A raiz de diferentes muertes familiares, de repente, me encontre como un canal al que quitan la programacion, porque la conexion con el mundo era mi familia.
Fue como una mezcla de emociones, un amasijo informe que me desconcerto en un inicio, porque el duelo que vivi, algo que te obliga a repensarte, lejos de ser siniestro fue liberador.
Coincidio con los encierros forzosos por la epidemia de covi, en el que tuve tiempo para hacer algo que siempre habia deseado, que es leer.
He de decir que no tengo gustos definidos, lo mismo me leo Las aventuras de Tintin, a Hegel que un manual de instrucciones de un ascensor…
Pero todos me suspenden en un stand-by delicioso que me hace el día unico y la vida mejor.
A partir de esta experiencia placentera empece a descubrir que tenia tiempo para mi, para hacer lo que deseara y no hacer planes.
Podía vivir la vida como decían los ingleses del XIX, (like a traveler no like a tourist), como una viajera y no como una turista…es decir parandome donde me apeteciera.
Y ahi sigo, sin un departamento de metodos y tiempos que estimule mi productividad, sin planes, viviendo el tiempo con los ciclos lunares y no como un presente continuo.
Dando prioridad a la mitad salvaje, que en realidad es la civilizada, porque vincula e integra al entorno.
Y no esta nada mal, lo recomiendo.