

Nace en Córdoba, el 9 de noviembre de 1874.
Es hijo del pintor Rafael Romero Barros, director, curador y fundador del Museo Provincial de Bellas Artes de Córdoba.

Tiene a su padre como maestro y empieza a pintar con 10 años.

1890 pinta los que sería su primera obra conocida La huerta de los Morales.

1895 participa en la Exposición Nacional de Madrid, logrando una mención honorífica.

Participaría igualmente en las ediciones de 1899 y 1904, en esta última es premiado con una tercera medalla.

1900 se inicia como docente en la Escuela de Bellas Artes de Córdoba.

1906 marcha a Madrid para trabajar y estudiar, sobre todo interesado en los maestros del Prado.

Más tarde viaja por toda Italia, Francia, Inglaterra y los Países Bajos, tiempo en el que le influencian los simbolistas franceses, estilo que junto al realismo practica toda su carrera.

Ese mismo el jurado de la Exposición Nacional rechaza su cuadro Vividoras del Amor, siendo expuesto en el Salón de Rechazados, que sería más visitado que las salas de la Nacional.

1907 junto a los pintores más influyentes de ese momento concurre a la Exposición de los Independientes, que organiza el Círculo de Bellas Artes.

1908 logra su primera medalla en la Exposición Nacional con su cuadro Musa gitana.
1911 obtiene el Primer Premio en la Exposición de Barcelona Retablo de amor, y en 1913 el Primer Premio en la Internacional de Múnich.

1912 en la Exposición Nacional, aspira a la medalla de honor, pero su obra no es reconocida, hecho que provoca que sus admiradores le entreguen una medalla de oro que es cincelada por el escultor Julio Antonio.

Cuando sus cuadros, presentados en la Exposición de 1915, tampoco logran la medalla de honor, decide retirarse de las Exposiciones Nacionales.

1916 obtiene la cátedra de Ropaje en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, tras lo que se instala en Madrid.

Desde este momento, sus cuadros comienzan a representar el Pabellón Español en distintos certámenes internacionales, en París y Londres, entre otras importantes ciudades europeas.

El éxito le llega en Buenos Aires en 1922; en agosto de ese año Romero de Torres viaja a la República Argentina acompañado de su hermano Enrique, para acudir a la inauguración de la exposición, que es presentada en el catálogo por un espléndido texto de Ramón Valle-Inclán, fue un éxito sin precedentes.

Es miembro de la Real Academia de Córdoba y de la de Bellas Artes de San Fernando.
Varias de sus obras se exhiben en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, y realiza múltiples exposiciones individuales, tanto en España como en el extranjero.

1930, agotado por su intensa actividad, le sobreviene una dolencia hepática, por lo que regresa a Córdoba para reponerse.

En ese tiempo pinta en estudio de la Plaza del Potro, la que es su última y la más conocida de sus pinturas, La chiquita piconera.

Muere en su casa de la Plaza del Potro de Córdoba, el 10 de mayo de 1930.

La ciudad conmocionada asiste en masa, desde las clases más humildes hasta la aristocracia cordobesa.

La mayor parte de su obra se encuentra en Córdoba en el Museo Julio Romero de Torres, que es posible gracias a la donación de cuadros por su familia, por coleccionistas privados o comprados por el Ayuntamiento.

Algunas de sus obras más destacadas:
Naranjas y limones, Amor místico y amor profano, El Poema de Córdoba, Marta y María, La saeta, Cante hondo, La consagración de la copla, Carmen, y la citada La chiquita piconera.

El Museo Carmen Thyssen de Málaga tiene en su colección: La Buenaventura, Feria de Córdoba y La Monja y Boceto del Poema de Córdoba.

El Reina Sofía alberga Mira que bonita era, El pecado, Las aceituneras, Conciencia tranquila, Manola, Lectura y un retrato de Ysolina Gállego de Zubiaurre.

2017 Christie´s vende dos cuadros del pintor: A la Fuente, adjudicado en 47.500 Libras, y El Pozo, vendido en 35.000…

Lejos de los tópicos de la dictadura, una exposición en Sevilla reivindica al artista cordobés como un intelectual a la altura de Valle-Inclán y Pérez de Ayala

La mirada insondable de las mujeres que retrató durante más de tres décadas el pintor Julio Romero de Torres (Córdoba 1874 – 1930), han tenido muchas y contrarias interpretaciones desde su muerte temprana antes de los 56 años.
Desde los clichés interesados asociados a un folclorismo simplista, alimentado por el uso propagandístico que el franquismo hizo de la obra del artista cordobés, hasta el sentimiento místico y trascendental de la vida con el que lo describió su amigo Ramón Pérez de Ayala.
Esto lo entronca directamente con los grandes intelectuales de su tiempo, llenos de pesimismo noventayochista.
Es precisamente El sentimiento místico. Julio Romero de Torres el título de una esclarecedora exposición inaugurada en Sevilla (Sala Velázquez de la Fundación Cajasol) que pretende redescubrir al pintor más allá de los tópicos que lo han encasillado durante décadas como el pintor de las mujeres morenas y de la Andalucía más folclórica, según su comisaria.
Para ponderar al pintor cordobés como un artista “rompedor, libérrimo, que coqueteó con los ismos, pero que creó un universo absolutamente propio”, Oropesa ha seleccionado 27 obras fechadas entre 1900 y 1930 —sus años de máxima producción— que proceden en su mayoría de colecciones privadas y no se habían expuesto públicamente en estos últimos cuarenta años, incluso algunas de ellas son prácticamente inéditas y se pueden ver por primera vez en una muestra institucional.
Diferentes modelos de feminidad que ya no responden a antiguos arquetipos se esconden detrás de cada una de las pinturas que componen la muestra: mujeres sensuales, provocativas y provocadoras, de sonrisas procaces, en roles tradicionalmente masculinos, vestidas de torero en los vomitorios de una plaza de toros o empuñando pistolas y escopetas; incluso mujeres que huyen, previsiblemente de un destino predestinado, dialogan, cuando no se imponen, a las damas de mantilla, costureras y piconeras de rasgos andalusíes que durante décadas convirtieron al cordobés en un pintor de almanaques.
Dice la comisaria:
Y es que, esa captación de la belleza en Romero de Torres que siempre supo ir más allá y ver lo que tenían dentro esas mujeres, como si hubiera adivinado qué existía detrás.
Te pones delante y las imágenes te están interpelando, siempre hay un diálogo entre el cuadro y el espectador.
Como artista de finales del siglo XIX y de los primeros años del XX, Julio Romero de Torres cultiva la peculiar imagen de la condición femenina a través del Modernismo, del Simbolismo e incluso del Decadentismo.
En sus obras, el poder de evocación es tal que libera a la mujer de las ataduras propias de esa época en España, donde el catolicismo seguía teniendo en las instituciones y en la sociedad un peso importantísimo, y especialmente en la cultura andaluza, tan llena de tradiciones religiosas.
Aun así, la muestra reúne también algunos de los cuadros más icónicos de Romero de Torres, como el gran lienzo La consagración de la copla, ciertamente iconoclasta: “imagínate lo que significaba en esa época consagrar una guitarra”; o la célebre Fuensanta, que sirvió de imagen para el billete de cien pesetas que estuvo en curso legal hasta 1978, ambas custodiadas en colecciones particulares.
Retratos de sus musas, como Pastora Imperio, la actriz Raquel Meller —que fue portada de la revista Times en la década de los años 20 del siglo pasado— o Elena Pardo desfilan por una muestra que incluye la proyección audiovisual del documental que le dedica la cadena norteamericana Fox en 1925 y que, gracias a una cesión de la Universidad de Carolina del Sur, puede verse por primera vez en España en una exposición sobre el pintor cordobés.
Asimismo, cada cuadro está acompañado por una cita alusiva a la creación de Romero de Torres escrita por sus amigos, grandes escritores y pensadores de su tiempo como Valle Inclán—quien lo introduce en las tertulias del Café de Levante en Madrid—, Azorin Santiago Rusiñol, Ricardo Baroja o Gutiérrez Solana, entre otros.
Dice la comisaria:
Esta es una exposición muy literaria fue más que un pintor: hoy, con la distancia del tiempo, podemos ver en él a un auténtico intelectual y tan concienciado como toda la Generación del 98 por los problemas de la época.
Fue, asimismo, un pintor de carácter social. Retrataba a todo tipo de personajes, de cualquier estamento social, y dejó constancia de la forma de vida en esos años en España.
Así lo describe, por ejemplo, Ramón Pérez de Ayala:
Grandes son las excelencias del arte de Romero de Torres (…) pero acaso la más eminente de todas consiste en el sentimiento místico y transcendental de la vida, en esa abismática potencia de captación que asoma en los ojos de algunas de sus mujeres, y nos pasma y suspende, como si nos asomásemos a un barandal en el borde último del universo.
Pintor infatigable y muy prolífico —aún a falta de un catálogo razonado que tenga documentada toda su obra—, Romero de Torres recibió feroces críticas y fervorosas exaltaciones durante sus años de actividad, aunque sin duda gozó de enorme éxito en vida.
Realiza muchos encargos de la alta burguesía, por lo que su obra se encuentra diseminada —y poco localizada― en incontables colecciones particulares. Su fama trascendió igualmente de Europa y llegó a América Latina.
Precisamente, como valor añadido a esta exposición, se da la circunstancia de que El sentimiento místico coincide con el centenario de la celebración de la primera gran exposición que celebró en 1922 en Buenos Aires y que fue su consolidación como artista internacional.
Lo vendió absolutamente todo, la muestra se prolongó durante meses y eso hizo que regresara a España como una estrella.
Los artistas pueden llegar a ser víctimas de sus éxitos, por lo que recomiendo que, para ver su pintura, el espectador se acerque libre de prejuicios externos.
Cuando se habla de Romero de Torres, ahí están sus estereotipos, las frases hechas que no nos permiten adentrarnos en la profundidad de sus pinturas, en la magia de su proceso creativo
Romero de Torres nos atrapa, si estamos dispuestos, al igual que atrapaba el alma de todas aquellas personas a las que pintaba.
https://elpais.com/ccaa/2014/10/22/andalucia/1413997806_210757.html#?rel=mas_sumario
http://www.museojulioromero.com/
Trianart
Córdoba: Museo Julio Romero de Torres