
Botta en sus casas de campo de Tesino como Gregotti en su colonia de viviendas de Canareggio veneciano interrelacionan en los 80 elementos históricos y contemporáneos, obteniendo buenas soluciones arquitectónicas.
Tadao Ando hace algo parecido en su obra.

Combina la geometría austera y las texturas materiales del funcionalismo europeo y norteamericano con elementos arquitectónicos japoneses tradicionales

También asume explícitamente la arquitectura tradicional de la vivienda japonesa.
Aunque la obra de Ando no parece resultado de la tradición histórica, por el contrario a más de uno le parecen muy modernas.


La causa es el hormigón, el material usado por Ando, que con excepción de Le Corbusier ningún otro arquitecto del siglo XX sabe utilizar con tanta delicadeza y talento.

Por las proporciones, por la dirección de la luz, con la que pretende acentuar el efecto de espacio, y por la ascética sobriedad en la utilización en los materiales de construcción, la arquitectura de Ando es excepcional




Nada es lo que parece en Ando, quien se limita a combinar el hormigón con bloques de vidrio a pesar de cual sabe crear efectos de espacio que como en la Glass Block House (Casa Ishihara) crea una atmosfera casi mística.



La total reducción del material de construcción al hormigón, y el efecto de su textura superficial a la vista determinan el aspecto de sus edificios como la Casa Koshino en Ashiya, Hyogo construida en dos etapas, en 1979-1981 y en 1983-1984.

El diseño de la Casa Koshino (1980), organizada en dos cuerpos paralelos unidos por un pasillo subterráneo, utiliza la luz en un contexto menos urbano, más paisajístico, generando un laberinto de luces y sombras original.
Es la luz la que destaca la textura del hormigón, y ambos elementos, funcionan como único adorno.
En ellas se observa que la arquitectura de Ando no solo esta enraizada en la construcción tradicional de la casa japonesa, sino que sufre una gran influencia de la arquitectura moderna.

En un mundo inundado de estímulos de color, de imágenes vivas y de estrepitosas señales acústicas, las edificaciones de Ando transmiten un mensaje de paz.

Aceptando el lenguaje de sus materiales y asumiendo sus fachadas y sus interiores, proporcionados ambos se alcanza casi la contemplación.
La gracia de Ando con la luz, la naturaleza y el espacio lo catapulta a la escena mundial a mediados de los 1980.

La originalidad y consistencia que caracteriza las propuestas más conocidas de Ando desde mediados de los ochenta es su carácter espiritual.

La incorporación de la naturaleza dentro de las construcciones no es gratuita ni retórica, sino que tiene su arraigo en la firme convicción de que es posible crear espacios trascendentes de meditación, serenidad y espiritualidad en nuestro mundo.

La suya es una espiritualidad moderna, que se expresa de forma arquitectónica. Y sin embargo, la arquitectura no debe distraer a la hora de la meditación, sino que ha de contribuir y fomentar la introspección.
