Este hallazgo no solo redefine nuestra comprensión del panorama religioso de Thetford, sino que también destaca las prácticas culturales que persistieron hasta bien entrada la era posromana.

Investigaciones recientes han reevaluado la cronología del tesoro de Thetford, sugiriendo que este importante tesoro fue enterrado en el siglo V d. C., concretamente entre las décadas de 420 y 440, lo que marca un cambio notable respecto a la fecha previamente aceptada de finales del siglo IV, concretamente entre las décadas de 380 y 390.

Este notable hallazgo, presentado por la profesora Ellen Swift de la Universidad de Kent, se basa en un análisis exhaustivo de los artefactos del tesoro en comparación con hallazgos de tumbas y tesoros datados por contexto en todo el Imperio Romano occidental.
El tesoro de Thetford, descubierto en 1979 por un detector de metales en una obra en construcción en Fison’s Way, en el bosque de Thetford, Anglia Oriental, consta de 81 objetos, entre ellos 22 anillos de oro, diversas piezas de joyería de oro y 36 cucharas o coladores de plata. Cabe destacar que la ausencia de monedas entre los objetos recuperados ha supuesto un reto para los investigadores que intentan datar el tesoro. Sin embargo, las asociaciones internas entre los artefactos —considerando sus características tecnológicas, compositivas y estilísticas— respaldan la nueva datación propuesta por la profesora Swift.
Uno de los aspectos más intrigantes de esta investigación es la sugerencia de que las joyas halladas en el tesoro reflejan una rica variedad de conexiones culturales, lo que indica que Thetford sirvió como centro de culto pagano hasta bien entrado el siglo V. Este hallazgo desafía las suposiciones previas sobre la transición religiosa de la región y destaca la importancia económica del sitio durante una época de agitación política en Gran Bretaña, tras el colapso de la autoridad romana. La cronología revisada sugiere que el tesoro fue enterrado durante un período marcado por la migración y el desplazamiento, donde el valor económico de estos tesoros pudo haber cobrado una importancia cada vez mayor.
El estudio del profesor Swift enfatiza que los diversos artefactos del tesoro apuntan a una red más amplia de comercio e intercambio cultural dentro del Imperio Romano. Los variados estilos de las joyas sugieren orígenes en múltiples regiones, incluyendo el norte de Italia y los Balcanes, lo que ilustra una cultura de élite compartida que trascendió las fronteras geográficas. Esta evidencia indica que Gran Bretaña estaba más interconectada con el mundo romano en general de lo que se creía, lo que cuestiona la noción de aislamiento durante este período de transición.
Las implicaciones de esta nueva cronología son profundas, ya que no solo modifica la comprensión del propio tesoro de Thetford, sino que también impulsa la reevaluación de otros materiales arqueológicos de la época. Los hallazgos, publicados en el Journal of Roman Archaeology, subrayan la importancia de Thetford como punto de referencia clave para la datación de artefactos y la comprensión de la dinámica de la vida cultural y económica en la Britania posromana.
Mientras el tesoro de Thetford permanece expuesto en el Museo Británico, continúa cautivando tanto a académicos como al público. La colección sirve como testimonio de la compleja historia de una región que prosperó en medio de los desafíos de la transición y la transformación. Durante el ocaso del Imperio Romano.
La investigación en curso sobre el tesoro no solo enriquece la comprensión de este tesoro, sino que arroja luz sobre el discurso de Gran Bretaña durante un época de cambios.
Swift, E. (2024). Replanteando la fecha y la interpretación del tesoro de Thetford
