

Pintor y escultor, nace el 8 de marzo de 1942 en la ciudad de Valencia.


Cursa el bachillerato en el colegio de los dominicos de su ciudad natal.


1957, una vez finalizados, ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos.


La formación excesivamente académica que allí se imparte no satisface sus expectativas y dos años más tarde, abandona esta institución para dedicarse por completo a la pintura.


Ya en los primeros trabajos ejecutados al poco de dejar la Escuela -formalmente deudores de un agonizante expresionismo abstracto-, el joven Valdés demuestra una capacidad creadora y una habilidad técnico-formal fuera de lo habitual.


1962 presenta un conjunto de obras en ese estilo en la Galería Nebli de Madrid, en la que supone su primera exposición individual.

A principios de los años sesenta, Valdés, junto con los artistas Gorris, Juan Antonio Toledo y Rafael Solbes, entre otros, y el historiador del arte Tomás Llorens, constituye el grupo Estampa Popular de Valencia.
En un momento en el que el país, aunque de manera tímida, se abre a la economía de mercado, el citado grupo aboga por redefinir el papel del arte y del artista en el marco de esa España en pleno proceso de transformación.
Para ellos, las nuevas expresiones artísticas, además de hacerse eco de esa naciente situación socioeconómica, deben tomar en consideración el lenguaje y los recursos visuales procedentes de los medios de comunicación de masas.

1964 Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo se escinden de Estampa Popular y formaron el Equipo Crónica.






Un año después Toledo abandona el proyecto y éste quedaría, hasta la muerte de Solbes, en 1981, en manos de los dos primeros.

El Equipo Crónica, influido por los debates generados en el seno de Estampa Popular, surge como una crítica al individualismo y a la imagen romántica del artista genio.

De ahí la idea de disolver la personalidad de los artistas bajo un nombre colectivo y, a la vez, anónimo.

Aunque ya desde las primeras exposiciones no faltan voces suspicaces que ponen en duda esa forma colectiva de trabajo -se dice que dentro del grupo Solbes es quien pensaba y Valdés quien pinta-, lo cierto fue que mientras dura su andadura, ambos conceptualizan y pintan por igual.

Valeriano Bozal, especialista tanto del Equipo Crónica como de Manolo Valdés, así lo corroboraría:

Su trabajo es colectivo en todos los aspectos, ambos participaban en el debate y en la realización de las obras en pie de igualdad, y ésa fue precisamente una de las razones por las que su lenguaje adquirió singular fortuna.

Desde el primer momento, y en un sentido parecido al formulado por el pop art inglés y norteamericano, el Equipo Crónica considera que las imágenes, ya provenientes de la alta cultura ya de la cultura de masas, son esencialmente un vehículo comunicativo. Para ambos artistas, una imagen procedente del cine, el cómic o las revistas ilustradas tiene idéntico valor que una reproducción gráfica de una pintura de Velázquez, Vincent van Gohg o Pablo Picasso.

Esta concepción no categórica de la imagen visual será la que, en última instancia, les permite descontextualizar y combinar antitéticamente distintas representaciones, generando de este modo significados distintos a los que tenían originariamente y por separado.

Este maridaje compositivo, lejos de ser un atractivo juego visual, será la estrategia a través de la cual el Equipo Crónica proyecta su mirada irónica, cuando no crítica, sobre la realidad de la época.


Sin embargo, ese realismo crítico con que define su obra algunos estudiosos no es su único campo de interés: en series como Autopsia de un oficio (1969-1970), La subversión de los signos (1974), El billar (1977) o Crónica de la transición (1981-1982) revisan y reinterpretarán los estatutos de la propia tradición pictórica.

1981, cuando están trabajando en la que a la postre es su última serie, Lo público y lo privado, fallece Rafael Solbes.

A aquellos momentos personalmente difíciles, a Manolo Valdés se le suma la incertidumbre de decidir cómo y hacia dónde proseguir su carrera.

Puede elegir entre continuar con lo que había sido el Equipo Crónica (solo o en compañía de otro pintor) o emprender camino en solitario.


Elige esta última opción. La primera exposición que realiza después de la muerte de Solbes es en la Galería Maeght de Barcelona en 1982.

Presenta un conjunto de pinturas y esculturas en las que reelabora, sirviéndose de distintos lenguajes vanguardistas, el famoso Retrato de la reina Mariana de Austria de Velázquez.

En una línea parecida a la del Equipo Crónica, esa mezcla de motivos y estilos dispares daba lugar a una Mariana transmutada, a una Mariana que, ya a la manera de Picasso, Vasili Kandinsky o Joan Miro, rebasaba los referentes historicistas para convertirse en un homenaje al propio quehacer artístico.

A lo largo de los años ochenta, Valdés incorpora un nuevo sentido del tratamiento pictórico que lo aleja progresivamente de los modos de hacer heredados de su etapa en el Equipo Crónica.

Aunque sigue inspirándose en las grandes obras de la historia del arte, la narratividad o el gusto por la ironía y lo anecdótico van desapareciendo en pos de una pintura cada vez más densa y esencial.

A través de ese reencuentro con la textura y la materia, y aun sin apartarse nunca de la figuración, sus trabajos se acercan técnicamente a los de pintores informalistas como Manolo Millares, Antoni Tapies, Alberto Burri o Jean Dubuffet.

Asimismo, también en esos mismos años, la escultura ocupa un papel cada vez más relevante dentro de su producción.

Aunque la madera es el material que más trabaja, no rehúsa explorar las calidades táctiles y formales del plomo, el zinc, el granito, el alabastro, etc.

1989, buscando nuevas vías creativas, se traslada junto con su familia a Nueva York, ciudad en la que sigue viviendo y trabajando desde entonces.

En lo sustancial, a lo largo de la década de los noventa, Valdés continuó con esa línea de trabajo basada en la asimilación y reelaboración de objetos y de obras de arte.

Con todo, y fruto seguramente de sus largos paseos por las calles neoyorquinas, habrá, en estos años, una presencia cada vez mayor de motivos provenientes de la vida cotidiana, tales como zapatos, bolsas de la compra, frascos de perfume, guantes, etc. Pero esos objetos -al igual que las vasijas griegas del Metropolitan Museum, o los picassos y matisses del MOMA, o los velázquez y zurbaranes del Museo del Prado- serán sólo pretextos con los que tejerá sus obras, pretextos que lo llevarán a reflexionar sobre el arte en sí mismo, sobre sus formas, texturas, materias y colores.

Entre octubre de 2002 y enero de 2003, el Museo Guggenheim Bilbao le dedica una de las retrospectivas más importantes que se hacen hasta el momento.

La exposición, comisariada por Kosme de Barañano, muestra una selección de las pinturas y esculturas más significativas de sus últimos veinte años de trayectoria artística.

Por otra parte, la feria Arco ’03 presenta en febrero su serie Horta de Ebro.

2017 Bankia hace una exposición memorable del Equipo Crónica.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Manolo Valdés. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).
Foto trianart
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/valdes_manolo.htm
https://www.museobilbao.com/exposiciones/equipo-cronica-230
https://www.march.es/arte/palma/coleccion/artista.aspx?p0=38
https://graffica.info/equipo-cronica-la-rebelion-pop/
https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/9-invitados-con-arte/41395-entrevista-valdes
https://catalogo.artium.eus/dossieres/artistas/equipo-cronica/biografia
https://www.fundacionbancaja.es/exposicion/exposicion-antologica-de-equipo-cronica/