Arqueólogos que trabajan en el asentamiento de Sayburç en Şanlıurfa, al sureste de Turquía, han desenterrado un tesoro extraordinario de más de 50 edificios neolíticos, muchos de los cuales aún conservan la presencia de misteriosos pilares en forma de T.

Este descubrimiento no solo amplía la huella conocida de la región de Taş Tepeler (Colinas de Piedra), sino que también proporciona evidencia excepcional de cómo las comunidades primitivas construían sus hogares y espacios sagrados en paralelo.

Los hallazgos, que destacan por sus enigmáticos pilares en forma de T, ofrecen una perspectiva notable sobre la vida cotidiana, las prácticas rituales y la evolución arquitectónica hace casi 12.600 años.
Las excavaciones en Sayburç comenzaron en 2021 bajo la dirección del profesor asociado Eylem Özdoğan, de la Universidad de Estambul. Desde entonces, el equipo ha descubierto un asentamiento denso que refleja y amplía las tradiciones culturales de Göbeklitepe, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, a menudo considerado el primer templo del mundo.
A diferencia de Göbeklitepe, donde predominan los recintos rituales monumentales, Sayburç revela un paisaje mixto de edificios domésticos y comunales. Los descubrimientos incluyen hogares, plataformas, bancos y espacios de trabajo integrados tanto en viviendas como en estructuras públicas especiales. Fundamentalmente, los pilares en forma de T —un sello distintivo de los sistemas de creencias neolíticos en la región— aparecen en ambos contextos, lo que sugiere que su significado simbólico se extendía más allá de los espacios rituales y se extendía a la vida cotidiana.
Explica Özdoğan:
Sayburç nos permite ver tanto las actividades cotidianas como los aspectos ceremoniales de la vida neolítica en un solo lugar. El número y la disposición de los pilares en forma de T difieren entre viviendas y edificios públicos, lo que demuestra cómo se entrelazaban el simbolismo y la funcionalidad.
Arqueólogos del sureste de Turquía han descubierto más de 50 estructuras neolíticas en el yacimiento de Sayburç, en Sanliurfa.
Los pilares en forma de T se encuentran entre los elementos más emblemáticos de los yacimientos de Taş Tepeler, reconocibles al instante por su estilizada forma antropomórfica. A menudo interpretados como seres antropomórficos o figuras ancestrales, estos pilares difuminan la línea entre arquitectura y espiritualidad.
En Sayburç, los pilares individuales se encuentran típicamente en estructuras domésticas, mientras que los edificios públicos a veces presentan múltiples piedras dispuestas a lo largo de las paredes o en posiciones centrales.
Esta variación sugiere jerarquías sociales, rituales compartidos y tradiciones arquitectónicas en evolución dentro de la comunidad.
En algunos casos, la ubicación de los pilares puede reflejar reuniones comunitarias, festines o actividades espirituales, mientras que, en otros, pueden haber simbolizado protección o identidad a nivel familiar. Esta versatilidad refuerza la idea de que el simbolismo neolítico estaba profundamente arraigado en cada ámbito de la vida.
Sayburç forma parte del Proyecto Taş Tepeler, una ambiciosa iniciativa arqueológica del Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía. El proyecto abarca más de una docena de yacimientos prehistóricos en la provincia de Şanlıurfa, incluyendo Göbeklitepe, Karahantepe, Sefertepe, Kurt Tepesi y Harbetsuvan Tepesi. Juntos, forman la mayor concentración de asentamientos neolíticos tempranos del mundo.
Mientras que Göbeklitepe deslumbró a los investigadores con su escala monumental, Sayburç destaca por documentar una ocupación continua de 300 años durante un período de transición crucial. Las excavaciones revelan la transición gradual de edificios circulares a rectangulares, lo que pone de relieve una evolución en las técnicas de construcción y la organización social. Esta transformación arquitectónica refleja cambios tecnológicos y culturales más amplios: la transición de grupos pequeños y móviles a comunidades más permanentes con estructuras sociales complejas.
Uno de los aspectos más atractivos de Sayburç es su doble identidad como espacio vital y paisaje ritual. Los hogares y las áreas de trabajo evocan rutinas domésticas como la cocina y la preparación de alimentos, mientras que la disposición de pilares en forma de T en edificios especiales enfatiza las ceremonias compartidas.
Esta combinación desafía las interpretaciones anteriores que separaban el ritual de la vida cotidiana en el Neolítico. En cambio, Sayburç demuestra que la espiritualidad y la practicidad coexistieron a la perfección, moldeando la forma en que las personas construían sus hogares, se reunían en comunidad y concebían su mundo.
