Podría ser, se me acaba de ocurrir. La felicidad no tiene qué ser un estruendo, más bien al contrario, es silenciosa y anónima. Abomino de la falta de contención, del histrionismo, aj. Nada más lejos de la realidad pensar que los adversarios nos hacen mejores, no se lo cree ni el que lo ha escrito, queSigue leyendo «Ver retorcerse a mi peor enemigo»
