
Comienza como artista en Roma, y sigue su carrera en distintas urbes de Italia, Francia e Inglaterra.


1612 se muda a Florencia y es la primera mujer en ser miembro de la Academia di Arte del Disegno de Firenze con una clientela internacional


Trabaja bajo los auspicios de Cosme II de Medici.

1621 trabaja en Genova, luego se trasladó a Venecia, donde conoce a Antoine van Dick.

Regresa Roma.

1626 -1630 se traslada a Napoles, allí por primera vez tiene un encargo de pintura al fresco de la iglesia Pouzzoli, cerca de Nápoles.

1638-1641, vive y trabaja en Londres con su padre bajo el patrocinio de Carlos I de Inglaterra que es coleccionista.

Luego regresa a Nápoles, donde vive hasta su muerte.

Cerró con llave la habitación y después me tiró sobre la cama, inmovilizándome con una mano sobre el pecho y poniéndome una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos y me levantó las ropas, algo que le costó muchísimo trabajo. Me puso una mano con un pañuelo en la garganta y en la boca para que no gritara (…). Yo le arañé el rostro y le tiré del pelo.

Artemisia Gentileschi (1593-1652/53), hija del pintor Orazio Gentileschi, compañero de Caravaggio, es de novela.

Artemisia (Periférica) de Anna Banti (1895-1985), publicada en 1947 que según Susan Sontag, bastaría para asegurar a su autora un puesto en la literatura mundial.

En mayo de 1611, es cuando Artemisia tiene 18 años es cuando es violad por el pintor Agostino Tassi maestro de Artemisia y amigo de su padre y colaborador en el trabajo.

El miedo y la vergüenza permiten que su denuncia se dilate un año.

La justicia del XVII tiene sus socavones y la víctima se convierte en culpable, por lo que el tribunal se permite dudar de su versión, por lo que la someten a humillantes exámenes ginecológicos –por si había perdido antes la virginidad– y le hacen prestar declaración sometida a tortura, con una cuerda enrollada en los dedos que una guardiana oprime vez más, provocándole gran dolor para asegurarse que dice la verdad.

Tassi es declarado culpable y condenado al exilio, que por supuesto no cumple y además se dedica a desprestigiar a la pintora.

A pesar de su victoria judicial, canaliza en su obra la angustia vital que le provoca el degradante proceso.

Muy freudianamente, confecciona en sus lienzos escenas del bíblicas, donde las mujeres son ellas las que hacen justicia.

En Judith y Holofernes no hay una víctima pasiva sino alguien que actúa y se venga.

Sus retratos de Cleopatra, Dánae, santa Cecilia o Magdalena muestran líderes, mujeres activas.




La compra de la National Gallery de Londres de Autorretrato como santa Catalina de Alejandría, renueva la fascinación por la artista poco usual para la época.

Nunca se sabrá si se pinta como santa Catalina de Alejandría porque se identificaba con la mártir —que prefiere morir decapitada antes que casarse con el emperador Majencio— o sencillamente porque así se lo pide quien encarga la pieza.

Esta pintura misteriosa la compra el 16 de julio la National Gallery de Londres
Sigue intacta la tentación de buscar paralelismo entre el arte de la pintora italiana más influyente del siglo XVII -primera mujer de la historia en ser admitida en 1617 en la Academia de las Artes y del Diseño de Florencia– y los acontecimientos que desbordan en su adolescencia.

Cuando comienza la obra en 1615, ya no es la promesa del arte barroco que tanto satisface a su padre.
Tres años antes, el juicio ganado por su progenitor contra el hombre que la viola cuando tiene 18 años la hace objeto de escándalo del que Roma comenta.

El boicoteo de familias importantes favorables a Tassi, algo común en la época, repercute negativamente en los encargos a su padre y la familia se traslada a Génova.

En las actas, aparecen la descripción del stupro, yla versión de Agostino Tassi, que la acusa de ser una mujer amoral, por lo que el impacto de la humillación a la es expuesta siendo adolescente es descomunal.

El juicio cambia el curso de su vida y moldea su reputación, no solo en su época sino a través de los siglos.

Libre sexualmente, independiente profesionalmente, la artista no se deja condicionar ni por el hecho de ser una mujer, ni por el estigma social del juicio.

Negocia el precio de venta de sus obras con coleccionistas privados de renombre —como los Médicis o el duque de Módena—, viajaba sola por toda Europa e incluso dirige un taller de pintura en Nápoles donde trabajaban, exclusivamente, hombres.

Su libertad y su modernidad la hacen un personaje excepcional para la época.

Reconocimiento a una gran pintora de la que apenas la Historia del Arte se ha ocupado de ella. Su obra barroca es de primermorden
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En realidad la historia del arte no se ha ocupado de casi ninguna, he de decirte que este discurso histórico se ha confeccionado prácticamente en el XX
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