
Nacido Vittore Scarpazza, nace en Venecia en 1460.

Cambia el apellido de su padre, Piero Scarpazza, por el de Carpaccio.

Considerado uno de los mejores pintores del Quatroccento italiano, y uno de los más destacados de entre los venecianos de la transición entre el siglo XV y el XVI.

Desarrolla un discurso propio, manteniéndose al margen de las corrientes de la época.

Hay poca la información sobre su formación como pintor o de sus primeras obras, se sabe que realiza su aprendizaje en Venecia, y se ha sitúa en el entorno de los Bellini aunque algunos estudios recientes apuntan que es discípulo de Lazzaro Bastiani.

Muestra un mundo atormentado y poético y es uno de los creadores más cultos de la época, cercano al ambiente del humanismo veneciano, aborda en su obra temas caballeresco y corteses

Tiene influencias de la pintura flamenca, de los grandes artistas ferrareses y, especialmente, de las obras dejadas Antonello da Messina, de las que asimila la precisión en las relaciones volumétricas y cromáticas.

Su fama se debe a los ciclos realizados en Venecia para algunas hermandades: obras que ejercen gran influjo en la sensibilidad popular en donde destacan, junto con el rigor formal, sus dotes de narrador.

Alcanza la fama con el ciclo de las pinturas históricas para el Palacio Ducal de Venezia (destruído en el incendio de 1577), donde colabora con Bellini.

Protagonistas entre los siglos XV y XVI, idealiza el ambiente veneciano desde el realismo y utopía, así como documenta una atractiva fábula literaria: el mundo elegante de las historias de Sant’Orsola, las victorias de san Jorge con el dragón o de la vida cenobítica del gran sabio Jerónimo.

En la historia, la interrupción de un equilibrio que aparecía perfecto se viene abajo entre los citados siglos, debido a las guerras, crisis política, divisiones religiosas que provocan el ocaso de una época y comienza otra, más dolorosa, más laica y desprejudicada, más arriesgada y libre en la evolución y transformación de los lenguajes del arte.

En este contexto emergen nuevos protagonistas como Giorgione, Tiziano, de Lotto, Pordenone, Sebastiano del Piombo.

Carpaccio con el nuevo siglo somete su lenguaje expresivo a una prueba, de perfeccionamiento y de verificación.

Un viaje desde la capital al territorio, hacia el límite oriental de la República de Venecia, hacia la tan querida y luminosa Istria, pronto invadida por la la Reforma.

Su atención hacia los nuevos lugares se percibe claramente en la pintura Entrada del podestá Sebastiano Contarini en la catedral de Capodistria (1517) o la recreación de la ciudad de Pirano, descrita con una exactitud topográfica en el paisaje de la Virgen en trono con el Niño y Santos (1518).

Oriente, atraviesa su imaginario estimulado por su creatividad: Jerusalén, Constantinopla, Egipto y África del norte, con animales exóticos, palmas y desiertos, así como con llanuras y montañas verdes, despeñaderos y vegetación mediterránea.

Las ciudades, las interpreta monumentales, repletas de antigüedades clásicas y de arquitecturas modernas.

Venecia aparece fantástica y coloreada con un puerto multiétnico, salpicada de campanarios y probablemente minaretes

Su hijo Benedetto Carpaccio, del que se conocen pocas obras (firmadas y fechadas en el período 1537-1541) nace en Venecia a inicios del Quinientos y se establece en Capodistria, donde esta su taller de pintura tras la muerte del padre.

Benedetto sigue utilizando los dibujos creados por Vittore, adaptándolos a un proceso de simplificación.

De hecho, sus lienzos son brillantes y fáciles pero menos dotado que su progenitor, con capacidad de la narración y de comunicación popular, acentuado con colores resplandecientes, otorgando espacio a nuevas devociones como Nombre de Jesús y trabajando para las órdenes religiosas tan importantes en la Istria.

Benedetto abandona la pintura por una ocupación administrativa en Capodistria, donde muere en 1560.

Trianart