

El proceso de momificación durante el Antiguo Egipto seguía un protocolo rígido y giraba en torno al culto a Osiris, juez supremo de las almas de los muertos.

Papiro en el que se muestra la Apertura de la Boca, un ritual funerario realizado sobre la momia del difunto.

El embalsamamiento no era solo un privilegio de los faraones, ya que cualquier familia podía acceder a este servicio, siempre que estuviera en su mano permitírselo.

Vasijas encontradas en el taller de momificación descubierto en Saqqara en 2016.
Foto: M. Abdelghaffa (Saqqara Saite Tombs Project, Universidad de Tubinga, Alemania)









El procedimiento que costaba más dinero comenzaba con la evisceración, extrayendo el cerebro por la nariz con un gancho y haciendo una escisión en el costado para sacar el resto de órganos internos y meterlos en vasos canopos.







Únicamente se dejaba dentro el corazón. Tras lavar el interior con vino y especias, el cuerpo se rellenaba con sustancias aromáticas. Para deshidratarlo, se cubría de natrón durante 70 días, transcurridos los cuales, se lavaba el cuerpo y se envolvía en tiras de lino untadas en cera.

Las vasijas de un taller de momificación en el yacimiento de Saqqara (Egipto) han revelado información sobre las sustancias químicas usadas por los antiguos egipcios para preservar a sus muertos y de que algunas llegaron de sitios tan lejanos como los bosques tropicales de Asia.

La momificación en el antiguo Egipto era larga, compleja e implicaba el uso de muchas sustancias diferentes. Un proceso del que conoce por la literatura antigua y los análisis de residuos orgánicos de las momias, pero hasta ahora la función de los diversos elementos y el procedimiento eran poco claros.

Un equipo de científicos alemanes y egipcios ha desvelado nuevos conocimientos sobre la química y recetas de las técnicas de embalsamamiento de las diferentes partes del cuerpo, descubrimientos que publica Nature.

Sus estudios se basan en el análisis de 31 vasijas recuperadas de un taller de momificación en Saqqara que data de la XXVI Dinastía de Egipto (664-525 a.C), descubierto en 2016.

Zona de excavación del Proyecto Tumbas Saítas de Saqqara. Detrás, la pirámide de Unas y, al fondo, la pirámide escalonada de Zoser.
Foto: S. Beck (Saqqara Saite Tombs Project, Universidad de Tubinga, Alemania)
Investigadores de la Universidad Ludwig Maximilian (LMU) de Múnich y la Universidad de Tubinga en colaboración con el Centro Nacional de Investigación de El Cairo centran los análisis en las vasijas con restos de sustancias y que llevaban textos inscritos.

Algunos son instrucciones para el embalsamamiento, como poner sobre la cabeza o vendar/embalsamar con ella, y otros son los nombres de los materiales usados, lo que permite al equipo comprender qué sustancias químicas se utilizan, cómo se mezclaban, su nombre y aplicación.

Así, identifican resinas, aceites, ceras y fragancias que se pueden usar como antifúngicos y antibactéricos, para preservar los tejidos humanos, reducir olores no agradables, sellar los poros de la piel o reducir la hidratación, explica en una rueda de prensa virtual uno de los líderes del estudio Maxime Rageot de la Universidad de Tubingia.

El estudio habla de tres mezclas, que incluyen sustancias como resina de elemí, resina de pistacho, subproductos de enebro o ciprés y cera de abejas, que se usa para embalsamar la cabeza, y otras para lavar el cuerpo o suavizar la piel.

Gracias a las inscripciones de las vasijas, en el futuro se podrá descifrar mejor el vocabulario de la química del antiguo Egipto que hasta la fecha no se conoce lo suficiente, indica otro de los autores, Philipp Stockhammer de la LMU.

El análisis de los residuos químicos de los recipientes permite aislar e identificar los restos moleculares de las sustancias, lo que también guarda sorpresas.

La sustancia etiquetada como antiu se tradujo durante mucho tiempo como mirra o incienso, pero en realidad era una mezcla de ingredientes muy diferentes, dijo Rageot, quien precisa que el utilizado en Saqqara era una mezcla de aceite de cedro, de enebro y ciprés y grasas animales.

Estos datos, según los autores del estudio, facilitan una relectura de los textos conocidos sobre el embalsamamiento en el antiguo Egipto y también sobre el origen de las sustancias usadas, pues muchas proceden de fuera de Egipto, pero no solo son importaciones de la zona mediterránea.

Los productos de pistacho y enebro probablemente se importaban de Levante, mientras que las resinas de elemí podían proceder de las selvas tropicales del sur o el sureste de Asia.

Stockhammer destaca que uno de los descubrimientos más chocantes es encontrar esas resinas de bosques de Asia o de África, lo que demuestra que los embalsamadores tenían conocimientos científicos que iban más allá de lo que se sabía por textos e investigaciones previas.

Además, la práctica de la momificación probablemente desempeña un papel importante en la aparición de las redes mundiales y muestra lo globalizadas que están ya las relaciones comerciales hace casi 3.000 años.

Mientras que la resina del árbol elemí llegaba a Egipto desde África tropical o el sudeste asiático, el árbol dammar crece solo en el sudeste asiático tropical.

(c) Agencia EFE
Un taller de momificación en el antiguo Egipto revela sus secretos químicos (msn.com)

