Sección aurea, Zurbarán, Martirio de San Serapio, 1628

Pintura al óleo sobre lienzo de 120,2 x 104 cm.

Firmado y fechado sobre una cartela a la derecha donde aparece Fran.co de Zurbaran fabt/1628.

En la cartela de la pintura aparece solo como el Beato B.Serapius.

El irlandés Peter Serapión nace en 1179.

Es un cruzado irlandés que lucha al servicio del rey de Inglaterra Ricardo Corazón de León.

También guerrea en la Reconquista al servicio del rey Alfonso VIII de Castilla, pero conoce a san Pedro Nolasco y entra en la Orden de la Merced en 1222 donde asume el voto de redención de sangre.

Los religiosos mercedarios se comprometen a dar su vida a cambio del rescate de los cautivos.

1240 participa en varias redenciones, en la última de las cuales se queda como parte de pago para la liberación de algunos cautivos, pero el dinero para su rescate no llega a tiempo.

Los sarracenos de Argel lo martirizan, atándolo en una cruz en forma de aspa, destripándolo y descuartizándolo.

Por este martirio es conocido como san Serapio mártir.

Zurbarán representa el horror de la tortura sin que se vea ni una gota de sangre.

El autor se atiene a la sección aurea.

1628 Zurbarán firma un contrato, con los religiosos del convento de Nuestra Señora de la Merced Calzada y es cuando pinta a San Serapio.

Nace en Fuente de Cantos, Badajoz, el 7 de noviembre de 1598.
Es uno de los más importantes representantes del barroco en el siglo de oro español.

Destaca en la pintura religiosa, con una enorme fuerza y misticismo.
En sus primeras obras, se aprecia la influencia de Caravaggio, pero su estilo deviene hacía el manierismo italiano.

Tiene como primer maestro en Sevilla  a Juan de Roelas, antes de entrar en el taller de Pedro Díaz de Villanueva, donde permanece entre de 1614 a 1617, en él que conoce  a Francisco Pacheco y a Herrera,  maestros muy famosos en la capital hispalense y coincidió con Alonso Cano y Diego Rodriguez de Silva Velazquez, del que es muy amigo.

Tras unos años, en los que probablemente recibe formación, vuelve a Badajoz, abriendo un taller en la localidad de Llerena, donde se casa dos veces, siendo padre muy joven.

En ese tiempo realiza numerosos encargos sobre todo de distintos conventos e iglesias extremeñas, la mayoría, perdidas.

1626 los dominicos sevillanos de San Pablo le encargaron una serie importante de cuadros, aunque es muy mal pagado.

Más tarde los mercedarios calzados de la Casa Grande de Sevilla le contratan con un sueldo tres veces superior para un trabajo de parecida magnitud.

Del conjunto de San Pablo se conservan el espléndido Crucificado, actualmente en Instituto de Arte de Chicago, su primera obra fechada, en 1627, y tres magníficas figuras completas de los padres de la Iglesia, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, que alberga una importante muestra de la obra del de Fuente de Cantos.

En dos escenas sobre la vida de Santo Domingo para la iglesia de la Magdalena de Sevilla, en varios de los que hizo para los mercedarios, se puede apreciar la mano de ayudantes de su taller, en contraposición, el magnífico San Serapio, pintado en 1628, en el Atheneum, Hartford, es indudable su ejecución total por parte del pintor, en este óleo podemos ver las amplias dotes del aún joven pintor, en las que sorprende la plasticidad en las formas, la armonía del color y la magistral aplicación de la luz.

También de ese tiempo son algunas de sus mejores obras, entre ellas una serie bellas escenas de la vida de san Pedro Nolasco, dos de las cuales se encuentran en la colección del Museo del Prado, las otras están dispersas por museos de todo el mundo.

1629, a propuesta del Consejo Municipal, se instala definitivamente en Sevilla.

En esos años pinta cuatro lienzos importantes para el colegio franciscano de San Buenaventura, actualmente en el Museo del Louvre de París, y en la Gemäldegalerie Alte Meister, de Dresde.

La década de 1630 es la época más prestigiosa de su carrera, convirtiéndose en el mejor intérprete de la Reforma católica del siglo de oro español.

Recibe encargos de todas las órdenes religiosas que en ese momento había en Andalucía y Extremadura.

Para los jesuitas pinta la Visión del beato Alonso Rodríguez en 1630, en la Real Academia de San Fernando de Madrid; para los dominicos: Apoteosis de santo Tomás de Aquino, en 1631, en Museo de Bellas Artes de Sevilla, y también para los conventos sevillanos de los carmelitas, los trinitarios y los mercedarios descalzos.

Su éxito culminó en 1634 con una invitación de la corte, posiblemente auspiciada por Velázquez que ya se encontraba en la corte, para participar en la decoración del salón grande del Buen Retiro.

En él realizó los diez Trabajos de Hércules para las sobreventanas y dos grandes lienzos de batallas; once de estas pinturas se conservan actualmente en el Museo del Prado.

De vuelta a Sevilla continua trabajando para las órdenes religiosas que le solicitaban constantemente.

Casi todas las pinturas de dos impresionantes series que ejecutó en este tiempo, son probablemente las mejores de su producción, y se conservan, algunas en España y otros en los más importantes museos de todo el mundo.

Hay que añadir una serie que pinta para el monasterio de Guadalupe, única del pintor que se conserva in situ.

Los ocho grandes cuadros de la sacristía, pintados en Sevilla entre 1638 y 1639, representan episodios poco conocidos de la vida de los monjes jerónimos, Misa del padre Cabañuelas, Aparición del Cristo al padre Salmerón, y Fray Gonzalo de Illescas escribiendo, entre otros.

En la capilla adyacente, tres episodios de la vida de San Jerónimo, pintados hacia 1645, con un estilo tenebrista, en la que se aprecia la influencia de Ribera.

1640 los grandes encargos disminuyen, mientras que evoluciona el mercado americano.
1644 en colaboración con su taller, hace un retablo para la colegiata de Zafra, y en 1655, los tres célebres lienzos apaisados de la sacristía de la cartuja sevillana de Santa María de las Cuevas, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

En la década de 1650 Sevilla padece una profunda depresión económica, tras una gran epidemia de peste en 1649, reduciendo considerablemente su población, pierde su hijo y colaborador Juan.

 Zurbarán aumenta entonces la producción de taller con series de fundadores de órdenes, de santas vírgenes o de césares que fueron enviadas al Nuevo Mundo.

1658, al parecer, por dificultades económicas en Sevilla, se traslada a Madrid donde al poco tiempo vienen  su mujer y la única hija superviviente de su tercer matrimonio.

En la última época pinta algunas obras aisladas, que no pertenecen sin que formen parte de ningún conjunto, lienzos la mayor parte de devoción privada de pequeño formato y ejecución refinada.

Se puede observar una evolución en su estilo, de modelado más suave y aterciopelado.

Tiene una buena clientela privada, pero su salud se debilita casi de forma repentina, su última obra firmada es de 1662.

Su obra está representada en las colecciones de los más grandes museos de España y de todo el mundo.

Trianart

Wikipedia

https://historia-arte.com/obras/san-serapiohttp://artemagistral.blogspot.com/2021/03/san-serapio-de-zurbaran.html

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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