
Fundador del arte conceptual y El hombre más inteligente del siglo XX según André Bretón, supone un antes y un después en la historia del arte contemporáneo.

No quería que me llamaran artista. Quería aprovechar la posibilidad de ser un individuo, y supongo que lo he logrado, ¿no?

Esta pieza es una réplica de un urinario de porcelana adquirido por él en 1917 a una empresa de suministros sanitarios de Nueva York.

Firma con el seudónimo R. Mutt y lo muestra en una exposición.

Muestra otra idea al extraer un objeto corriente de su entorno y colocarlo en un contexto diferente.

Se genera una nueva categoría.
Sirve para definir por primera vez el concepto ready-made u objeto encontrado, una idea que influirá en infinidad de artistas.

1917 al defender la pieza, cuestiona las ideas preconcebidas tradicionales sobre arte.
Defiende que no importa que el señor Mutt haya hecho o no la pieza con sus manos, lo principal es que ha elegido.
Lo definitorio no es la creación, sino la idea y la selección.
De gran humor, es gestor de si mismo con una fuerte personalidad, que es considerada como su obra maestra.
Actúo como un artista, aunque no soy uno de ellos […] el arte no me interesa. Quienes me interesan son los artistas
La seriedad es peligrosa. Para evitarla hay que incorporar el humor. Si se incorpora el humor, la única seriedad que podría considerar es el erotismo.
Frases que corroboran de alguna manera la idea de que no existe peor seriedad que la institucionalización del humor, que se volvería algo así como un reductio ad absurdum (reducción al absurdo).
Sabe divertirse, aunque en ocasiones se mofa de los demás, es por eso que cuesta tomar con total credulidad sus palabras y expresiones; como cuando afirmaba que uno no elige un ready-made, sino que es este último quien lo elige a uno.
En una carta a su hermana Suzanne del 15 de enero de 1916, Marcel comenta sus gestos neoyorquinos en relación a los objetos hallados y firmados, relacionándolos con sus experiencias parisinas de los años 1913-1914.
[…] Si has subido a mi casa (de la Rue Saint-Hyppolyte) habrás visto en el taller una rueda de bicicleta y un porte-bouteilles (porta-botellas).
Lo había comprado como si fuera una escultura ya hecha. Y tengo una idea respecto al mencionado porte-bouteilles: Aquí, en New York, he comprado objetos del mismo estilo y los trato como ready-made, sabes bastante inglés para entender el sentido de ya hecho que doy a estos objetos. Los firmo y les anoto una inscripción en inglés.

Nace el 28 de julio de 1887 en Blainville, Normandía, en una familia de clase media acomodada e intelectual, con tradición artística.
Su padre Eugène Duchamp es una persona refinada de buen gusto, respetuoso con las decisiones de sus seis hijos, pues otros de sus hijos varones, Gaston y Raymond también son artistas, y una de sus hijas, Suzanne, es pintora.
1905 viaja a París para estudiar en la Académie Julian, en la cual hace sus primeras piezas con influencias de Cézanne, el cubismo y el futurismo.
La obra Desnudo descendiendo una escalera (1912) es un buen ejemplo.
1913 rechaza lo que describe como arte retiniano y se interesa por el ready-made (objetos que normalmente no se presentan como artísticos, pero que por consideración del artista se legitiman como tales).

1915 llega a EEUU y acuña el término ready-made para describir su arte encontrado y se vincula con Francis Picabia, Man Ray y Beatrice Wood, entre otros, en la creación de un movimiento cultural antirracional, antiarte y proto-dada.
1923 tras su vuelta a Europa se afinca en Neuilly.

Se casa, una primera vez en 1927 y una segunda en 1954, con Alexia Sattler conocida como Teeny.
Ambos matrimonios son discretos, y tiene un bajo perfil publico a diferencia de los famosos de la época.

Desde los años veinte, y durante la década del treinta su investigación artística pasa por los juegos ópticos y cinematográficos, siendo en ese aspecto precursor de uno de los movimientos de vanguardia de los años sesenta, el arte cinético.

Sin su influencia no habrian existido artistas como Rauschenberg, Klein y Beuys.

El 2 de octubre de 1968 alejado del ruido mundanal y de forma discreta, Marcel Duchamp se duerme para siempre.

Uno de sus amigos, Arturo Schzwarz, dice: Era hermoso, noble, sereno… Una ligera sonrisa en los labios. Parecía feliz de haber probado suerte yéndose así, a la inglesa. Un final digno para su vida.
Duchamp piensa que la pintura no tiene que ser solo retiniana o visual, sino que debe involucrarse con la materia gris de nuestro entendimiento en lugar de ser puramente sensorial.
Veinticinco años después de su Desnudo bajando una escalera Nº 2, el pintor estadounidense Daniel MacMorris le preguntó:
¿El desnudo es una pintura?, a lo cual Duchamp respondió categóricamente: No, es la organización del espacio y el tiempo a través de la expresión abstracta del movimiento…
En la obra posterior de Duchamp y en la abstracción de sus ideas -que no pertenecen al tipo de abstracción de Malevich, por dar un ejemplo- se percibe el poder, el alcance y el influjo de su personalidad.
Sus afirmaciones orientadas a entender la conceptualización de su obra se han escapado algunas veces incluso del entendimiento del más experto.
Tal es el caso de la serie de interpretaciones que se han tejido alrededor de una de sus obras maestras, El gran vidrio, cuyo significado intrínseco ha quedado abierto, ya que Duchamp la deja inconclusa y nunca la finaliza.
Marcel Duchamp – Historia Arte (HA!) (historia-arte.com)
El ABC del Arte, Editorial Phaidon
Marcel Duchamp: el gran provocador – El ojo del arte