Hay probabilidad de que la obra del Cantar del Mio Cid contenga influencias arrianas, ya que se establece un sentimiento jerárquico trinitario a lo largo de los tres cantares del texto.
Hay diferencia entre las veces que se menciona a “Dios” en comparación con las veces que se menciona a “Cristo” es sobresaliente; el dominio que se les otorga a cada ente, donde Dios es celestial mientras que Cristo es terrenal; su posición física, donde Cristo tiene que mirar hacia arriba para comunicarse con Dios; y, por último, la exclusión del Espíritu Santo en toda la obra, elemento extraño ya que, como se ha visto anteriormente, en el Poema de Fernán González este ente se nombra en los primeros versos de la obra.
La epopeya del Cid, muestra influencias de la tradición épica germana, que se extiende por Europa en la Edad Media.
Lleno de voces germanas, el código de honor que subyace al texto del Cid, escrito por varias manos, es el substrato anterior arriano, que interactúa y resuena en la conciencia generando una cosmovisión que y tiene que ver con los patrones godos pasados que perviven.
Sigue una estructura épica similar a la de las sagas germanas, con un héroe central, una narrativa lineal y un enfoque en la acción y la aventura.
En la honra, lealtad y fidelidad, batallas, combates, ley, justicia, fama, la epopeya del Cid enfatiza su importancia, valores centrales de la cultura germana.
La descripción es similar a la germana, con un enfoque de valentía y habilidad marcial del héroe.
La poesía germana, anglosajona y las sagas escandinavas influye en el estilo, lo que no es casualidad por el sustrato visigodo anterior, a partir del que manteniendo su lengua permite que circulen ideas y temas literarios que más tarde se plasman en la Edad Media.
Los visigodos cuando llegan a la península casi accidentalmente, son 70000, frente a 8 millones, lo que hace que no sean ni un 1%, pero se mantienen cohesionados, mantienen su lengua y cosmovisión que los cohesiona, además de un derecho dual que se refleja en dos códigos legales:
El código de Eurico (475) Un código legal visigodo que recopila las leyes y costumbres germanas.
El Breviario de Alarico (506) Un código legal romano que se aplica a los hispanorromanos.
La coexistencia de estos dos sistemas jurídicos refleja la complejidad de la sociedad visigoda, en la que conviven diferentes grupos étnicos y culturales.
El Cid, vive en el siglo XI, una época en la que el cristianismo católico lo abarca todo, pero se puede establecer una conexión indirecta entre el Cid y el arrianismo
Aunque vive en una época posterior a la dominación visigoda, la cultura y sociedad española de su tiempo conserva elementos de herencia visigoda como los valores caballerescos, la lealtad, el honor y la valentía, que también son comunes a la nobleza visigoda.
El Cid es recordado por su sentido de la justicia y su defensa de los derechos de los débiles, lo que también es un valor en la sociedad visigoda.
Así pues, aunque el Cid no es visigodo, su legado y valores se pueden conectar con el talante visigodo a través de la herencia cultural, los valores caballerescos, la resistencia frente a los invasores y el sentido de la justicia.
Los visigodos que dominan la Península Ibérica desde el siglo V al VIII son arrianos durante gran parte de su historia aunque se convierten al catolicismo en el siglo VI, su legado cultural y religioso persiste en la región.
La nobleza española de la época del Cid, incluyendo la familia del Cid, mantiene tradiciones y creencias de origen visigodo, incluyendo elementos del arrianismo.
Una simbología presente en la importancia de la nobleza y la caballería, influidos por la tradición visigoda.
Obviamente el Cid no es arriano, no hay evidencias, pero su conexión es tangencial, indirecta, y se basa en la herencia cultural y religiosa de la región en la que vive.
La epopeya es un género ajeno a la tradición castellana, importado y que se solapa en la epopeya castellana.
Cuando en los nuevos estados cristiano como Asturias, Navarra y Cataluña, brota una literatura incipiente en crónicas y eclesiástica sobre todo, se utiliza latín como lengua franca a la que solo accede una élite.
Según Menéndez Pidal, Castilla cultiva, una manera de historia de juglares en romance, destinado a la gente común ignorante del latín.
Es la literatura oral, previa a la imprenta, que se compone para ser declamada en público.
Refiere los sucesos del presente y pasado, magnificándolos, y se amaña y reescribe a voluntad en función de la sensibilidad del momento (se trata de hacer caja).
Es el género épico popular, quizás oriental, desconocido para la tradición eclesial, pero no para la gótica.
Como todos los germanos, los visigodos practican los cantos épicos.
Los godos, con una gran idea de grupo, donde el mayor castigo es ser expulsado por el líder y vivir una vida de lobo solitario, enaltece a sus héroes en las contiendas con sus adversarios, así como en las reparaciones personales.
Los visigodos trasfieren esta poesía a Tolosa, donde emerge la leyenda de Walter de Aquitania, y a España con el Mio Cid.
La épica se practica en la monarquía de Toledo, en zona goda, aunque al desaparecer la lengua goda no quedan vestigios.
Perduran los ecos, sin embargo, la costumbre y se perpetua el talante de un tiempo anterior, un ubi sunt de paraíso perdido…
Los sucesores de los godos, ya hablan el romance castellano. Emergen poemas épicos, venidos de lejos, como el de los Nibelungos.
Mientras siguen naciendo poemas épicos en Castilla, pero por no haber sido redactados en su momento, se extravían otra vez. Sólo los que se salvan desde el siglo xi en adelante son el de los Infantes de Lara, de Fernán González y del Infante García, del Cerco de Zamora y de la Condesa traidora .
En el xii l a epopeya del Mío Cid con el que nace la lengua castellana. Su trama desvela mucha s costumbres germánas, integradas entonces, como la reparación, el desagravio, concebida como derecho para defender el honor y el de la familia.
Se adivina la vida de Castilla, los sucesos políticos, el antagonismo con León etc.
La poesía heroica es de tradición goda, y es indudable el influjo gótico en la formación de la lengua castellana.
Ramón Menéndez Pidal dice:
En León, en Navarra y entre los mozárabes del Sur, la lengua materna o familiar, o sea el romance, vivía en completo desprestigio frente aI latín oficial, desamparada de todo cultivo literario o noble. Por el contrario, la Castilla del siglo x debía de estimar su Iengua propia al par de la latina o más ; la estimaría tanto como estimaba sus costumbres y sus hazañas jurídicas por encima del Fuero Juzgo oficial. La empleaba también en toda su poesía épica . Por haber sido así cultivada la lengua castellana, ya había sido fijada por la práctica de una naciente literatura, y por su empleo en actos de la vida pública. En cambio, los documentos escritos en León o en Aragón vacilaba n mucho entre varías formas gramaticales
Este trabajo así destaca la influencia visigoda a través de la epopeya, corno organizadora e hilo conductor de una nueva conciencia común entre los nuevos Estados en el antiguo orbe romano. Primero el de Tolosa (Toulouse) al Sur de Francia, después el de Toledo, y por último la creación de Castilla por los descendientes de los godos, la nobleza castellana, a la que Castilla debe su origen que le augura un lugar preponderante como potencia en expansión renacentista.
Para entonces la lengua se estandariza, con una amalgama heterogénea de culturas, donde las lenguas semitas supondrán, no ya un cuarto del total, sino también una lírica brillante.
R . Menéndez Pidal: El rey Rodrigo en la Iiteratura . Madrid, 1925. (2) R. Menéndez Pídal: La epopeya castellana a través de la literatura española . Buenos Aires, 1945 .
