Varias cabezas de terracota y otros artefactos fueron hallados en diferentes sitios donde antiguamente se asentaba el Reino de Judá.

Varias figurillas con cabezas que datan del siglo IX representarían el rostro de Dios.

Para Yosef Garfinkel, director del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, lo que encontró durante una inspección de artefactos de 3.000 años de antigüedad podría haber sido el rostro de Dios.
Pero otros arqueólogos no están de acuerdo.
Según The Jerusalem Post, Garfinkel y su equipo estudiaron varias figurillas masculinas que se encontraron dispersas en tres sitios diferentes del territorio donde habría estado el antiguo Reino de Judá.
Según Garfinkel:
estas esculturas representaban una imagen visible de Y-H-W-H (léase «Yahvé»), el nombre Tetragrámaton de «Dios» según la tradición judía. Este hallazgo implicaría que los fieles creaban representaciones de la semejanza de Dios en artefactos religiosos, lo que se conoce como idolatría, una práctica prohibida en escrituras bíblicas como la Torá.
La publicación de los hallazgos de Garfinkel, que fue el artículo de portada de la edición de agosto de la Revista de Arqueología Bíblica (BAR), ha causado revuelo entre los eruditos religiosos en Israel, y muchos acusan al investigador de incurrir en noticias sensacionalistas.
Garfinkel argumenta que la Biblia hebrea describe a Dios como un jinete, lo que relaciona a este caballo con un jinete invisible.
Declaró Garfinkel, codirector de las excavaciones en Kirbhet Qeiyafa:
Cuando descubrimos la primera figurilla en Kirbhet Qeiyafa en 2010, no existían paralelismos con ella. Solo dos años después se encontraron dos cabezas similares en Tel Moza. Al observar el parecido entre estas tres cabezas, comencé a buscar más objetos y encontré dos similares en la Colección Moshe Dayan del Museo de Israel.
Las figurillas de arcilla tenían rasgos que se asemejaban a ojos, orejas y nariz. Las fotos de los artefactos del siglo IX parecen mostrar rasgos faciales, aunque de formas bastante toscas.
Garfinkel explicó:
los artefactos de Tel Moza se descubrieron dentro de un templo, mientras que en Kirbhet Qeiyafa se encontraron en un edificio administrativo en la azotea del sitio. En ambos casos, no se trata de espacios privados, sino públicos. Las cabezas de figurillas en Tel Moza fueron desenterradas cerca de figurillas de caballos, mientras que uno de los artefactos de la colección del museo representaba la cabeza cabalgando sobre un caballo, pero sin cuerpo entre ellas.
En la Biblia hebrea, a veces se describe a Dios como un jinete. No puede haber sido la representación de un rey en particular, ya que la idea de la monarquía como divinidad no se alineaba con ninguna tradición conocida en Judá.
El descubrimiento sugiere que los israelíes habían estado produciendo artefactos que representaban la personalidad de Dios durante el reinado de los reyes David y Salomón.
Las cabezas de arcilla fueron encontradas en el sitio de excavación de Khirbet Qeiyafa.
Ahora la pregunta es: ¿A quién representan? Conocemos el panteón cananeo y todos sus diferentes dioses, y tenemos figurillas cananeas que los representan. Sin embargo, estas figurillas son completamente diferentes, por lo que no representan a ninguno de ellos. Sabemos que en Judá existía un nuevo dios. Si este no es el Dios de Judá, ¿quién podría ser? Así lo entiendo.
Si el pueblo de Israel no fabricaba estatuas, ¿por qué el texto bíblico se preocuparía tanto por este tema?.
Se decía que la práctica de la idolatría en el antiguo Israel estuvo muy extendida hasta la destrucción del Primer Templo en el año 586 a. C.
Otros expertos han rechazado rápidamente las teorías de Garfinkel, entre ellos los directores de la excavación de Tel Moza, Oded Lipschits, quien también dirige el Instituto de Arqueología Sonia y Marco Nadler de la Universidad de Tel Aviv, y Shua Kisilevitz, arqueóloga de la UTA y la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Respondieron a los hallazgos de Garfinkel en un artículo de opinión escrito conjuntamente con Ido Koch, de la UTA, y David S. Vanderhooft, del Boston College. Se lee en el articulo de respuesta:
Desafortunadamente, el artículo está plagado de inexactitudes fácticas en la presentación de los hallazgos y un enfoque metodológico defectuoso que ignora la evidencia disponible, las publicaciones detalladas del templo de Moẓa y sus artefactos de culto, y la extensa literatura académica sobre arte coroplástico antiguo, por un lado, y el estudio de la religión en el antiguo Israel, por otro.
La audaz conclusión del arqueólogo ignora categóricamente todos los estudios tipológicos, tecnológicos, iconográficos y contextuales previos.
