
Es un artista peculiar que desarrolla un discurso muy personal en medio de una arrolladora vanguardia aclamada por la sociedad.

Su existencia es corta, pero no su producción artística.

Apenas se conoce nada de lo que hace antes de instalarse en Paris en 1906 con 22 años.
Su obra despunta en 1909 y concluye con su prematura muerte en 1920, por lo que hay una década intensa de trabajo.
Los testimonios hablan de un joven sensible y muy atractivo, al que el exceso de alcohol y estupefacientes terminan provocando la muerte.

Cuando llega a ese punto se airea el rumor de que tamaña autodestrucción está provocada por la incomprensión hacia su arte, por lo que alcanza la gloria póstuma de los mártires.
La crítica piensa que como no está adscrito a ninguna vanguardia, ni ha hecho aportación de ninguna fórmula, no vale demasiado, de hecho está en la denominada Escuela de Paris que es como un cajón de sastre o desastre, donde se introduce a aquellos autores que no hay donde adscribirlos.
Modigliani es un buen lector que se fotografía más con escritores que con artistas plásticos.
Recita en su lengua a Baudelaire, Dante, D´Annunnzio, el conde Lautremont y Nietzsche etc.
Modigliani que es tísico y ha pasado un tifus incrementa en Paris la cantidad y calidad de sus venenos y en su caso además de bebedor es un Don Juan, demasiado para una salud quebradiza.
Pero todas estas contrariedades no le impiden desarrollar una obra de gran interés.
La aportación singular de Modigliani al arte de la primera parte del siglo XX que se inicia con la revolución cromática de los Nabis y los Fauves y que alcanza el paroxismo con el Cubismo, termina con el retorno al orden en el cual muere Mondrian.
Este artista no se incluye como miembro en ningún movimiento, pero tampoco es ajeno a ninguno de ellos, el problema de la ubicación de Modigliani no es suyo sino de quien establece el discurso narrativo esclerotizado de la vanguardia a lo largo del siglo XX.
Cuando se instala en París con 22 años, es un artista formado que inicia temprano su formación en Livorno y lo continua en diversas ciudades italianas, a veces orientado por su dolencia pulmonar que le obliga a viajar al sur, con estancias en Nápoles, Capri, Roma y Florencia.
Otra por intereses más profesionales como en 1902 con su inscripción en la Scuola Liberal di Nudo de Florencia, donde conoce en directo lo mejor de la historia del arte italiano justo cuando está la reivindicación de los primitivos, que le deja una huella honda.
Y aunque el arte de vanguardia italiano todavía no empieza, hay un ambiente de fermentación al que no es ajeno al trasladarse a Paris.
Nada más llegar a París conoce la obra de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Paul Cezane, pero también a los fauves y a lo que luego será el cubismo.
A partir de 1906 se encuentra en el epicentro de la vanguardia mundial, pero después de haber conocido lo mejor de la tradición histórica que le precede.

Abre una pausa de asimilación reflexiva ante tanta intimidación, cuando Costantin Brancusi hace renacer en él su vocación escultórica, ya apuntada en Venecia, pero que le ocupa entre 1909-1912.

Cuando llega a París, es justamente el periodo del descubrimiento de la escultura africana y de los primeros pasos del Cubismo, siendo quizás uno de los primeros que accediera a ver Las señoritas de Aviñón ya que Picasso es vecino y amigo.

Modigliani queda fascinado por Picasso no solo por el periodo azul, sino por el posterior Cubismo.

Trata a lo mas granado de la vanguardia como Picasso, Braque, Matisse, Gris, Brancusi, Lipchitz, Zadkine, Laurens, Archipenko, Leger, Ribera, Chagall, Derain, Soutine, Vlamink, Kisling, Chirico etc.

Además de la huella que le pueda dejar Cezanne y Gauguin, los que le influyen de verdad son Picasso y Brancusi.



Picasso le produce fascinación y autoridad y el segundo, porque fue con quien aclara la identidad y las posibilidades de Modigliani como artista de captar el alma como escultor.

Y es a partir de entonces cuando tiene un discurso más personal.
Cuando se revisan los trabajos anteriores se ven las huellas de Toulouse Lautrec, Picasso, Cézanne y hasta Ferdinand Holder, pero a partir de 1909 Modigliani muestra su discurso más auténtico, su lenguaje propio.
Es su experimentación escultórica la que condiciona esa transicion, aunque al abandonar la talla de nuevo se concentre en la pintura y el dibujo.
Si se observan los años de dedicación de Modigliani a la escultura, de 1909-1914, es el momento mas revolucionario de este medio cuando empiezan a multiplicarse las obras cubistas y poscubistas, y con el momento álgido de la convergencia de las transformaciones primitivistas que alcanzan de lleno a Modigliani, cuya esculturas toman aspecto de arte primitivo africano, asiático u oceánico, pero también de arte arcaico griego.

Tiene gran fascinación primitivista por el arte egipcio y de otras civilizaciones antiguas.
A diferencia de Picasso que a partir de 1910 simultanea este modelo primitivista con el conceptual poscubista y a diferencia de Brancusi, que trata de realizar una peculiar síntesis entre el arcaísmo y la estilización clasicista, Modigliani fija su experiencia escultórica en el primer peldaño de ambos.




Cuando abandona la escultura por la imposibilidad física de perseverar en un oficio que destroza su precaria salud, se lleva consigo una experiencia plástica que es decisiva para la maduración definitiva de su pintura.

A partir de lo que experimenta como escultor, surgen los dos modelos figurativos característicos de su obra pictórica de madurez: el retrato y el desnudo.

Pero sobre todo la practica escultórica le ayuda a conseguir una síntesis lineal mucho mas radical y a aplanar la profundidad del campo visual, olvidándose así del lastre de la perspectiva tradicional.

En este sentido es un inteligente interlocutor de los cubistas, cuyo revolucionario espíritu comprende como pocos aunque luego no emplee las formas y los temas de este movimiento.

En sus retratos a partir de 1915 se puede rastrear muchas influencias del pasado interpretadas en clave moderna.

La mas destacable el Manierismo, su importancia no es porque alargue el cuello, sino porque el manierismo distorsiona el espacio de la perspectiva hasta el punto que es definido en su época como irracional.

Boticelli y Parmegianino son para Modigliani lo que el Greco para Picasso, el recurso no para estirar la figura sino para aplanar la profundidad.

De tal manera que no necesitan temas modernos para ser modernos, sino que son capaces de modernizar lo antiguo.

Dialogan desde el presente con el pasado, sea histórico, prehistórico o primitivo.

Modigliani no renuncia a la narración y dota al retrato y al desnudo con una enorme carga simbólica.

Es muy difícil despojar a los retratos de Modigliani de su carga sentimental y sicológica pero también ocurre con sus desnudos.

En el Desnudo recostado del MOMA de NY, pintado en 1917, se nota la tendencia del artista de neutralizar la fuerza magnética de la mirada de la modelo, borrando cuando no anulando los ojos.

El simbolismo tardo rromántico ya lo hace hecho antes con la idea intentando subrayar el ensimismamiento o la vida interior de la figura humana.
Hay que decir que las Venus venecianas se muestran dormidas, no tanto por el pudor sino para hacerse refractarias a través de su sueño o mundo interior, frente a los espectadores que las observaban.
Modigliani traslada ese enigma moral al plano físico, lleva la duda al plano de la costumbre, al de la visión.
En este sentido de nuevo muestra una actitud sintética muy sutil, que no se puede separar de la que aplica a nivel formal.
Además introduce en el melancólico rostro la reflexión moderna sobre el desdoblamiento, la doble visión simultanea del interior y exterior.

El rostro ausente ensimismado que mira hacia adentro es el contrapunto al desnudo sensual, donde se crea una tensión entre ambos.
Afirma la inmortalidad del cuerpo secundando el paradigma clásico frente a la mortalidad del alma
En sus desnudos femeninos poseen firmeza y elasticidad y la frescura de la naturaleza eternamente renovada, pero en sus rostros habita la nostalgia, la conciencia de lo temporal.

Hay un libro de Ken Follet el escandalo que menciona a Modigliani.
claudio robles
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Modigliani llevo una vida de novela, tan interesante como su pintura, si no te importa dime el título si te acuerdas para leerlo, gracias por la información.
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