En la Edad del Bronce priorizaron el regadío de viñedos en época de escasez

Una investigación basada en el análisis de isótopos de carbono en más de 1.500 muestras arqueobotánicas, muestra que las sociedades antiguas del Creciente Fértil destinaron ingentes recursos a irrigar viñedos, subrayando el valor cultural y económico fundamental del vino en la antigüedad.

Las sociedades agrícolas de la Edad de Bronce y del Hierro en el Próximo Oriente Antiguo tomaron decisiones estratégicas de gestión de recursos que priorizaron de forma inequívoca la producción vitivinícola sobre la oleícola durante periodos de cambio y estrés climático, según se desprende de un estudio interdisciplinar dirigido por investigadores de la Universidad de Durham.

El hallazgo, que aporta una evidencia científica tangible a hipótesis arqueológicas previas, pinta un panorama de comunidades altamente adaptativas que asignaban sus escasos recursos hídricos en función del valor cultural y económico de los cultivos, optando por asegurar el vino, un bien de prestigio, incluso a expensas de otros potencialmente más resilientes.

La investigación, publicada recientemente, se sustenta en el meticuloso examen de 1.500 especímenes de semillas y fragmentos de madera carbonizada de vid (Vitis vinifera) y olivo (Olea europaea). Estas muestras, recuperadas en numerosos yacimientos arqueológicos distribuidos por el Levante y el norte de Mesopotamia —territorios que hoy comprenden Líbano, Jordania, Israel, Palestina, Siria, Turquía y el norte de Irak—, abarcan un arco temporal de 2.400 años, desde el Bronce Antiguo hasta la Edad del Hierro (aproximadamente entre el 3000 y el 600 a.C.).

El núcleo de la metodología aplicada por el equipo de Durham radicó en el análisis de los isótopos estables de carbono presentes en los restos vegetales. Dado que estos isótopos no son radiactivos y no decaen con el tiempo, su ratio se mantiene inalterado desde el momento de la carbonización, funcionando como un archivo bioquímico de las condiciones de vida de la planta.

La proporción entre C¹³ y C¹² varía directamente en función de la disponibilidad de agua durante el crecimiento de la planta; un ratio más alto es un indicador fiable de estrés hídrico, es decir, de escasez de agua.

Los resultados del análisis isotópico revelaron patrones distintos y evolutivos. Para las fases más antiguas, correspondientes al Bronce Antiguo, las señales de estrés hídrico detectadas en las muestras de ambos cultivos se correlacionaban directamente con las variaciones estacionales naturales de humedad, lo que sugiere una dependencia inicial de la pluviometría natural sin intervenciones de irrigación a gran escala.

No obstante, el panorama cambió a partir del Bronce Medio. Los datos indican una mayor variabilidad en las señales de estrés hídrico y, de manera crucial, la presencia constante de restos de vid y olivo en contextos geográficos y estratigráficos asociados a regiones de notable aridez, donde su cultivo sin ayuda humana habría sido ecológicamente inviable. Esta presencia en zonas secas constituye una prueba material indirecta, pero robusta, de la implementación generalizada de prácticas de irrigación artificial para sostener la agricultura.

La divergencia fundamental, y el hallazgo principal del estudio, reside en cómo se asignó este recurso artificial. El análisis isotópico demuestra que los agricultores destinaron el agua disponible de manera preferente y intensiva a los viñedos, en detrimento de los olivares. El olivo, un cultivo arbóreo notablemente más resistente a la sequía y con requerimientos hídricos sensiblemente menores, parece haber sido manejado de forma más extensiva, sobreviviendo con el agua de lluvia y eventuales aportes suplementarios. La vid, sin embargo, requirió y recibió una inversión en irrigación desproporcionadamente alta.

Esta estrategia de gestión de riesgo queda corroborada por el registro arqueobotánico, que muestra la presencia de vides cultivadas de forma sistemática en áreas marginales, topográfica y climáticamente inadecuadas para su desarrollo natural.

El esfuerzo colectivo requerido para excavar canales, construir presas y transportar agua hasta estos viñedos condenados a la sequía solo puede explicarse por el valor excepcional que el producto final, el vino, poseía en el seno de aquellas sociedades.

Los investigadores de la Universidad de Durham argumentan que esta elección no fue meramente utilitaria o alimentaria. Por el contrario, fue una decisión económica y cultural profundamente meditada. El vino en el mundo antiguo del Creciente Fértil era un bien de lujo, un elemento central en rituales religiosos, prácticas funerarias, sellado de tratados diplomáticos y banquetes de élite. Funcionaba como una potente mercancía para el comercio a larga distancia y como un símbolo de estatus social. Su valor económico y cultural superaba con creces al del aceite de oliva, un producto más básico y común.

El estudio concluye que estos agricultores antiguos poseían un conocimiento agronómico sofisticado y una notable capacidad de resiliencia. Eran plenamente conscientes del balance entre el riesgo de cosecha, el coste en mano de obra que suponía la irrigación intensiva y el retorno esperado de cada cultivo.

Su elección de priorizar la vid, aun en contextos climáticos adversos, fue una apuesta estratégica por un producto de alto valor, confirmando que los desafíos modernos de la gestión hídrica, la adaptación climática y la asignación eficiente de recursos en agricultura tienen una historia profundamente enraizada en el pasado humano.

La investigación refuerza la imagen de unas sociedades antiguas dinámicas, inteligentes y capaces de tomar decisiones complejas para salvaguardar no solo su subsistencia, sino también su estructura cultural y económica.

Durham University

Riehl S, Deckers K, Hinojosa-Baliño I, Gröcke DR, Lawrence D (2025) Fluctuations of viti- and oleiculture traditions in the Bronze and Iron Age Levant. PLoS One 20(9): e0330032. doi.org/10.1371/journal.pone.0330032

La Brujula Verde

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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