Gustave Courbet y el Realismo

Si dejo de escandalizar, dejo de existir».

Nace en el Franco Condado, en el seno de una familia terrateniente antimonárquica, su abuelo ha intervenido en la Revolución Francesa, por lo que es educado en los principios de Voltaire y de la República.

 Con catorce años, se sensibiliza con la pintura por el maestro Baud, un profesor de Ornans, quien ha sido a su vez alumno de Gros.

Instalado en Besançon a partir de 1837, el joven continúa su formación como émulo de David.

1839 con veinte años, viaja a París para estudiar Derecho, pero al poco cambia de objetivos para dedicarse al arte y prefiere acudir a los talleres de Steuben y de Suisse.

Copia a los maestros del Louvre tales como Rembrandt, Hals, Rubens, Caravaggio o Ticiano y en la galería española de Luis Felipe, descubre a Velázquez o a Zurbarán.

Admira a Géricault y Delacroix, dos maestros románticos que utilizaron los grandes formatos para pintar episodios de la historia contemporánea.

Ahora todavía sigue buscándose. En varias ocasiones, se retrata con énfasi (El desesperado, 1841; El hombre del perro negro, 1842; El hombre herido, 1844-1854; El hombre con cinturón de cuero. Retrato del artista, 1845-1846).


 Expone tres cuadros en el Salon de 1851, Los picapedreros de 1849 (destruido en 1945 en Dresde por un bombardeo aliado, Galerie Neue Meister), Entierro en Ornans de 1849-1850 (París, Musée d’Orsay) y Los campesinos de Flagey de 1850 (Besançon, Musée des Beaux- Arts et d’Archéologie).

Implican la consolidación de un discurso propio realista, de lo que es el representante máximo y genera polémica por el impacto en la sociedad, por ser la primera vez que lo común es elevado a la categoría de arte, en una escala grande, ya que eso está reservado para la pintura histórica.



Después del golpe de estado de Napoleón III y el inicio de una etapa absolutista, que  supone un retorno al conservadurismo en los gustos, las piezas de Courbet son rechazadas en el Salón de 1855

Al ver relegada su ambiciosa obra El estudio del artista, una alegoría real, de 1854-1855 (París, Musée d’Orsay), realiza una exhibición de su talante trasgresor al exponer sus piezas junto al Salon oficial en el Campo de Marte, en un espacio propio que titula  Pabellon del Realismo.

Con motivo de esta experiencia, que repite en 1867 junto con Édouard Manet, el artista redacta un manifiesto en el que plasma sus opiniones de arte.

Opina que el arte debe derivar de la observación objetiva del natural, y propugna un realismo anticlásico, antirromántico, antiacadémico, progresista y social.



A mediados 1850, confecciona temas sociales e inicia una etapa en la que se centra en representar paisajes y escenas de caza, junto a buen número de retratos y desnudos.

El Franco Condado, su tierra de nacimiento, es en su principal inspiración.

Mas tarde de nuevo activista en política, interviene en la Comuna de París en 1871 tras la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana.

Al ser nombrado presidente de la federación de artistas responsables de la conservación de los bienes artísticos de París, anula la École des Beaux-Arts y todas las medallas del Salón, aunque mantiene el jurado.

 Durante su mandato, la columna de la place Vendôme, erigida poco antes para conmemorar las victorias napoleónicas, es abatida, y Courbet acusado de ser el principal instigador.

 En 1873, tras ser encarcelado seis meses y obligado a pagar su reconstrucción, el artista se muda a Suiza, donde vive exiliado bebiendo mucho los últimos años de su vida.

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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