Valiosas muestras de arte rupestre en el desierto de Néguev están en peligro por la colonización microbiana. Hongos y líquenes están disolviendo la piedra caliza en la que se encuentran talladas.

El desierto de Néguev en Israel, alberga miles de petroglifos de hace 5.000 años, ahora colonizados por los hongos y los líquenes.

Esto es lo que ha descubierto un estudio de la Academia de Bellas Artes de Viena publicado en Frontiers in Fungal Biology, que asegura que el fenómeno puede constituir, a largo plazo, una amenaza grave para la conservación de esta valiosa muestra de arte rupestre.

El estudio añade una capa de preocupación al problema, al sugerir que no se puede hacer demasiado para proteger este patrimonio cultural de la microcolonización, ya que el proceso va muy ligado a las circunstancias del clima:

Estos procesos naturales de erosión no se pueden detener, pero la velocidad de su proceso depende en gran medida de si el clima cambiará en el futuro y de cómo lo hará

El desierto de Néguev es un erial que ocupa el 60 por ciento del territorio de Israel, donde vive el 10% de la población. Un triángulo invertido que gasta 13 kilómetros cuadrados que durante siglos apenas tuvo pequeños grupos de beduinos.

Más allá de ser un punto clave en la ruta del incienso hace unos 2.000 años o de ser capital en el desarrollo de la agricultura del desierto (allí se inventaron los tomates cherry o se desarrolló el uso de agua con sal para cultivar melones o aguacates), la zona destaca especialmente por su arte rupestre único.

Desde el tercer milenio antes de Cristo, los cazadores, pastores y comerciantes que vagaban por el Néguev dejaron miles de grabados o petroglifos en las rocas.

La mayoría tallados en barniz del desierto: una fina capa negra sobre roca caliza, que se forma de manera natural.

Puerto de Eilat
Muchas de las obras representan cabras, caballos, burros y camellos domésticos, aunque también aparecen formas abstractas. Ahora, un estudio realizado por investigadores de la Academia de Bellas Artes de Viena revela que estos petroglifos están amenazados por hongos y líquenes poco comunes.

Explica Laura Rabbachin, autora del articulo publicado en la revista Frontiers in Fulgal Biology:
Demostramos que estas especies pueden contribuir significativamente a la erosión gradual y al daño de los grabados. Son capaces de secretar diferentes tipos de ácidos que pueden disolver la piedra caliza. Los hongos, además, pueden penetrar y crecer dentro de los granos de piedra, provocando un daño adicional.

Rabbachin y sus colegas tomaron muestras de un campo de petroglifos en las tierras altas del centro-oeste del Néguev. Aquí cae una media de 87 milímetros de lluvia al año y las temperaturas en las superficies rocosas pueden elevarse hasta 56,3° centígrados en verano. Los expertos tomaron muestras de barniz del desierto, de rocas sin barniz y del suelo cerca de las rocas. Incluso dejaron cajas abiertas para capturar esporas en el aire.

Los científicos identificaron hongos y líquenes recolectados con dos métodos complementarios. Primero, cultivaron material fúngico o esporas de rocas o suelo en placas. En segundo lugar, realizaron la secuenciación del ADN del material fúngico presente, sin cultivarlas primero.

Ambos métodos demostraron que la diversidad y abundancia de especies en las rocas con petroglifos era baja en comparación con el suelo, lo que sugiere que pocas especies son capaces de soportar los límites extremos de sequía y temperatura que se producen en el desierto israelí.

El ADN obtenido de las muestras cultivadas reveló que los petroglifos albergan múltiples especies de hongos dentro de los géneros Alternaria, Cladosporium y Coniosporium. La secuenciación directa detectó además múltiples especies de los géneros Vermiconidia, Knufia, Phaeotheca y Devriesia.

Todos, excepto Alternaria y Cladosporium, son los llamados hongos microcoloniales, conocidos por prosperar en desiertos fríos y calientes de todo el mundo. También abundan los líquenes del género Flavoplaca.

Dice Rabbachin:
Los hongos microcoloniales se consideran muy peligrosos. Se les ha señalado, por ejemplo, como una causa probable del deterioro del patrimonio cultural de piedra en el Mediterráneo

También es bien sabido que los líquenes provocan el deterioro de las rocas y, por lo tanto, representan una amenaza potencial para el patrimonio cultural pétreo.

En el suelo y el aire circundantes, los investigadores encontraron principalmente otros hongos cosmopolitas, pero que se sabe que pueden sobrevivir a las duras condiciones del desierto mediante la producción de esporas resistentes a la sequía.
Es poco probable que se puede hacer algo para proteger los petroglifos del lento pero destructivo trabajo de los hongos y líquenes microcoloniales observados.
Estos procesos naturales de erosión no se pueden detener, pero su velocidad depende en gran medida de si el clima cambia en el futuro y cómo lo hace. Lo que podemos hacer es monitorear las comunidades microbianas y, lo más importante, documentar estas valiosas obras de arte en detalle.
La única acción que garantiza la supervivencia de este arte rupestre, es la documentación, conservarlos y protegerlos es una tarea compleja, ya que la expansión de los microorganismos depende en gran medida de las casuísticas climáticas.

Es posible monitorear periódicamente cómo avanza la colonización microbiana a lo largo del tiempo, y lo que es más importante, documentar estas valiosas obras de arte en detalle, para poder, al menos, continuar investigando, entre otras cosas, sus significados dentro de la cosmovisión de los antiguos pobladores o transeúntes del Néguev.

https://espirituviajero.com/israel-en-el-desierto-del-neguev/
https://viajes.nationalgeographic.com.es/a/desafio-neguev-desierto-desconocido-israel_12866
