Henry Schliemann y Troya

Johann Ludwig Heinrich Julius Schliemann, conocido como Heinrich Schliemann fue un millonario prusiano que, tras amasar una fortuna, se dedicó a su gran sueño: la arqueología en Hisarlik, y en otros yacimientos homérico como MicenasTirinto y Orcómeno, demostrando que la Ilíada describía realmente escenarios históricos.

La muerte de un sacerdote. El troyano Laocoonte y sus hijos mueren por haberse opuesto a la entrada del caballo de madera en su ciudad. Escultura del siglo I d.C. Museo Pío Clementino, Roma. Wkimedia Commons

El descubrimiento de Troya lo realizó en 1864 a partir de la lectura de Homero, recibiendo varias críticas de los eruditos de la época por su creencia ciega en Homero como fuente histórica para hallar el lugar, situación que después terminó a su favor y pasó a ser considerado un referente en la investigación arqueológica. De la excavación sería su esposa quien vestiría las joyas desenterradas de la casa del tesoro real de Príamo.

El arma de la destruccio´n. E´sta es la primera representacio´n conocida del caballo de Troya, con su mortal cargamento de guerreros griegos. Siglo VII a.C. Museo Arqueolo´gico, Mikonos. Wikimedia Commons

Era hijo de un humilde pastor protestante que sentía pasión por la historia antigua. A través de sus relatos, se interesó cuando era un niño por los poemas homéricos. Schliemann cuenta en su autobiografía que en la Navidad de 1829 recibió de su padre como regalo un volumen de Historia Universal para los niños de Georg Ludwig Jerrer y que se sintió muy impresionado por un grabado que representaba a Eneas con su padre Anquises y su hijo Ascanio huyendo de Troya en llamas.​

Muerte de Príamo a manos de Neoptóleomo, hijo de Aquiles. Óleo de Pierre-Narcisse Guerin, 1817, Museo de Bellas Artes, Angers. Bridgeman Images

Heinrich no tuvo, sin embargo, una infancia feliz. Su padre bebía, maltrataba a su esposa, mantenía una relación con la criada; los hijos le tenían miedo. La madre murió de las consecuencias de su noveno parto cuando Heinrich tenía nueve años. El padre, ya fuera por problemas económicos o por escaso apego a sus hijos, los distribuyó entre los tíos, quienes se hicieron cargo de ellos mal que bien. Heinrich solo fue unos meses al Gymnasium por no poder pagárselo su padre. Muy joven tuvo que empezar a trabajar de aprendiz en una tienda. A causa de la gran cantidad de horas que trabajaba no tenía momentos para estudiar, pero en una ocasión entró en ella un molinero borracho llamado Niederhoffer y, según explica Schliemann en su autobiografía, el molinero, que también había sido pastor protestante:

La suerte de los vencidos. Cassandra se agarra al altar de Atenea implorando su protección antes de ser violada por Áyax Oileo, quien sería castigado por los dioses en el viaje de regreso a Grecia.

Bridgeman Images

no había olvidado su Homero, puesto que aquella noche en que entró en la tienda nos recitó más de cien versos del poeta, observando la cadencia rítmica de los mismos. Aunque yo no comprendí ni una sílaba, el sonido melodioso de las palabras me causó una profunda impresión. Desde aquel momento nunca dejé de rogar a Dios que me concediera la gracia de poder aprender griego algún día.

Eneas escapa con su padre Anquises a cuestas. Óleo sobre tela de Luca Giordano, 1700, Museo del Prado, Madrid. Wikimedia Commons

Heinrich trabajó en tiendas durante cinco años, pero tras un accidente decidió cambiar de ocupación. Embarcó rumbo a Venezuela, pero su barco naufragó en la costa de Países Bajos. Sin embargo, se salvó junto a varios compañeros en un bote salvavidas. En Ámsterdam fingió estar enfermo para que lo llevaran a un hospital y recibió ayuda de un amigo de Hamburgo que era agente naviero. Poco después, con ayuda del cónsul general prusiano, empezó a trabajar en una oficina comercial. Allí sellaba letras de cambio y llevaba y traía cartas al correo. Durante este periodo, a pesar de vivir en condiciones precarias, se dedicó a estudiar varios idiomas.5​ Según explica en su autobiografía, se gastaba la mitad de su sueldo en clases de idiomas, y llegó a hablar con fluidez neerlandés, inglés, español, francés, portugués, ruso, italiano, griego y árabe. Además, a un nivel que él mismo juzga de aceptable, griego antiguo, turco, danés, sueco, esloveno, polaco, hindi, hebreo, persa, latín y chino.

A los 22 años dominaba siete idiomas y entró a trabajar en una compañía comercial, la casa Schröder. A los 24 años aprendió ruso, puesto que la casa Schröder exportaba añil a Rusia. Fue enviado como representante a San Petersburgo y a Moscú en 1846. Allí se desenvolvió exitosamente y se independizó como negociante. En 1851 abrió una oficina de reventa de polvo de oro. A los 30 años ya tenía una enorme fortuna. Mientras, viajaba a las grandes capitales europeas y, cuando estaba en Londres, solía visitar el museo Británico, donde disfrutaba de las antigüedades egipcias.7

En 1852 se casó con una aristócrata rusa, Ekaterina Petrovna Lishin (1826-1896), con la que tendría tres hijos: Sergei (1855–1941), Natalja (1859–1869) y Nadeschda (1861–1935). El matrimonio duró, a duras penas, hasta 1869, año en el que por fin se divorciaron. A los 33 años dominaba 15 idiomas. Entre 1851 y 1859 realizó diversos viajes de negocios, llegando a radicarse temporalmente en California, donde, heredando la concesión de un hermano fallecido, se hizo banquero e incrementó su fortuna. Durante esta época estuvo gravemente enfermo de tifus, pero se restableció y regresó a Europa.

Viajó por Oriente Medio y, al volver a Rusia, aprovechó el bloqueo provocado por la guerra de Crimea para comerciar con armas, provisiones y acero.

En 1866, después de trasladarse a París, comenzó a estudiar Ciencias de la Antigüedad y Lenguas Orientales en la Universidad de la Sorbona. Entretanto compró un campo de cultivo de caña de azúcar en Cuba.

Una visita a Pompeya, que durante mucho tiempo se había creído una leyenda, le hizo recordar los relatos de su padre sobre la Guerra de Troya, la mítica expedición de una coalición griega para rescatar a Helena de su cautiverio a manos de los troyanos, y comenzó a preguntarse si no estaría también basada en hechos reales.

En 1868 viajó a Grecia por primera vez. Entre los lugares que visitó estuvo la isla de Ítaca, donde contrató algunos hombres para realizar pequeñas excavaciones en las que hizo escasos hallazgos. También estuvo en Micenas y, tras cruzar los Dardanelos, recorrió a caballo la llanura de Troya. Ese año conoció a Frank Calvert, cónsul británico en los Dardanelos, quien había comprado la mitad de la colina de Hisarlik, en Turquía, donde algunos estudiosos de la Antigüedad ubicaban Troya.

En el Círculo A de tumbas (arriba) Schliemann halló la máscara de oro atribuida a Agamenón, aunque es muy anterior al siglo XIII a.C., la época de la guerra de Troya.

iStock

En 1869 Schliemann se divorció y el 23 de septiembre del mismo año se casó en segundas nupcias con una joven griega de tan solo 17 años, Sophia Engastromenos (1852-1932), sobrina de un amigo sacerdote a quien había conocido en San Petersburgo, llamado Vimpos. Ese mismo año obtuvo su doctorado en Arqueología.

Con Sophia tuvo otros dos hijos, a los que puso nombres de personajes homéricos: Andrómaca (1871–1962) y Agamenón (1878–1954).

Convencido de que los poemas de Homero describían una realidad histórica, emprendió expediciones en Grecia y Asia Menor para encontrar los lugares descritos en ellos.

La máscara de Agamenón. Así llamada por Schliemann, la máscara de oro de la derecha cubría el rostro de un rey de Micenas del siglo XVI a.C. Museo Arqueológico Nacional, Atenas. Wikimedia Commons

En Hisarlik, Heinrich Schliemann empezó a excavar, en 1870, las ruinas de Troya. Frank Calvert había realizado excavaciones preliminares siete años antes de la llegada de Schliemann, y le sugirió que la colina de Hisarlik era el emplazamiento de la mítica ciudad. Posteriormente, Schliemann minimizaría en sus escritos el papel que realmente había tenido Frank Calvert en el descubrimiento.

Los colaboradores de Schliemann destruyeron algunos restos de las capas centrales a causa de sus prisas por alcanzar los estratos más antiguos. En algunas fases de las excavaciones fue acompañado por su esposa griega, que solía clasificar los fragmentos de cerámica y otros restos arqueológicos que eran hallados.

Existieron numerosas dificultades durante las excavaciones, algunas de ellas derivadas de que hasta entonces se habían realizado pocas excavaciones de tal envergadura y de la inexperiencia de los participantes, más las producidas por el clima del lugar, que favorecía enfermedades como la malaria.

Estratos de la antigua Troya. La ciudad sufrió a lo largo de milenios diversas destrucciones, pero siempre fue reconstruida y estuvo habitada hasta época romana. En la imagen, vista de las ruinas de Troya iStock

Schliemann distinguió entre varios estratos correspondientes a distintas fases de ocupación de Troya. Inicialmente creyó que el correspondiente a Troya II era la Troya cantada en la Ilíada.

Vista aérea de las ruinas de Troya. La ciudad destruida en la Ilíada se correspondería con la fase VI de ocupación. iStock

En 1873 descubrió una colección de objetos y joyas de oro que llamó Tesoro de Príamo. La hizo trasladar ilegalmente a Grecia y por ello, en 1874, fue acusado de robo de bienes nacionales por el Imperio otomano y luego condenado a pagar una multa. Para volver a tener la posibilidad de que las autoridades turcas le permitieran volver a excavar en el futuro, pagó una indemnización mayor y donó algunos hallazgos al museo de Constantinopla. Por otra parte, la comunidad científica cuestionaba sus métodos y sus resultados.

Aquiles se enfrenta a Memnón en esta ánfora ática del 490 a.C. Museo Británico, Londres. Wikimedia Commons

Poco después realizó grandes descubrimientos en Micenas, de cuyas ruinas hasta entonces solo se conocían la Puerta de los Leones, la muralla ciclópea adosada a ella y el llamado Tesoro o tumba de Atreo.

Grabado de Joseph Denis Odevaere sobre la entrada del caballo en Troya, la trampa griega es arrastrada por los troyanos dentro de su ciudad entre las danzas y alegría de la población. 1818, colección privada. Wikimedia Commons

Schliemann llegó a un acuerdo con las autoridades griegas mediante el cual pudo excavar en Micenas con el derecho exclusivo de informar de sus descubrimientos durante un limitado período a cambio de entregar todo lo que hallase en las excavaciones y de sufragar todos los gastos.

Ruinas de Troya, nivel 3

Usó la obra de Pausanias para localizar las tumbas entre las cuales se creía que se encontraba la correspondiente al legendario Agamenón. Anteriormente los eruditos habían interpretado erróneamente las indicaciones de las tumbas de las que hablaba Pausanias, creyendo que estaban ubicadas todas fuera de la muralla de la acrópolis.

Micenas

En las excavaciones halló cinco tumbas (en un recinto que ha sido llamado Círculo funerario A) con un total de 20 cadáveres, y en torno a ellos abundantes y ricos ajuares funerarios, con numerosos objetos de oro, bronce, marfil y ámbar.

La escena de esta ánfora recrea el sacrificio de Polixena, la hija menor del rey Príamo, sacrificada en honor del héroe Aquiles. Museo Británico, Londres. Wikimedia Commons

Además halló sesenta dientes de jabalí y un numeroso grupo de sellos con grabados de escenas religiosas, de luchas o de caza. Entre estos hallazgos estaba la llamada máscara de Agamenón, fechada, sin embargo, varios siglos antes de la cronología que tradicionalmente se atribuye al legendario rey.

Christos Stamakatis, que había sido designado por el gobierno griego para controlar el trabajo de Schliemann y vigilar que todo lo que se encontrase quedase en Grecia, continuó con la excavación en 1877, pero solo descubrió una tumba más.

Diadema de oro del tesoro de Príamo, Museo Pushkin, Moscú. Wikimedia Commons

En 1876 había iniciado unos pequeños sondeos en Tirinto, y en 1877 volvió a Ítaca, exploró la isla en busca de restos arqueológicos y realizó algunos sondeos, pero sin resultados.

Troya IX es la última ciudad que se levantó en la colina de Hissarlik. Corresponde al período romano y fue embellecida por Julio César y por Augusto. El odeón de la imagen fue renovado en el año 124, bajo el gobierno de Adriano. iStock

En 1880 excavó en Orcómeno, donde encontró un tipo de cerámica que llamó cerámica minia. También descubrió una tumba del tipo tholos, de época micénica.

Aquiles sentado sobre el cadáver de Héctor, en una kylix ática del siglo V a.C. Wikimedia Commons

En 1882-1884, junto con Wilhelm Dörpfeld -un joven arquitecto y arqueólogo alemán ya célebre por sus campañas en Olimpia-, regresó para excavar a mayor escala, inspirado en los datos que sobre esta ciudad habían escrito Homero y Pausanias. Desenterró un palacio micénico de considerables dimensiones.

Las élites troyanas bebían vino durante la celebración de banquetes en copas de plata como la que se muestra bajo estas líneas, hallada en las ruinas de Troya. 2300 a.C. Museo Pushkin, Moscú.

Schliemann volvió durante tres campañas a Troya. En ellas, su colaborador más valioso fue el citado Wilhelm Dörpfeld.

Esta puerta monumental, flanqueada por dos leones, era una de las entradas a Hattusa, la capital hitita. En Troya se hallaron también estelas que decoraban las puertas de la ciudad. iStock

Por los hallazgos de cerámica en estas campañas, Schliemann admitió su error en su creencia inicial de que el estrato de Troya II era el correspondiente a la ciudad homérica, y en cambio esta debía identificarse con Troya VI.

Muerte de Príamo. Óleo de Johann Andreas Herrlein, Museo Städel, Frankurt. Wikimedia Commons

Uno de los hallazgos más llamativos de la última campaña fue el denominado tesoro L, que constaba de cuatro hachas ceremoniales, que trasladó también ilegalmente a Grecia.

Escena de la guerra de Troya en una crátera ática del siglo VI a.C. Museo Arqueológico de Atenas. Wikimedia Commons

Wilipedia

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/heinrich-schliemann-descubridor-troya_15026

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

Deja un comentario