



El estudio o revisión de la vanguardia histórica a través de grupos o movimientos característicos no solo provoca desajustes, sino que además condena a desaparecer del mapa a todos los artistas que no se adscribieron a ninguno de ellos, aunque su actitud o lenguaje fuera vanguardista.

La mayoría de ellos vive en Paris, por lo que se usa la fórmula de Escuela de Paris para poder nombrarlos, en el sentido de inscritos en ese centro capital de la modernidad y vanguardia, aunque sin que un cumulo de razones lleguen a encuadrarse en una disciplina de un grupo, movimiento, corriente o tendencia concreta.

La mayoría de ellos vive en Paris, por lo que se usa la fórmula de Escuela de Paris para poder nombrarlos, en el sentido de inscritos en ese centro capital de la modernidad y vanguardia, aunque sin que un cumulo de razones lleguen a encuadrarse en una disciplina de un grupo, movimiento, corriente o tendencia concreta.

Es por ejemplo el caso de artistas como el italiano Amedeo Modigliani (1884-1920), el ruso Marc Chagal (1887-1985), el lituano Chaim Soutine (1894-1943), el polaco Moises Kisling (1891-1953), el búlgaro Jules Pascin (1885-1930), la francesa Maie Laurencin (1885-1956) o el japones Tsugouharu Foujita (1886-1968).
















































































































Como Picasso, casi todos ellos nacen en la década de 1880, lo que les sitúa en el centro de la primera oleada de la vanguardia histórica.
Son camaradas y amigos en la época de la bohemia de Montmartre y por lo general asimilan las corrientes en boga del Expresionismo y el Cubismo y a veces sucesivamente, otras incluso sintetizando aspectos de ambos simultáneamente.

En todo caso llevan a cabo una poderosa y muy interesante obra personal, aunque sea al margen de la vanguardia organizada.

En la época de entreguerras se incrementa el grupo en torno a la vanguardia de París de esa heteróclita masa de artistas, haciéndose ahora un grupo más heterogéneo, indiscriminado y desigual, pero es importante tener constancia de su existencia, ya que en algunos casos como los arriba citados constituyen jalones imprescindibles del arte contemporáneo.
