El enigma de las damas de Anaulochos en Creta

Las conocidas como «Damas de Anavlochos» no son mujeres reales, sino una colección de pequeñas figuras femeninas de terracota descubiertas en el sitio arqueológico minoico de Anavlochos, cerca de Sitia, en el este de Creta. Datadas en el Minoico Medio III (c. 1600-1450 a.C.), estas piezas presentan rasgos intrigantes que han generado diversas interpretaciones sobre su significado y función.

Florence Gaignerot-Driessen dirige las excavaciones en Anavlochos en 2018 con su equipo de estudiantes y socios de investigación internacionales. Crédito: Florence Gaignerot-Driessen

Se ha encontrado un número considerable de estas figuras, mostrando una notable variedad en sus poses, adornos y detalles. Algunas aparecen de pie con los brazos alzados, otras sentadas, e incluso algunas parecen sostener bebés o animales.

Una de las placas votivas encontradas en Anavlochos. Crédito: Florence Gaignerot-Driessen / Anavlochos Project

Muchas de estas figuras están decoradas con intrincados motivos pintados, incluyendo formas geométricas, espirales y líneas. Algunas lucen elaborados tocados o lo que parecen ser vestimentas ornamentadas.

Su hallazgo se produjo en un contexto que no encaja fácilmente con las interpretaciones convencionales de figuras religiosas o votivas. Algunas surgieron en lo que parecen ser santuarios domésticos, mientras que otras se encontraron en entornos más ambiguos.

Debido a su naturaleza femenina y las posturas que adoptan algunas, se ha propuesto una conexión con rituales de fertilidad, protección o incluso con el culto a una diosa madre minoica. No obstante, la falta de un contexto arqueológico claro y la diversidad de las figuras dificultan una única explicación.

A pesar de la existencia de otras figuras femeninas en el arte minoico, las Damas de Anavlochos exhiben características únicas, sin paralelos directos en otros yacimientos de la civilización minoica.

Una posible interpretación es que fueran ofrendas a una deidad, buscando favores o como muestra de agradecimiento. También podrían haber desempeñado un papel en ceremonias religiosas o prácticas rituales específicas. Algunas figuras más elaboradas podrían representar deidades o mujeres con un estatus religioso especial. Otra teoría es que se utilizaran en cultos domésticos para la protección del hogar y la familia. Aunque menos probable, dado su ubicación en contextos aparentemente religiosos, no se descarta un posible uso secular para algunas de ellas.

A pesar de exhaustivas investigaciones y análisis, el enigma de las Damas de Anavlochos permanece sin una resolución definitiva. Su singularidad y la ambigüedad de su contexto arqueológico continúan desafiando a los arqueólogos. Cada nueva investigación y perspectiva arroja algo más de luz sobre el misterio, pero la verdadera función y significado de estas fascinantes figuras femeninas de la antigua Creta siguen siendo objeto de debate y especulación.

Son un testimonio de la riqueza y complejidad de la civilización minoica, y de los numerosos secretos que aún aguardan ser descubiertos sobre esta cautivadora cultura de la Edad del Bronce.

Por otro lado, excavaciones arqueológicas en el antiguo asentamiento de Anavlochos, situado en la ladera de una montaña cretense, revelaron cientos de pequeñas figuras y placas votivas de arcilla escondidas entre las grietas de las rocas. Todas ellas de carácter femenino, lo que llevó a los investigadores a apodarlas las «damas de Anavlochos». Estas ofrendas de terracota fueron depositadas en el lugar entre los años 900 y 350 a.C., y todas se encontraron fragmentadas.

La arqueóloga Florence Gaignerot-Driessen, profesora asistente de Clásicas en la Universidad de Cincinnati, lidera un equipo internacional que emplea tecnología moderna para investigar cómo fueron creadas y por qué terminaron en la cima de una montaña de difícil acceso, pero con vistas panorámicas impresionantes del paisaje cretense y el mar Mediterráneo. «El paisaje es simplemente increíble», comenta la arqueóloga, quien, a pesar de la ardua subida, insiste en que el esfuerzo merece la pena.

«Eran ofrendas sencillas. No se requería riqueza o estatus para adquirir una y depositarla», explica Gaignerot-Driessen. «Su valor no reside en los materiales, sino en la información que pueden proporcionar sobre las técnicas artesanales y las creencias de la época».

Los investigadores aún no determinan si las piezas fueron rotas intencionalmente como parte de un ritual o si se quebraron con el tiempo por causas naturales. Para responder a esta pregunta, utilizan métodos innovadores como el escaneo e impresión 3D, junto con reconstrucciones manuales en arcilla. En colaboración con Sabine Sorin, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, han creado modelos digitales tridimensionales y réplicas exactas de las figuras utilizando resinas avanzadas.

El siguiente paso es comparar las réplicas rotas con los originales para discernir si los antiguos artesanos empleaban moldes o modelaban cada pieza a mano. «Si usaban moldes, la producción sería mucho más rápida y eficiente», señala Gaignerot-Driessen.

El yacimiento de Anavlochos estuvo habitado entre el 1200 y el 650 a.C., pero muchas de las ofrendas fueron depositadas siglos después, cuando el lugar ya había sido abandonado. Entre los hallazgos se encuentran placas con esfinges (criaturas mitológicas con cabeza de mujer y cuerpo de león alado) y figuras femeninas vestidas con túnicas largas, incluyendo una que porta un polos (sombrero decorativo) y otra un manto llamado epiblema.

En general, el estilo refleja influencias del Próximo Oriente en la cultura griega. «Sabemos que en el siglo VII llegaron a Creta objetos importados del Próximo Oriente. Y los artesanos inmigrantes también procedían de allí», explica Gaignerot-Driessen.

Aunque no existen registros escritos que expliquen los rituales realizados en Anavlochos, Gaignerot-Driessen sugiere que podrían estar vinculados a ceremonias de iniciación o transición para mujeres jóvenes. «Quizás ofrecían estas figurillas a una deidad para protección, en momentos clave de sus vidas, como la maternidad o la pubertad», especula.

En los próximos meses, Gaignerot-Driessen regresará a Creta con estudiantes para continuar las excavaciones y experimentar con arcillas locales, intentando replicar y fracturar nuevas figuras. «Esto es arqueología experimental», afirma. «No solo estudiamos el pasado, sino que lo revivimos para comprenderlo mejor».

University of Cincinnati

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

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