
Génova, 1937 Arquitecto italiano.

1977 cambia el curso de la arquitectura moderna con la construcción del Centro Georges Pompidou, Renzo Piano no deja de evolucionar ni de sorprender con cada uno de sus proyectos.



Aunque sus detractores lo han calificado como el arquitecto de la alta tecnología, él siempre esquiva este tipo de etiquetas:

Cuando el estilo llega a convertirse en una marca, en un sello personal, éste deviene una jaula.

Sus innovadores diseños, lejos de ser casuísticos o ambiguos, como a veces se ha dicho, son contextualizados con el entorno en el que están asentados, así como con la función y los destinatarios de los mismos.

Este sentido ético de la práctica arquitectónica sería, precisamente, el atributo que mejor podría definir la poliédrica y extensa obra de este gran proyectista italiano.

Renzo Piano nació el 14 de septiembre de 1937 en Génova (Italia), en el seno de una acomodada familia de empresarios de la construcción.

Después del descalabro que para Italia supone su participación en la II Guerra Mundial, su infancia se ensombrece por la decadencia y las carestías de la posguerra.

1950 el país, y las ciudades del norte, como Milán, Turín y la misma Génova, despierten del letargo económico y comiencen a reconstruir barrios, fábricas e infraestructuras.

En ese contexto de recuperación económica, el joven Renzo, auspiciado por las grandes perspectivas que le brinda el negocio familiar, cursa estudios de arquitectura.

1959 Politécnico de Milán, donde se graduaría cinco años más tarde.

También es en Milán, y en ese mismo período, cuando conoce a su primera esposa, Magda Arduino, en 1965 nacería el primero de sus tres hijos.

En los años de formación, Piano no se priva de compaginar los estudios con el trabajo en la empresa constructora de su padre.

Esta decisión tiene importancia en el desarrollo de su carrera, ya que es allí donde comienza a experimentar, sin ataduras, con nuevos diseños y aplicaciones para materiales, algunos de los cuales, como por ejemplo el plástico, los emplea en futuros proyectos como el del Pabellón de la Industria Italiana en la Exposición de Osaka (Japón) de 1970.

Terminados los estudios y bajo la influencia de su amigo y maestro, el proyectista Jean Prouvé, desarrolla diseños cada vez más rupturistas con los que pretende cuestionar paradigmas tradicionales de la arquitectura como la autoría, la perdurabilidad o la rigidez espacial.

Bajo estas premisas, proyecta edificios adaptables, como la Casa de Garrone (Alessandria, Italia, 1966), en los que el propietario puede alterarlos o completarlos según su conveniencia o necesidad.

En esta misma época compagina también una intensa labor docente e imparte clases en su antigua universidad, el Politécnico de Milán, así como en la Architectural Association School en Londres.

En este último centro entabla amistad con Richard Rogers, un arquitecto tan joven e inconformista como él que lo pone en contacto con la arquitectura metabolista y visionaria preconizada por el grupo vanguardista inglés Archigram.

Las afinidades entre ambos les empujan a asociarse y crear una oficina aún hoy mítica, Piano & Rogers.


El impacto del Centro Georges Pompidou

Tras unos primeros proyectos, en 1971 ganan un concurso que cambia sus vidas: la construcción del Centro Georges Pompidou en París.

El edificio, como en el pasado ya ocurriera con otro símbolo de la ciudad, la Torre Eiffel, es polémico desde un principio.








Para buena parte de la opinión pública, aquella enorme cápsula transparente que dejaba a la vista -hecho insólito hasta aquel momento- las tuberías, los conductos de ventilación y demás, se asemejaba más a una refinería que a lo que propiamente debía ser un centro de arte.

A pesar de la oposición y de las enormes dificultades técnicas y estructurales que supone la construcción del singular edificio, los trabajos prosiguen y en 1977 se inaugura con solemnidad de Estado.

Desde entonces, el Beaubourg -como popularmente se le conoce- se ha convierte en una de las principales atracciones de la ciudad. Prueba de ello son los más de 150 millones de personas que lo visitan en sus primeros veinte años de vida y que obligaron a renovarlo a fines de la década de los noventa, en un largo y costoso proceso dirigido por el propio Renzo Piano.

1977, junto con el ingeniero Peter Rice, funda un nuevo estudio en Génova.
De ahí salen en los años siguientes, y hasta la muerte de Rice en 1993, trabajos muy interesantes.
Como por ejemplo la Habitación-Laboratorio en Otranto (Italia, 1979), un taller de participación ciudadana en el que se debate cómo debe rehabilitarse el barrio antiguo de la ciudad.
O el de la Vivienda Evolutiva en Corciano (Perugia, Italia, 1978-1982), una urbanización diseñada a partir de unos módulos prefabricados y estandarizados de hormigón acoplables entre sí, y cuyo interior podía ser modificado por el propietario.
Destaca en esta época, el Museo de la Menil Collection (Houston, Estados Unidos, 1981-1986), destinado a alojar una importante colección privada de arte primitivo y contemporáneo.


Uno de los retos del proyecto es el de conjugar los muchos condicionantes que la propietaria y benefactora, Dominique de Menil, impone al diseño.

Tales requisitos se solventan creando un edificio en el que los distintos volúmenes y planos se interrelacionaron entre sí y con el exterior a partir de una galería circundante. Con todo, uno de los elementos más logrados fue la cubierta de las salas de exposiciones, creada mediante un entramado de finísimas placas de hormigón que, a la vez que dejaban penetrar la luz solar, impedían que los rayos ultravioletas, dañinos para la conservación de las piezas, se filtraran en el interior.

El Aeropuerto de Kansai (Osaka, Japón, 1988-1994) está entre sus obras más complejas.

No en vano, el aeropuerto, asentado en una isla artificial en la bahía de Osaka, debió idearse para resistir los frecuentes terremotos y los ocasionales, pero aún más terribles, maremotos.


La principal innovación del proyecto es la aerodinámica y ondulante cubierta de la terminal, que, lejos de ser un capricho estético, viene determinada por las investigaciones y los cálculos de resistencia estructural.

El éxito de esta obra colosal se confirmó en 1995 cuando un fuerte terremoto sacudió el área de Osaka y en Kansai ni tan siquiera quiebra las cristaleras.


Otra de sus obras insoslayables es el Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou en Noumea (Nueva Caledonia, 1991-1998), en el que auna las culturas del Pacífico y la modernidad.









1998, año en que finalizaron las obras del conjunto, Renzo Piano recibió en la Casa Blanca de manos del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, el prestigioso Premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura; con este tardío y justo reconocimiento incluye su nombre en el distinguido círculo de los ganadores del galardón, todos ellos verdaderos adalides de la arquitectura contemporánea: Philip Johnson, Luis Barragán, Ieoh Ming Pei, Kenzo Tange, Oscar Niemeyer, Frank Gehry, Rafael Moneo etc.



En los últimos años, Renzo Piano sigue manteniendo un ritmo de actividad frenético, realizando obras y proyectos por todo el mundo. De entre estos trabajos recientes destaca el Museo de la Fundación Beyeler (Basilea, 1992-1997), la Remodelación de la Potsdamer Platz (Berlín, 1992-1998), el Auditorio Paganini (Parma, 2001), los tres auditorios del Parque de la Música (Roma, 1994-2002) y la nueva sede del The New York Times en Manhattan (Nueva York).

