Alphonse Mucha el artista de la alegoria

Autorretrato de Mucha en su estudio de Bohemia, trabajando en un cuadro de su serie ‘La épica eslava’.

El gran cartelista del art nouveau, pero también bohemio, místico y filósofo

Bières de la Meuse’ (1897)

Una exposición en la Galería Nacional de Praga exhibe la colección de la familia del creador para delimitar mejor su figura y sacar a luz facetas normalmente ignoradas.

Autorretrato de Mucha en su estudio de París, de 1892. El artista checo está considerado como uno de los creadores del ‘art nouveau’.

Es uno de los primeros exponentes del art nouveau en el París modernista, donde la cultura y el progreso florecen, y aunque su trabajo más conocido sea en forma de carteles (que muchas veces ocupan, aún hoy en día, las paredes de teterías con ínfulas bohemias o pisos de estudiantes), su obra incluye grandes lienzos, esculturas o diseños.

Más allá del artista, se esconde la figura de un místico, masón, y un hombre con preocupaciones filosóficas.

Jarra del año 1900, un ejemplo del polifacético Mucha, que desarrolló una considerable labor como artista decorativo.

En su faceta política defiende la libertad de los checos frente al dominio de los Habsburgo y, en sus últimos trabajos, como la Épica eslava, sueña con una unión de todos los pueblos eslavos por el progreso de la especie humana.

Una exposición en la antigua caballeriza del castillo de Praga (actualmente parte de la Galería Nacional) reúne más de 200 piezas de la colección de la familia de Alphonse Mucha (Ivančice, Moravia, 1860-Praga, 1939) para delimitar mejor su figura.

John Mucha, presidente de la fundacion Mucha.

Dice John Mucha, nieto del artista y presidente de la fundación:

El objetivo de la exposición es mostrar las obras de mi abuelo y cumplir uno de los objetivos de la Fundación Mucha: dinamitar la idea de que era un simple afichista, porque era mucho más. Queremos celebrar su posición como checo, europeo y ciudadano del mundo. Y mostrar que era un gran pintor, sí, pero también un filósofo

En ocasiones, Mucha es acusado de publicista superficial, de practicante de meras artes decorativas o exponente del mal gusto doméstico.

Una caricatura de un modernismo anquilosado antes de la explosión de las vanguardias.

 En la muestra se pueden ver las obras de Mucha, póster o lienzo, retratos de la familia realizados por el propio artista, fotografías, escritos e incluso joyas familiares diseñadas por Alphonse.

Litografía de 1927. Una de las características del arte de Mucha es la plasmación de su identidad checa y eslava, además del amor por la familia y por su tierra de origen.

Su fama explota  en el París fin-de-siècle, donde Mucha se había mudado para buscarse la vida, atraído por la rutilante capital de la cultura de la época y donde trabó amistad con figuras como el pintor Paul Gauguin o el escritor August Strindber, parte de una comunidad bohemia que se reunía alrededor de la crepería de Madame Charlotte. Dice John Mucha:

Era la primera vez que el arte no estaba reservado para ricos y aristócratas, sino que se encontraba en posteres por las paredes.

Autorretrato, con doble exposición, en torno al año 1905

En París, los carteles, como forma que mezclaba la publicidad y la expresión artística, habían tomado buena parte del espacio público generando una nueva cultura visual, pero a la célebre actriz Sarah Bernard no le gustaban los diseños para los anuncios de su nueva obra Gismonda.

Así que el impresor Lemercier, desesperado, llamó a Mucha porque todos los ilustradores estaban fuera por Navidad.Explica el nieto:

Cuando el impresor vio el trabajo de mi abuelo, se quedó en shock, su trabajo se hizo tan famoso que en Francia el art nouveau se llamó estilo Mucha antes de la creación del término.

La luz de la esperanza’, óleo de 1933. Mucha tuvo un gran contacto con España. Viajó por todo el país durante tres meses para ilustrar una historia de España que le encargó uno de los editores más importantes de París.

Un estilo muy elegante que combinaba lánguidas y finas figuras femeninas de aires mitológicos, la inspiración de la naturaleza y de la mezcla de culturas (celta, japonesa, gótica, griega…), la composición armoniosa o los apagados colores pastel.

Litografía para la marca de champán Moët & Chandon (1899). La estancia de Mucha en España fue entre abril y finales de junio de 1898.

Se usó para anunciar no solo obras teatrales, sino también papel de fumar, licores, cervezas, champán, galletas y hasta bicicletas. Mucha fue empleado por el impresor Champenois, que le contrató con un sueldo fijo mensual que le proporcionó la estabilidad que ansiaba.

El artista se convirtió en una gran celebridad y su estética, que también fue la del art nouveau, se difundió mediante eventos de alcance mundial como la Exposicion Universal de parís de 1900.

Su fama fue equiparable a sumar a los Rolling Stones y los Beatles en los años 60.

Así se demostró en los titulares y el recibimiento que encontró a su llegada a los Estados Unidos, donde enseñó de forma regular en el Instituto de Arte de Chicago, realizó multitud de pósteres y trabajó para otras actrices célebres del otro lado del charco, como Leslie Carter y Maude Adams.

En la Checoslovaquia comunista se generó la idea de que Mucha era decadente, burgués, sin ningún valor.

El hijo de Alphonse y padre de John, Jiří Mucha, fue encarcelado tras ser acusado de espionaje (según su hijo, falsamente), pero la familia consiguió mantener el legado y reunir más obras en manos de otros coleccionistas.

Explica el presidente de la fundación, cuya vida laboral sucedió en la banca internacional londinense:

Donde hemos podido comprar obras, las hemos comprado, y gastamos una fortuna en la conservación

El interés por Mucha creció en el Reino Unido de los sesenta, con la vuelta del art nouveau, la llegada del flower power y una gran exposición en el Victoria and Albert Museum de Londres, y acabaría influenciando a corrientes como el pop, el cómic o el manga japonés.

Fue cuando el hijo de Mucha pudo empezar a organizar muestras por todo el mundo y crear la fundación.

La amistad con Strindberg, en sus primeros compases en el París bohemio de los artistas y poetas, fue la que introdujo a Mucha en el mundo de lo místico, pues el escritor sueco estaba interesado en las facetas ocultistas de la teosofía, una especie de religión esotérica, sincrética y alucinada creada en el XIX por madame Blavatsky, que gozaba de amplio predicamento (a finales del XIX las sesiones de espiritismo eran divertimento común para parte de la burguesía).

Las conversaciones con Strindberg le inspiraron la noción de las fuerzas misteriosas que guían las vidas de las personas, y que aparecen en algunas de sus obras. Dice el nieto:

El misticismo fue muy importante para él y hay numerosas fotografías donde se aprecia la cantidad de temas místicos en los que estaba involucrado y sobre los que diseñó eso le llevó a convertirse en masón.

1898 Mucha ingresa en la logia masónica del Gran Oriente francés y se empapa de sus creencias e intrincados y visuales rituales.

El artista llega a la conclusión de que en la especie humana se radicaban tres virtudes: la belleza, la verdad y el amor.

A su regreso a casa, tras la formación de Checoslovaquia en 1918, Mucha no solo diseñó algunos de los primeros sellos y billetes del nuevo Estado, sino que contribuyó al asentamiento de la masonería en aquel país, donde había sido perseguida por los Habsburgo, y colaboró a la causa con multitud de ilustraciones y diseños.

Parte de la obra espiritual de Mucha se puede ver en el libro ilustrado Le Pater, publicado en 1899 y considerado una obra maestra del simbolismo.

 Con la que consideraba su obra definitiva, la serie de 20 grandes lienzos llamada Epica Eslava, Mucha aspiraba a unir espiritualmente a los pueblos eslavos y quería poner de relieve al arte como forma de diseminar ideas filosóficas, y como motor de progreso, paz y hermandad.

Uno de sus grandes proyectos finales de corte filosófico, iniciado en 1936, cuando se acercaba la Segunda Guerra Mundial, fue la idea de un gran monumento para la humanidad, un tríptico que incluía La Era de la RazónLa Era de la Sabiduría y La Era del Amor, y que nunca fue más allá de los bocetos preliminares.

Dice el presidente de la fundación:

Era la última destilación de su filosofía artística, de aquello que quería expresar

Razón, sabiduría y amor: los tres atributos principales que Mucha veía en el ser humano.

La historia del siglo XX, plagada de guerras que implicaban a los pueblos eslavos, le llevó la contraria: su querida Checoslovaquia, cuya independencia solo duró dos decenios, cayó sucesivamente en manos del nazismo alemán y del comunismo soviético. Dice el nieto:

Cuando llegaron los nazis lo tuvo todo en contra: era eslavo, era un Gran Maestre de la Masoneria y era un gran artista nacional.

Mucha fue de los primeros detenidos por la Gestapo en Praga.

Falleció poco después de neumonía, el 14 de julio de 1939, a solo diez días de cumplir los 79 años.

Alphonse Mucha: el gran cartelista del ‘art nouveau’, pero también bohemio, místico y filósofo | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

El triunfal regreso de Mucha | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

 http://cort.as/–MsY

Fotos: El sensual mundo de Mucha | Cultura | EL PAÍS (elpais.com)

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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