Hallan en la Amazonia urnas enterradas rellenas de huesos humanos y restos de peces y tortugas

Siete urnas funerarias cerámicas, dos de ellas de grandes dimensiones, fueron encontradas bajo las raíces de un árbol caído en una zona de várzea (terrenos inundables) de Lago do Cochila en el estado brasileño de Amazonas.

Lago do Cochila forma parte de un conjunto de islas artificiales construidas por comunidades indígenas hace siglos o incluso milenios, mediante estructuras que fueron elevadas con tierra y fragmentos cerámicos para permitir así la ocupación permanente incluso en época de inundaciones.

Según explica el arqueólogo Márcio Amaral, es una forma de ingeniería indígena concebida para estabilizar el terreno y adaptarlo a las condiciones estacionales de la región.

La excavación, liderada por el Grupo de Pesquisa em Arqueologia e Gestão do Patrimônio Cultural da Amazônia del Instituto Mamirauá, se inició después de que Walfredo Cerqueira, manejador de pirarucú, alertase a las autoridades tras observar los objetos que quedaron expuestos con la caída del árbol.

Las urnas se encontraron a 40 centímetros de profundidad, probablemente bajo antiguos hogares, y presentan características desconocidas en la región tales como un gran tamaño, ausencia de tapas cerámicas, lo que indica el uso de materiales orgánicos hoy ya descompuestos, y el contenido hallado en su interior. Este se compone de fragmentos de huesos humanos junto con restos de peces y quelonios, quizá relacionados con prácticas funerarias vinculadas a rituales alimentarios.

Dado que las urnas estaban en una zona elevada por la misma estructura artificial fue necesario construir una plataforma suspendida a 3,20 metros del suelo, utilizando madera y lianas locales para extraerlas. Esto permitió excavar con precisión estratigráfica mediante el uso de un dátum —una especie de regla vertical— que garantizó el control técnico en condiciones poco convencionales.

El transporte de las piezas hasta la sede del Instituto Mamirauá en la ciudad de Tefé, a unos 190 kilómetros en línea recta, se realizó por el río en un trayecto que duro entre 10 y 12 horas y exigió una logística minuciosa consistente en envolver las urnas con película plástica, vendas de yeso para estabilizar, capas de plástico de burbujas y finalmente estructuras de madera con cuerdas. Según Geórgea Holanda, una de las investigadoras del equipo, este procedimiento garantizó que las urnas llegaran en perfecto estado.

Ya en laboratorio, el análisis preliminar del material reveló una diversidad cerámica aún poco documentada. Algunas piezas tienen una particular arcilla verdosa —rara pero presente en otros sitios del Alto Solimões—, así como fragmentos con engobes y franjas rojas, que no se asocian directamente con ninguna tradición cerámica conocida, como la Tradição Polícroma da Amazônia, lo que indica la existencia de una posible nueva tradición cultural aún por clasificar.

Los investigadores subrayan que este hallazgo invita a repensar las ideas convencionales sobre el uso de las áreas de várzea, a menudo consideradas zonas de ocupación temporal. Por el contrario, las evidencias apuntan a una ocupación continua, cuidadosamente adaptada a las condiciones del medio ambiente aluvial.

Instituto de Desenvolvimento Sustentável Mamirauá

Brujula Verde

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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