábside está Cristo coronando a la Virgen, con ángeles, sibilas y profetas.
Esta serie, que no es igual a la de Prato, es terminada por uno de sus asistentes, su compañero carmelita Fra Diamante de Terranova, después de la muerte de Lippi.
Lippi fallece en Spoleto, alrededor del 8 de octubre de 1469.
La causa de su muerte es motivo de controversia.
Se ha dicho que el papa le otorga a Lippi una dispensa por casarse con Lucrezia, pero antes de que llegue el permiso, Lippi es envenenado por los familiares indignados de Lucrezia o de una anterior amante despechada.