



Egoista y machista, nunca se intereso por los sentimientos de sus parejas.


El artista empleó, sobre todo, la violencia psicológica, más que física, y no solo con mujeres, sino también con hombres. Pero también fue el mejor pintor del siglo XX

Un día de 1938, Dora Maaar llegó al taller del pintor surrealista Víctor Brauner con un ojo morado. Este le preguntó qué le había sucedido. “
Me he peleado con mi padre.


Por tensas que fueran las relaciones entre padre e hija en aquella época, es difícil pensar que su padre le diera un puñetazo. No hay otra explicación que la de atribuir la agresión a Picasso su amante de entonces.

El famoso pintor conoció a esta belleza parisina, y se enamoró de su cabello rojo y sus hermosos ojos. Sin embargo, a medida que pasaron los años, Picasso, desafortunadamente, se volvió muy posesivo con su amante, y al final no tuvo más remedio que dejarlo.
Más que físico, Picasso fue un maltratador psicológico y no solo con mujeres, sino también con hombres.

Una vez que ella y Picasso se hicieron pareja, se quedaron juntos durante tres años. A menudo se la llama la «reina de sus obras cubistas», ya que apareció en una serie de sus obras de este género.
Desafortunadamente, le diagnosticaron tuberculosis y Picasso rápidamente comenzó una aventura con una mujer llamada Gaby.
Christian Zervos, el autor del catálogo razonado de la obra picassiana, explica en una carta a Siegfried Giedion que, tras una gestión fallida con el pintor, no quería ver a Picasso:
Conozco el placer que le provoca ver sufrir a la gente. La obra y el hombre nunca son lo mismo. El artista es enorme, el hombre muy pequeño.

Ella se convirtió en su primera esposa, y una gran oponente del cubismo que él estaba desarrollando en ese momento, por lo que exigió ser pintada en un estilo completamente diferente.
La pareja tuvo un hijo, Paulo, que inspiró a Picasso a comenzar una serie de pinturas titulada Maternité.
Debido al carácter coqueto de Picasso y su negativa a dejar de tener relaciones extramatrimoniales, su esposa finalmente sufrió un colapso. Al final, ella se fue con su hijo y se mudó al sur de Francia, pero nunca superó su obsesión con su esposo.
Tampoco Christian Zervos era una joya de buen comportamiento: abusó sexualmente, durante la Ocupación, de la adolescente que habían recogido en su hogar, Yvette Szczupak-Thomas, quien al cabo de los años relató su historia.

Aunque la diferencia de edad fue muy significativa, a los 29 años, la delicada joven era probablemente la única mujer con la que Picasso estaba realmente feliz. Tenía el aspecto y el carácter perfectos para modelar sus piezas surrealistas, y Picasso la manipuló con facilidad.
Aunque tenían una hija llamada Maya juntos, debido a las formas infieles del artista, eventualmente se separaron.
Se conocen muchos otros episodios del maltrato psicológico de Picasso: todo el mundo quería cuadros del artista, y su estrategia era citar juntos a dos de sus grandes marchantes para ponerles nerviosos esperando durante una hora en la antesala, elucubrando quién de los dos entraría antes.

Ella sufrió un colapso total después de enterarse de su aventura con Françoise Gilot en 1945, y llegó a decirle que «como artista puedes ser extraordinario, pero moralmente hablando no vales nada».
A Francois Gillot que narra cientos de estas anécdotas, le decía al principio:
No sé por qué la he permitido venir. Sería muy agradable ir al burdel.

Ella estaba profundamente enamorada del pintor, pero incluso ese sentimiento no era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a su difícil comportamiento. Ella no pudo soportar sus infidelidades, abusos y bromas, y finalmente lo dejó en 1953.
En 1964, publicó sus memorias tituladas “Vida con Picasso” y se mudó a Nueva York.
También le encantaba hacer coincidir a dos de sus amantes para provocar los celos: esto hizo que un día se encontraran en el estudio de Picasso Dora Maar y Marie Therese Walter que al final acabaron peleándose físicamente.

En 2005, ella subastó 20 dibujos de sí misma de Pablo Picasso.
Picasso declara años más tarde que aquel era uno de sus recuerdos más preciados.

El período en que estuvo con ella fue un momento muy creativo para Picasso. Ella fue su última musa y apareció en más de 400 de sus pinturas y cerámicas.
El artista murió en 1973, con Jacqueline a su lado. Trece años después, Jacqueline decidió suicidarse después de concluir que ya había logrado todo por él.
Las víctimas de los maltratadores psicológicos suelen tardar muchos años en denunciarlo. Y más si estos son grandes artistas o escritores.


Vanessa Springora escribe recientemente un libro titulado El consentimiento donde narra la historia de un escritor pedófilo llamado Gabriel Matzneff, famoso en Francia, que la seduce (con su consentimiento) cuando ella tenía 14 años.

No solo las víctimas se enamoran de verdad, sino que el maltratador suele ejercer de maestro de vida o las colma, como contrapartida a sus desprecios, de regalos o consejos.

De ahí que a ellas les sea tan difícil superar la etapa de admiración y reconocer que han sido víctimas de un abuso.

Pero Picasso es el mejor pintor del siglo XX, por más que ahora alguien se empeñe en desacreditarlo como tal.

Inventó el collage, inventó el cubismo, inventó las esculturas con objetos cotidianos (aunque Víctor Hugo ya había firmado un sencillo guijarro de río).

Casi siempre robando ideas a los demás, como a Braque o Julio Gonzalez o a cualquier otro.

Pero sus resultados son más vivos, más radicales, más variados, y siempre explorando hasta el infinito más posibilidades plásticas.

También era sumamente inteligente, simpático y cuando quería, generoso: dio 200.000 francos para los niños hambrientos de la República durante la guerra civil española; ayudó a muchos refugiados, regaló 1.000 dólares (de los años cincuenta) para sufragar la intervención quirúrgica de Alice Toklas, la compañera de Geltrude Stein y ayudó a varios artistas, solamente a aquellos que le caían bien.
¿Qué hacer, pues, con Picasso? Ahora con el cincuentenario de su muerte las feministas radicales querrán abolirlo y, sin embargo, como escribió Daniel Rico:
Tenemos patrimonios incómodos pero que, a poco que escarbemos, todos lo son.

Por poner otros ejemplos, Hitchcock también fue genial pero le dijo a Tippi Hedren que arruinaría su carrera al negarse esta a sus avances.

Por su parte, Dalí realizaba actos sexuales con patos, a los cuales primero mataban delante de él.

La propia Simone de Beavour, icono del feminismo del siglo XX, fue desenmascarada en un libro titulado Simone et les femmes, en donde se explica cómo la escritora siempre negó sus experiencias sexuales con jóvenes, algunas de ellas sus alumnas.

Pero lo impresionante del libro no es tanto que lo negara sino cómo,

En sus cartas a Sartre, con quien compartía algunas de ellas, las trata como objetos sexuales. Citamos estos ejemplos porque son personajes famosos, pero podemos recordar que en aquellas épocas —y también ahora— estos casos de abusos eran muy comunes. Lo que ha cambiado no sólo es la mentalidad, sino la denuncia.

¿Qué hacer, pues, con los violentos, los pedófilos, los fascistas, las manipuladoras? ¿Suprimirlos de los museos y bibliotecas? Evidentemente, no.

https://elpais.com/opinion/2022-10-22/picasso-maltratador.html
https://elpais.com/opinion/2022-08-12/picasso-y-las-mujeres.html#?rel=mas
https://elpais.com/opinion/2022-10-16/me-too-la-liberacion-de-la-voz.html#?rel=mas
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