En el estado alemán de Hesse se halla el Glauberg, un oppidum (fortificación celta) de la Edad del Hierro y un yacimiento arqueológico que muestra un mundo perdido de los heroes, los druidas y los primeros astrónomos de Europa.
Hallado en los 90, es el lugar que revolucionó lo que sabemos sobre los celtas, la cultura que dominó gran parte del continente antes de la llegada de Roma. Aquí se encontró una escultura de piedra arenisca, el Keltenfürst o Príncipe Celta de Glauberg.

Con sus 271 metros de altura esta meseta basáltica protegida por empinadas pendientes fue un lugar codiciado desde el Neolítico (hacia el 4500 a.C.). Pero sería en la Edad del Hierro, entre los siglos VI y V a.C., cuando alcanzaría su máximo esplendor como centro de poder celta.

Los arqueólogos han descubierto que el oppidum estaba fortificado con murallas de piedra y madera (murus gallicus), un sistema defensivo típico de los celtas. En su interior vivía una comunidad de miles de personas dedicadas a la agricultura, la metalurgia y el comercio.
Pero lo más sorprendente no estaba dentro de las murallas, sino a sus pies: dos túmulos funerarios que guardaban los restos de guerreros de élite.
En 1988 un vuelo de reconocimiento reveló algo inesperado: los contornos de un gran túmulo, casi invisible desde el suelo debido a la erosión y el arado. Las excavaciones, dirigidas por el Servicio Arqueológico de Hesse entre 1994 y 1997, desenterraron un tesoro.
El túmulo principal (de 50 metros de diámetro y 6 de altura) contenía dos tumbas: una cámara de madera con un guerrero inhumado y una urna con restos cremados. El guerrero estaba acompañado de objetos excepcionales entre los que había un torque de oro, símbolo de alto rango, una jarra de bronce que alguna vez contuvo hidromiel, y armas, incluyendo una espada corta típica de la Cultura de La Tene.
Un segundo túmulo descubierto más tarde albergaba a otro guerrero, con un anillo de oro y una fíbula decorada. Estos hallazgos situaron a Glauberg al nivel de otros grandes enterramientos principescos celtas, como los de Vix (Francia) o Hochdorf (Alemania).
Pero el descubrimiento más asombroso llegó en 1996, una escultura de piedra arenisca de 1,86 metros, casi intacta salvo por los pies, que representa a un guerrero con un torque de tres colgantes idéntico al hallado en la tumba, una corona de hojas que recuerda al muérdago, la planta sagrada para los druidas, y una espada corta con empuñadura antropomorfa.
Los detalles de la escultura son tan precisos que algunos expertos creen que podría ser un retrato del mismo heroe enterrado en el túmulo. Además, su postura y atributos hacen pensar que además de un guerrero era también un sacerdote o druida conocedor de los ciclos lunares. Inmediatamente se la denominó el Keltenfürst, o príncipe celta.
El paisaje ritual que rodea a todos estos hallazgos es realmente intrigante. Los arqueólogos descubrieron al sur del oppidum un camino procesional de 350 metros flanqueado por zanjas y postes que podrían haber servido para marcar eventos astronómicos.
Investigaciones recientes revelaron que este camino está alineado con el punto del lunasticio mayor, un evento que ocurre cada 18,6 años cuando la Luna alcanza su posición más extrema en el horizonte. Es posible por ello que los celtas de Glauberg tuvieran conocimientos avanzados de astronomía, heredados desde la Edad del Bronce.
Glauberg formaba parte de una red de oppida que abarcaba desde el sur de Alemania hasta Francia, integrada por sitios como Heuneburg, Bibracte o Manching que eran centros urbanos en ciernes, donde se comerciaba con metales, sal y objetos de lujo mediterráneos.
El heroe de Glauberg, con su torque de oro y su espada ritual, era probablemente un líder político y religioso, un intermediario entre los dioses y los hombres. Su escultura, junto con los túmulos y el complejo ceremonial, apoyan la idea de que este lugar era un santuario viviente, donde el poder terrenal y el cosmos se enlazaban.
Hoy, el Glauberg es un parque arqueológico, el Keltenwelt am Glauberg (Mundo Celta de Glauberg) que ofrece a los visitantes un viaje fascinante a uno de los yacimientos más importantes de la Edad del Hierro en Europa. En el museo, inaugurado en 2011, se exhiben la escultura del héroe y los tesoros de las tumbas.
Archäologisches Landesmuseum Hessen, Keltenwelt am Glauberg
Museen in Hessen, Keltenwelt am Glauberg
Christopher Gosden, Sally Crawford, Katharina Ulmschneider, eds., Celtic Art in Europe: Making Connections
Wikipedia, Keltenwelt am Glauberg
La Brujula Verde
