El caso que sospecho una intolerancia, me da unos picores el chocolate que me paso un buen rato rascándome, y también me quita el sueño, pero puede más la glotona reprimida que vive en mi interior que la racionalidad cartesiana.
Descubro el éxtasis con una tarrina comprada en una improvisada gasolinera nocturna en un tugurio poco recomendable.
Habitualmente evito los helados e intento ser estoica, algo que va contra mi naturaleza primigenia…tendría que haber nacido en EEUU y sería una gorda de circo, feliz como una perdiz, pero estoy en Europa, y en fin, a aguantarse toca.
El caso es que cuando la ocasión lo requiere porque no controlo mi destino al cien por cien y mejor, que si no la vida sería un aburrimiento, pues me como un helado de chocolate y me quedo nueva, más simple que el mecanismo de un reloj soy.
A veces pienso si tendré un potencial adictivo, quizás habría sido una junkie de manual, no se.
Pienso en el ser y en el querer ser de filosofía, en la lucha entre la mitad racional y la otra mitad salvaje que yo creo es la civilizada…
Cuando estoy melancólica por algo que no haya podido resolver, lo dejo que fluya, evito oponerme a ello, porque a veces lo que creemos una contrariedad, es un favor que nos hace el destino.
Pero eso lo veo después, desde la distancia.
El cosmos siempre tiende a la armonía.
Debería aprender de los animales que con solo estar vivos se sienten satisfechos, con una ternura que conmueve.
¿El cosmos siempre tiende a la armonía?
Qué sabemos de a dónde tiende el cosmos. Supongo que es ajeno a nuestras categorías estéticas, formales, oportunistas.
Qué ingenuos o idealistas o simplemente nos creemos el ombligo…del cosmos. Nada menos.
Disculpe mi disentir.
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No por dios, estas disculpado, la esencia de la democracia es disentir, si no estariamos en las cavernas todavia. Yo si creo que el cosmos tiende a la armonía, te recomiendo que leas la teoria de cuerdas, quizas cambies de opinión.
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