Un fenómeno meteorológico adverso ha demostrado la superioridad de las construcciones romanas en términos de ingeniería civil: así ha contenido la inundación la presa de Almonacid de la Cuba (Zaragoza).

La ingeniería desarrollada por los antiguos romanos fue excepcional es algo que se sabe desde hace siglos: de ello dan cuenta las múltiples construcciones que permanecen en pie hoy en día, como el Coliseo –también conocido como Anfiteatro Flavio– o el Foro.




Ambos en Roma, son cada año admirados por millones de visitantes, muchos de los cuales se preguntan cómo pudieron, con las herramientas de su época, construir edificios tan resistentes y eficaces para su función.

Acueducto romano
Roma no es el único lugar del mundo donde quedan rastros de esa superioridad técnica y arquitectónica: en la Península ibérica, que experimentó la dominación del Imperio romano desde el 218 a.C. hasta el siglo V d.C., esta civilización dejó su legado en forma de acueductos, murallas y otras obras de ingeniería civil que, incluso en la actualidad, continúan teniendo la utilidad para la que fueron creadas.

Acueducto de Segovia
Una de ellas ha llamado la atención de la población en los últimos días: la presa de Almonacid de la Cuba (Zaragoza, Aragón), que tras más de 2.000 años desde su construcción ha logrado aliviar en su municipio los efectos de la DANA de octubre de 2024.

Acueducto romano Les Ferreres de Tarragona
Las lluvias torrenciales provocadas por una Depresión Aislada a Niveles Altos (DANA) han devastado regiones del este de la Península ibérica: desde que se reportaron los primeros destrozos el 29 de octubre de 2024, las imágenes han dado la vuelta al mundo y las cifras de fallecidos y desaparecidos no ha dejado de aumentar.
Aunque no con la misma brutalidad que en la Comunidad Valenciana o Castilla la Mancha, en Aragón las precipitaciones también ocasionaron daños: en localidades como Villar de los Navarros o Cimballa, por ejemplo, tuvo lugar el desbordamiento de los ríos Cámaras y Piedra, respectivamente. No ocurrió lo mismo, sin embargo, con Almonacid de la Cuba.

Presa de La Cuba
Este pueblo de apenas 227 habitantes, según el censo de 2023, se vio protegido por la presa que alivió el furioso caudal del río Aguasvivas, perteneciente a la cuenca del Ebro: su sistema escalonado, que puede apreciarse en los vídeos difundidos a través de redes sociales, evitó que el agua se desbordara y causara inundaciones.

La eficacia de la construcción, declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón, debemos atribuírsela a los ingenieros comisionados por el emperador Augusto, quien mandó a construir La Cuba (así es llamada la presa actualmente por los habitantes del municipio) en el siglo I d.C.

Conservada de manera excelente, la presa de Almonacid de la Cuba tiene 34 metros de altura y fue, de las documentadas, la de mayor altura del Imperio Romano, según indica el departamento de Turismo del Ayuntamiento. A lo largo de los siglos ha sufrido numerosas modificaciones, pero lo que no ha cambiado en absoluto es su capacidad para almacenar y retener el agua del Aguasvivas.

Se sabe que, con 120 metros de longitud, 27 metros de anchura y un espacio de 6 hm³, fue originalmente pensada para cubrir actividades agrícolas y de abastecimiento urbano. Sin embargo, tras un período de abandono en el siglo III, los musulmanes la utilizaron como azud o presa desviadora, función que todavía mantiene.

Ahora, la presa de Almonacid de la Cuba no es solo el principal atractivo turístico del municipio, sino también –e incluso más después del evento adverso ocurrido en los últimos días– un recordatorio de cómo los antiguos romanos orientaron su arquitectura e ingeniería a mejorar la vida de las personas: un objetivo que, sorprendentemente, sigue cumpliéndose tantos siglos después.
National Geographic
