Transición supone dos estados simultáneos antes de un cambio
Mi provincia es tierra de fronteras, mas africana que europea y quizás por ese provincianismo chovinista, adore los periodos de transición y tránsito, donde lo imperceptible es norma.
Es atractiva la incertidumbre de lo impreciso, de lo que no está consolidado, sin saber al día siguiente si lloverá o hará bueno. Potenciando el devenir del proceso y no el resultado, el dejarse arrastrar por el instante sin un objetivo.
Donde vivo, llover poco, pero se nubla y hay truenos. Y si llueve peor, porque casi son los monzones y las infraestructuras son dudosas.
Todo es exagerado, nunca llueve y nos come el polvo, pero si cae agua es un disparate, el diluvio universal se apodera de todo, y si hace calor tres cuartos de lo mismo, el Sahara a nuestro lado no es nadie…todo es extremo.
El carácter del lugar proviene de esa vehemencia intempestiva de esa Andalucía de Lorca de sangre y fuego que, a la mínima, saca la faca de la cincha y llega a las manos.
Pero también indolentes y estoicos en la tradición romana de Seneca.
Solo el Mediterráneo isotermo y placido, atempera el clima y el chalado animo de esta sociedad de aluvión que fluye en ciclos.

La primavera . Para el verano debes ser rana por las constantes lluvias eso es sin mencionar el calor asfixiante y en el invierno hay que usar mas ropa, ensucias mas.
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