Hallan en la isla de Paros estructuras ocultas en una torre helenística de hace 2300 años

En las Cícladas, las torres antiguas como la de Palaiopyrgos en Paros eran mucho más que simples estructuras defensivas.

Estas construcciones de la época helenística y romana servían como el corazón de complejos agrícolas.

Se ubicaban estratégicamente en el paisaje para gestionar la producción de productos como el vino y el aceite de oliva, y para proteger los campos de cultivo y la propiedad.

La torre de Palaiopyrgos, que se creía que estaba aislada, ahora se entiende como el centro de un complejo más amplio que incluía espacios de trabajo y posiblemente viviendas anexas.

Su descubrimiento resalta un aspecto menos conocido de la vida en las islas: una economía rural organizada y productiva que dependía de la agricultura y la exportación marítima.

La mayoría de las torres, como la de Palaiopyrgos en Paros, servían como centros de gestión agrícola. Estaban ubicadas en áreas de cultivo y se utilizaban para la producción y el almacenamiento de bienes, como el vino y el aceite de oliva.

Estas estructuras se construían con materiales locales, a menudo mármol o piedra, y con muros gruesos. Esto les daba una función defensiva y les permitía resistir los elementos y el paso del tiempo.

Las torres no estaban solas en el paisaje. Al igual que el reciente hallazgo en Paros, los arqueólogos han descubierto que muchas estaban rodeadas por muros, patios y otras habitaciones anexas.

Aunque todas estaban en zonas rurales, su ubicación exacta variaba. Algunas se encontraban en colinas para tener una mejor vista, mientras que otras estaban más cerca de las áreas de cultivo o los puertos.

El tamaño y el diseño de las torres podían variar significativamente. Por ejemplo, la torre de Pyrgos Chimarrou en la isla de Naxos es una estructura más grande y monumental que la de Palaiopyrgos, lo que sugiere que podría haber tenido una función más defensiva o simbólica en su contexto.

Si bien la piedra local era el material principal, el tipo de piedra y la técnica de construcción podían variar. La torre de Naxos, por ejemplo, está construida con mármol local, mientras que la de Paros utiliza una mezcla de piedra caliza y gneis…

Un equipo internacional de arqueólogos ha utilizado por primera tecnología de prospección geofísica de subsuelo para inspeccionar la tierra alrededor de una antigua torre griega en la isla cicládica de Paros. El estudio, publicado en Journal of Archaeological Science: Reports, descubre lo que podría ser un antiguo complejo agrícola enterrado, y establece un nuevo método eficaz para documentar y proteger el patrimonio arqueológico rural, cada vez más amenazado por el desarrollo urbanístico y el turismo masivo.

La investigación se centró en la torre circular de Palaiopyrgos, una construcción de la época helenística (siglos IV-III a.C.) situada a 800 metros de la costa norte de Paros. Hasta ahora, este tipo de torres rurales se habían estudiado principalmente desde el punto de vista arquitectónico. Se sabía que cumplían múltiples funciones —defensivas, habitacionales, penitenciarias y, sobre todo, como centros de producción agrícola—, pero se conocía muy poco sobre cómo se integraban en el paisaje que las rodeaba.

Explican los autores en el artículo:

La prospección geofísica en Grecia se ha aplicado principalmente en yacimientos urbanos antiguos del continente y Creta. Rara vez se utiliza en las islas Cícladas y aún menos en contextos rurales.

Este trabajo rompe con esa tendencia al aplicar la prospección magnética, una técnica geofísica no invasiva, para buscar bajo tierra en los campos de cultivo que rodean la torre, con el objetivo de detectar estructuras anexas enterradas y huellas de actividad agrícola antigua que ya no son visibles en superficie.

El equipo, dirigido por Emlyn Dodd del Instituto de Estudios Clásicos de la Universidad de Londres, cartografió un área de 3 hectáreas alrededor de la torre utilizando un magnetómetro de gradiente. Este instrumento actúa como un detector de metales muy sensible que mide las minúsculas variaciones en el campo magnético natural de la Tierra.

Estas variaciones o anomalías delatan la presencia de estructuras enterradas: un muro de piedra, un hoyo, una zanja o incluso una acumulación de cerámica quemada, alteran el magnetismo del suelo y quedan registradas en los datos.

El proceso es complejo, pero el principio es simple: lo que está enterrado y es distinto a la tierra que lo rodea, deja una huella magnética. Los datos se procesaron con software especializado para crear mapas que, como una radiografía del terreno, muestran estas anomalías en forma de manchas, líneas y figuras geométricas que los arqueólogos deben interpretar.

Los resultados, detallados en el estudio, revelan varias anomalías prometedoras. La más significativa se encuentra a unos 35 metros al sureste de la torre. El informe la describe como un grupo de anomalías formado por dos concentraciones magnéticas altas junto con anomalías lineales débiles y regulares.

Aunque su forma exacta no está clara, su proximidad a la torre y el hecho de que coincida con una zona donde el trabajo de campo superficial halló una densidad sustancial de fragmentos de ánforas sugiere que podría tratarse de los restos de una estructura anexa, quizás una habitación o espacio de trabajo relacionado con las actividades de la torre.

Otra anomalía aparece justo al norte de la torre. Los investigadores creen que podría ser una acumulación de material o un relleno más que una estructura en pie, pero su posición clave invita a pensar que forma parte del complejo.

Además, el magnetómetro detectó lo que parece ser una antigua división del terreno: una línea recta este-oeste que cruza los campos del norte y que podría ser un límite de propiedad histórico,

Para interpretar estos hallazgos, los arqueólogos miraron hacia otras torres similares en las Cícladas. Un paralelo clave es la torre de Cheimarrou, en la vecina isla de Naxos. Allí, la torre central está rodeada por un patio cuadrado de 34×34 metros que alberga al menos siete habitaciones anexas, algunas con prensas para la producción de aceite de oliva de época romana tardía.

Admiten los investigadores:

Si hubiera existido una situación similar en Palaiopyrgos, es posible que algunas partes de un patio de estas dimensiones no hubieran sido detectadas por el estudio.

Y es que el estudio se enfrentó a limitaciones: un camino moderno, canales de drenaje y acumulaciones de piedras ocultaron parte del subsuelo inmediato a la torre. De hecho, una pequeña zanja de prueba excavada antes del estudio geofísico reveló un tramo de muro adosado a la torre que el magnetómetro no había podido detectar debido a estos obstáculos. Este hallazgo confirma que muy probablemente existieron más estructuras alrededor de la torre, ahora enterradas bajo montones de escombros.

En conjunto, estos datos ponen de relieve que es probable que la torre no estuviera aislada, a pesar de que actualmente no se vean los límites del patio ni otras estructuras, concluye el estudio.

Es decir, la torre de Palaiopyrgos no estaba sola; era el núcleo de un complejo rural activo.

La torre y sus alrededores estuvieron en uso durante siglos. Los fragmentos de cerámica recogidos en la superficie del terreno cuentan una historia que comienza en el período Arcaico (siglo VII a.C.), con una presencia importante en época clásica y helenística, y que continúa de forma mucho más concentrada y extensa en época romana y tardorromana. El hallazgo de contrapesos de prensa cerca de la torre sugiere una producción local significativa de vino o aceite de oliva, probablemente vinculada a los hornos de ánforas de los siglos VI-VII d.C. excavados en la cercana bahía de Naousa. Estos productos se envasarían en las ánforas para su exportación marítima, lo que encaja con la abundancia de fragmentos de estos recipientes encontrados.

Más allá de los descubrimientos específicos en Palaiopyrgos, este proyecto sienta un precedente crucial para la conservación del patrimonio en las islas Cícladas. Paros y sus islas vecinas sufren una presión inmobiliaria y turística sin precedentes. Los nuevos edificios se agrupan cada vez más cerca del yacimiento arqueológico de Palaiopyrgos, alerta el artículo. La construcción de alojamientos turísticos se expande por el paisaje rural, amenazando yacimientos que ni siquiera han sido documentados.

La prospección geofísica se postula aquí como una herramienta de primera línea, rápida, eficiente y no destructiva, para que las autoridades locales puedan tomar decisiones informadas. La adopción de una metodología integrada ofrece vías rentables para avanzar a las agencias de patrimonio cultural, permitiendo a los arqueólogos registrar de manera eficiente las características arqueológicas superficiales y subterráneas con un alto grado de resolución.

Este método permite priorizar: si los datos magnéticos no muestran nada, se evitan costosas e invasivas excavaciones de sondeo. Si, señalan áreas de interés, las excavaciones pueden ser extremadamente precisas, ahorrando tiempo y recursos.

El estudio de Palaiopyrgos es un primer paso. Los autores son prudentes y reconocen que los resultados, aunque prometedores, no son definitivos.

La naturaleza de las anomalías detectadas deberá confirmarse con futuras excavaciones específicas en los puntos clave señalados.

En definitiva, este trabajo demuestra que incluso en contextos rurales complejos, donde las huellas arqueológicas son más sutiles que en una ciudad, la tecnología geofísica puede sacar a la luz historias enterradas.

 La última frase del estudio resume su espíritu: 

Estos datos pueden utilizarse para orientar la ubicación de las zanjas de prueba cuando se requiere mayor claridad, o para mitigar la ubicación excesiva de zanjas de prueba cuando los datos geofísicos no indican la presencia de características, lo que fomenta un desarrollo más responsable de los paisajes del patrimonio cultural.

Emlyn Dodd, Stephen Kay, et al., The application of geophysical prospection to understand ancient Greek rural island landscapes: Magnetometry survey at Palaiopyrgos, Paros (Cyclades). Journal of Archaeological Science: Reports, Volume 67, November 2025, 105373. doi.org/10.1016/j.jasrep.2025.105373

La brujula verde

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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