Esta figura de bronce y oro es uno de los objetos más singulares dentro de las colecciones que posee el Museo Arqueológico Nacional.

Es también el único ejemplo, encontrado en la península Ibérica, de figura de bronce chapada en oro, aunque este tipo de figurillas esta muy extendido durante la segunda mitad del IIº milenio a. C. en Egipto y su ámbito de influencia. Según la interpretación general, estas figurillas de bronce y oro representaban a dioses, a personajes divinizados e incluso a animales. A lo largo de la Edad del Hierro comienzan a fabricarse en Fenicia para posteriormente extenderse su uso a todo el Mediterráneo.
Ésta figura masculina está representada de pie sobre un soporte rectangular con espiga central, lo que indica que estuvo insertada en otra pieza u objeto. Está vestida con una túnica ajustada, de cuello redondo y mangas largas, que le llega hasta los tobillos y deja ver los pies descalzos. Los brazos están recogidos a la altura del pecho y los puños, cerrados, agarraban un objeto hoy perdido. La cabeza se cubre con un gorro o casquete, cuyo borde se remata con una cinta. Por último, una máscara de oro cubre su rostro y las orejas; a través de ella se pueden apreciar, en relieve, los rasgos del personaje, formados por labios gruesos, nariz ancha y ojos almendrados.

Es esta máscara la que permite suponer que el personaje representado tiene un carácter divino o relacionado con la divinidad. Los primeros estudios fecharon la figurilla en el siglo XII a. C., coincidiendo con las fechas aportadas por los escritores clásicos para la fundación de la colonia fenicia de Cádiz. Hoy día está aceptada una cronología más moderna para la pieza, en torno a los siglos VIII-VII a.C., así como su posible origen importado, posiblemente de Fenicia, ya que los estudios indican la presencia de arsénico y zinc, elementos extraños en las aleaciones de los bronces peninsulares. La figurilla aparece fuera de contexto, al realizar unas obras en la ciudad de Cádiz.

La falta de datos sobre las circunstancias del hallazgo, o de los materiales arqueológicos que la acompañaban, dificulta la interpretación de la misma. Esto nos obliga a plantear su estudio comparándola con otras figuras similares, tarea que no siempre resulta fácil, máxime cuando nos encontramos ante una figura que ha perdido los símbolos o los atributos que permitirían discernir si estamos ante la representación de una divinidad o de un personaje divinizado. ¿Es un sacerdote del templo de Melqart? Desde el momento de su hallazgo y publicación, la figurilla se conoce como el Sacerdote de Cádiz. Según P. Quintero, podría ser el remate de un báculo y representar a un sacerdote con sus atributos, aunque éstos estarían perdidos. Del poder que tuvieron los sacerdotes fenicios, vinculados con las actividades del templo como encargados de oficiar o administrar los rituales y ceremonias, da idea el que formaran parte de una estructura jerarquizada, en la que la figura más importante era la del sumo sacerdote, cargo unido de forma inherente a la persona del rey. Según la información que aporta Silio Itálico (3:21 y 28), los sacerdotes eran los únicos que podían acceder al interior del templo, y a ellos correspondía la realización de los rituales y la presentación de las ofrendas frente al altar. También sabemos por él que los sacerdotes iban vestidos con túnicas de lino blanco, con los pies descalzos y la cabeza afeitada.

La interpretación más aceptada es la que identifica la figurilla con un dios. En este sentido, el Sacerdote de Cádiz se ha relacionado con la representación del dios Ptah, dios creador del panteón egipcio, inventor de la albañilería y protector de los artesanos y arquitectos, al que se representa como un hombrecillo de pie sobre un pedestal, envuelto en un sudario, con un casquete en la cabeza, el collar menat y el cetro uas, en el que aparecían los símbolos del pilar dyed y la llave de la vida o anj. Sin embargo, la iconografía del Sacerdote de Cádiz no coincide con la iconografía del dios Ptah, ya que difiere en el vestido y están ausentes los atributos y la simbología propia del mismo: collar, cetro, pilar y llave de la vida. Según los estudios más recientes, el Sacerdote de Cádiz pudo formar parte de un grupo de figuras que, aunque fabricadas bajo influencias egiptizantes, quisieron representar a dioses no egipcios. Tal es la interpretación que se da a un grupo numeroso de figuras de bronce masculinas, de poses estereotipadas, en las que vemos a dioses en actitud de bendecir, con los brazos rectos a lo largo del cuerpo o sosteniendo una flor en el pecho. La vestimenta y la actitud de estos dioses reflejan una iconografía de origen egipcio, aunque posiblemente estemos ante otro tipo de dioses, quizá ante dioses protectores del comercio en el Mediterráneo.

Un exvoto ofrecido a la divinidad, la pieza formaría parte de un grupo numeroso de estatuillas de bronce y oro halladas en áreas de carácter sagrado, dentro del propio recinto del templo o en los pozos votivos de los alrededores y que han sido interpretadas como exvotos ofrecidos por los habitantes de las ciudades o por los extranjeros en los templos y en los santuarios. De este modo, a través del ofrecimiento de exvotos propiciatorios, los comerciantes y artesanos se aseguran el buen fin de sus actividades económicas, ya que el dios al que esta dedicado el templo ejercería de garante en esas transacciones comerciales. Para entender la importancia de su función propiciatoria hay que tener en cuenta que el templo fenicio, además de ser el lugar donde residía la divinidad, estaba íntimamente relacionado con las actividades económicas y políticas de la ciudad a la que representa y en él se llevan a cabo las transacciones comerciales de la comunidad, que se asegura así la protección divina.
Red digital de colecciones de Museos de España (CERES), Sacerdote de Cádiz
F. Javier Jiménez Avila, La toréutica orientalizante en la Península Ibérica
Asunción Martín, Sacerdote de Cádiz
Wikipedia, Sacerdote de Cádiz
BLÁZQUEZ, J. Mª (1975): Tartessos y los orígenes de la colonización en Occidente. Universidad de Salamanca
JIMÉNEZ ÁVILA, F.J. (2002): La toréutica orientalizante en la península Ibérica. Real Academia de la Historia
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VVAA (1983): Los iberos. Catálogo de la Exposición. Ministerio de Cultura. Madrid Sobre la colonización fenicia en la península Ibérica:
BLÁZQUEZ, J. Mª (1975): Las colonizaciones semitas en Huelva, Cádiz y la Baja Andalucía. Papeles de Arqueología de la Universidad de Valencia, 11 (50 Aniversario de la fundación del laboratorio de Arqueología, 1972-1974): 207-250.
