Sánchez Perrier, un dibujante prodigioso en el Prado

Autorretrato de Emilio Sánchez Perrier. Acuarela sobre papel avitelado MUSEO DEL PRADO

Se exhiben 69 de las 192 obras sobre papel adquiridas y donadas al museo por la Fundación Tatiana en 2019 En 2019 salía a la venta un conjunto de 192 dibujos del artista sevillano Emilio Sánchez Perrier (1855-1907), casi la mitad de su producción. Corría el riesgo

Emilio Sánchez Perrier. ‘Academia de dibujo en sesión nocturna’. Lápiz sobre papel avitelado MUSEO DEL PRADO

de que salieran de España. El Prado, que estaba interesado en adquirirlos, recurrió a la Fundacion Tatiana que los adquirió en la Galeria Caylus de Madrid por unos 40.000 euros y generosamente los donó al museo. Entre la celebración del bicentenario y la pandemia hubo que posponer su presentación. Se hace ahora con una muestra en la Sala D del edificio Jerónimos, que reúne, hasta el 30 de julio, una selección de 69 de ellos, a los que acompañan los tres lienzos y el dibujo del artista que tenía el Prado en su colección: una fue adquirida en 1890 por el Estado y las otras tres fueron donadas en 1908 por Pedro Ruiz Prieto, médico y amigo del artista.

Paisaje con un arroyo en Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1880-85. Lápiz compuesto sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

Pero, ¿quién es Sánchez Perrier? Un nombre desconocido no solo para el gran público. Y eso que expuso habitualmente en los Salones de París a partir de 1880 y obtuvo un notable éxito en Estados Unidos, donde era muy del gusto de la burguesía de la época. Nacido en Sevilla en 1855, fue un destacado pintor de paisajes a finales del XIX y principios del XX, pero su figura quedó ensombrecida por nombres como Martin Rico (también reivindicado hace unos años por el Prado) y, especialmente, Mariano Fortuny, que tuvo mayor fortuna crítica en España. Pero entre ellos no hay un vacío, como muchos creían. Había nombres con mucho talento. Y Sánchez Perrier es un buen ejemplo.

Vista de un río a su paso por Pontoise (?), Isla de Francia, 1885-90. Aguadas de tinta gris y de pigmentos opacos sobre papel verjurado. Museo Nacional del Prado

Pintor al aire libre, siguió el paisajismo naturalista de ambos artistas y de los miembros de la Escuela de Barbizon.

La mayoría de sus dibujos se hallaban en cuadernos, pero tras su muerte en 1907 en Alhama de Granada, a causa de una tuberculosis, se separaron y se dispersaron.

Marroquí sentado leyendo, 1887. Preparado a lápiz compuesto y aguada de tinta gris sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

A través de los 69 dibujos expuestos es posible recorrer toda su actividad dibujística, actividad en la que destaca por su realismo, luminosidad y precisión técnica. Dibujante prodigioso, abordó temas como la naturaleza, las arquitecturas y la figura humana.

Encabezamiento de una carta: vista de la Laguna de Venecia con la basílica de Santa Maria della Salute al fondo, 1884. Aguada de tinta gris sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

Dominó todas las técnicas: carboncillo, pluma, aguada… «Sus aguadas son sublimes», advierte Andrés Úbeda, director adjunto del Prado.

Paisaje arbolado con figuras en Alcalá de Guadaíra (?), Sevilla, 1885-90. Pluma y aguada de tintas gris y negra sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

Cuelgan en la muestra sus vistas de España (Cádiz, Granada, Zaragoza, La Coruña, Pontevedra), Francia (Pontoise, Poissy, Barbizon, Fontainebleau, así como zonas de Bretaña y Normandía donde peregrinaron los impresionistas), Venecia y Tánger, adonde viajó los inviernos entre 1884 y 1887. Comisariada por Gloria Solache, técnico del Gabinete de Dibujos y Estampas del Prado, la exposición viajará en otoño a la sede de la Fundación Tatiana en el Palacio de los Golfines de Abajo en Cáceres. La colaboración público-privada entre ambas instituciones (la fundación se centra en la neurociencia y la formación cívica de los jóvenes) también permitió el estudio, restauración y exhibición en la pinacoteca durante un año de dos bocetos de  Goya de la ‘Predicación de San Bernardino de Siena’.

Vista del castillo de Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1881. Carboncillo sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

Este jueves se celebra el Día Internacional de los Museos. El Prado se suma con una iniciativa más en su particular primavera barroca.

Paisaje rural en Normandía o Bretaña, 1885-90. Aguada de tinta gris sobre papel avitelado. Museo Nacional del Prado

Sus monumentales columnas neoclásicas en la puerta alta de Goya se tornan barrocas, gracias a unos adornos florales dorados inspirados en las pinturas de Herrera Mozo.

Grupo de árboles junto al cauce de un río en Pontoise (?), Isla de Francia, 1890-95. Carboncillo sobre papel avitelado agrisado. Museo Nacional del Prado

El Prado tiene su propio Puppy aunque de forma efímera.

https://www.museodelprado.es/emilio-sanchez-perrier

https://www.abc.es/cultura/arte/prado-reivindica-sanchez-perrier-dibujante-prodigioso-20230516153126-nt.html

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: