Los templos dedicados a Melkart, una de las deidades más importantes del panteón fenicio, no eran simplemente lugares de culto, sino que también desempeñaban un papel significativo en las transacciones comerciales del mundo antiguo. Esta doble función se debía a varios factores:

Los templos, al ser instituciones veneradas y respetadas, ofrecían un espacio de confianza para la realización de acuerdos comerciales. La presencia divina invocada en estos lugares confería una seriedad y un compromiso adicional a las transacciones. Se consideraba que romper un juramento o un acuerdo realizado en un lugar sagrado acarrearía la ira de la deidad.

Los templos a menudo acumulaban riqueza a través de ofrendas y donaciones. Esta acumulación los convertía en lugares seguros para depositar bienes valiosos y tesoros, funcionando en cierta medida como bancos primitivos. Los comerciantes podían dejar sus mercancías o ganancias bajo la protección del dios, lo que facilitaba el comercio a larga distancia sin la necesidad de transportar grandes sumas de valor constantemente.

En algunos casos, los sacerdotes del templo podían tener un papel en la supervisión y fiscalización de las actividades mercantiles que se llevaban a cabo en su territorio o en las inmediaciones del santuario. Esto podría incluir la verificación de pesos y medidas, la autenticación de mercancías o incluso la aprobación formal de ciertas transacciones, lo que añadía una capa de legitimidad y orden al comercio. Se cree que los templos podían enriquecerse a través de diezmos o tasas impuestas a las operaciones comerciales.

La importancia religiosa de los templos atraía a peregrinos de diversas regiones. Estos movimientos de población podían generar mercados y ferias temporales en los alrededores de los santuarios, facilitando el intercambio de bienes y productos entre diferentes culturas y comunidades.

Como ciudad madre de muchos asentamientos fenicios, el templo principal de Melkart en Tiro debió ser un centro religioso y comercial de gran importancia. Aunque los detalles específicos sobre sus funciones comerciales son limitados debido a la escasez de fuentes directas, su prestigio como santuario metropolitano sugiere su relevancia económica.

El templo de Melkart (identificado posteriormente con Hércules por los romanos) en Gadir, situado en un enclave estratégico para el comercio atlántico, es un ejemplo claro de esta doble función. Se cree que actuaba como una especie de «Cámara de Comercio» de la época, controlando y fiscalizando las actividades mercantiles y el comercio marítimo. Los comerciantes y marineros ofrecían presentes al dios en agradecimiento por viajes y negocios exitosos, o antes de emprender nuevas empresas.

Es probable que otros templos de Melkart dispersos por el Mediterráneo, aunque quizás de menor escala que los de Tiro y Gadir, también tuvieran una cierta relevancia en el comercio local, ofreciendo seguridad para los acuerdos y actuando como puntos de referencia para las transacciones.
Los templos de Melkart no eran solo centros de devoción, sino también nodos importantes en las redes comerciales fenicias. Su carácter sagrado proporcionaba un marco de confianza y seguridad, mientras que su riqueza y ubicación estratégica facilitaban el intercambio de bienes y la realización de negocios en un mundo antiguo donde las instituciones seculares para regular el comercio eran aún incipientes.
Desde hace más de dos milenios se sabe que en la costa gaditana, en el entorno de Sancti Petri, en la Bahía, existió un templo dedicado primero a Melkart y luego a Hércules. Según el famoso geógrafo Estrabón, el primero que se refirió a este enclave en el siglo I a.C., el templo se fundó ochenta años después de la legendaria Guerra de Troya, esto es, en el XII a. C.
Los historiadores Silio Itálico, Pomponio Mela y Tito Livio arrojaron más datos sobre este lugar por el que pasaron, nada menos, que Aníbal Barca y Julio César. Es bien conocida la visita del general romano. Allí, un César todavía por hacer lloró ante una estatua de Alejandro Magno. Lo cuenta Suetonio:
Al llegar a Cádiz, viendo cerca de un templo de Hércules la estatua de Alejandro Magno, suspiró profundamente como lamentando su inacción; y censurando no haber realizado todavía nada digno a la misma edad en que Alejandro ya había conquistado el mundo, dimitió en seguida su cargo para regresar a Roma y aguardar en ella la oportunidad de grandes acontecimientos.
Según la tradición, los fenicios, al llegar a estas costas, erigieron el templo en honor a Melkart, y los romanos lo refundaron para honrar a Hércules, de quien se suponía yacía enterrado en dicho lugar. El santuario declinó al final del Imperio Romano. Fue atacado, destruido por el mar o desmantelado para usar sus piedras. En el Museo de Cádiz se conservan distintas piezas halladas en la Bahía en el siglo XX y que se suponen en relación con el viejo templo perdido.
Sin embargo, nunca se ha podido localizar la ubicación exacta del santuario, aunque eso puede cambiar pronto. De momento, los expertos se han lanzado a la búsqueda de un yacimiento que concrete la existencia de uno de los templos más importantes de la Antigüedad. El Ayuntamiento de San Fernando y la Universidad de Cádiz (UCA) han suscrito un convenio para ello y harán uso de toda la tecnología a disposición para buscarlo por tierra, mar y aire.
Para la UCA:
este acuerdo representa una oportunidad histórica para la investigación, la historia y la puesta en valor del patrimonio de la provincia de Cádiz. Su objetivo principal es localizar este enclave sagrado, político y comercial del Mediterráneo antiguo, cuya ubicación exacta continúa siendo uno de los grandes misterios arqueológicos del litoral gaditano.
Utilizarán tecnologías no invasivas y sistemas geofísicos punteros en este operativo apasionante. La UCA pondrá a disposición del proyecto su Unidad de Geodetección, Análisis y Georreferenciación, perteneciente al IVAGRO (Instituto de Investigación Vitivinícola y Agroalimentaria), así como el Servicio de Vehículos Marinos No Tripulados, adscrito al Servicio de Drones del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR), con la colaboración de la Unidad de Investigación, Innovación y Competitividad para el Medio Patrimonial de la Universidad de Córdoba (UCO).
San Fernando y Chiclana son los dos municipios en los que se centrará la búsqueda. En concreto, se rastrearán el Cerro de los Mártires, Camposoto y el islote de Sancti Petri. Este último es el lugar en el que, según la tradición, se ubicaba el templo. Para dar con él se utilizarán métodos subacuáticos, exploraciones sobre el terreno y desde los cielos.
Además del operativo de búsqueda, el convenio incluye actividades de promoción y divulgación del patrimonio cultural, con creación de contenidos digitales y redes sociales, y el diseño de una exposición sobre el Santuario Occidental de Melkart.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/misteriosa-ubicacion-templo-melqart-cadiz_16528
