Lucy la austrolupiteca afarensis in the sky with diamonds

 

De Bone Clones – Bone Clones, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=36842249

Lucy es el conjunto de fragmentos óseos pertenecientes al esqueleto de un homínido de la especie Australopithecus afarensis, de 3,5 a 3,2 millones de años de antigüedad,descubierto por el equipo formado por el estadounidense Donald Johanson y los franceses Yves Coppens y Maurice Taieb el 24 de noviembre de 1974, a 159 km de Adís AbebaEtiopía.

Se trata del 40 % del esqueleto de un ejemplar de alrededor de 1,10 metros de altura, de aproximadamente 27 kg de peso (en vida), de aproximadamente 20 años de edad (las muelas del juicio estaban recién salidas). Dotada de un cráneo de tamaño comparable al de un chimpancé, Lucy andaba sobre sus miembros posteriores, signo formal de una evolución hacia la hominización. La capacidad bípeda de Lucy puede deducirse de la forma de su pelvis, así como de la articulación de la rodilla.

La robustez relativa de los brazos refuerza la idea de que pasaba una cantidad notable de tiempo usándolos para moverse por los árboles.

Un hueso del pie arqueado muestra que los homínidos de hace más de tres millones de años habían perdido las características de los monos para desplazarse cómodamente por los árboles

La capacidad de andar plenamente sobre las dos extremidades inferiores es una característica especial de los humanos entre todos los primates. ¿Pero, cuándo se impuso este rasgo en la evolución de los homínidos? ¿Qué especie abandonó los árboles o dejó de andar a cuatro patas? Un hueso del pie, curvado como los del Homo sapiens, pero de hace más de tres millones de años y descubierto en Etiopía, zanja ahora la discusión acerca de si aquellos seres antepasados nuestros eran totalmente bípedos o aún mantenían rasgos arborícolas. El hueso en cuestión es un cuarto metatarsiano perfectamente conservado de un Australopithecus afarensis, la especie que se hizo famosa por el esqueleto de una hembra hallada en Etiopia, en 1974, y bautizada Lucy. Ahora se sabe que era plenamente bípeda.

Especie mas tardia como el homo erectus

La importancia del hueso descubierto se debe a que demuestra que el pie tenía la curvatura típica de los bípedos como los humanos actuales, curvatura que ayuda a tomar el impulso en el suelo al dar el paso y a amortiguar la caída al volver a pisar. Ese pie no tiene ya el dedo gordo largo y flexible de los chimpancés, tan útil para trepar por las ramas y sujetarse. «Ahora sabemos que Lucy y su parientes tenían los pies arqueados y esto significa mucho en el conocimiento que tenemos de ellos, desde donde vivían hasta qué comían y cómo evitaban a los depredadores», dice Carol Ward de la Universidad de Missouri, coautora del descubrimiento. «El desarrollo del pie arqueado fue un cambio fundamental hacia la condición humana porque significa perder la capacidad de utilizar el dedo gordo para agarrar las ramas de los árboles, lo que indica que estos ancestros nuestros finalmente habían abandonado la vida en los árboles y habían adoptado la vida en el suelo». Así, diversificarían sus fuentes de alimento.

La presencia cerebral llego un millon de años despues con el homo erectus

Lucy es un esqueleto casi completo de una hembra de poco más de un metro de altura, que vivió hace 3,8 millones de años y que tendría un cerebro poco mayor que el de un chimpancé, pero que había evolucionado y ya no vivía exclusivamente en los árboles. Que su especie sería capaz de andar sobre sus dos extremidades inferiores estaba claro, pero para muchos científicos no habría aún dejado de lado completamente las capacidades arborícolas. Esos homínidos vivirían en el suelo pero estarían perfectamente cómodos en los árboles y se podrían desplazar por las ramas de los árboles si venía bien o hacía falta. El cuarto metatarsiano ahora presentado en la revista Science demuestra que Lucy y sus congéneres eran bípedos como nosotros y que habían perdido ya las características de los pies propias de los monos. Subirían a los árboles, pero no tendrían las plenas capacidades de sus antepasados.

Yves Coppens

El hueso se descubrió hace 10 años (hasta ahora no se han culminado los estudios del fósil para sacar conclusiones) en una yacimiento de Hadar, en Etiopía, en el que se han encontrado ya más de 250 fósiles de al menos 17 individuos A.afarensis, de hace 3,2 millones de años. El líder de la excavación es Donald Johanson, el mismo paleontólogo estadounidense (ahora en la Universidad de Arizona) que encontró los restos de Lucy y que le dio en nombre en honor de la canción Lucy in the sky with diamondsque los miembros de la expedición oían una y otra vez en el capamento aquel año.

No son Lucy y sus congéneres, incluido el individuo del cuarto metatarsiano, los primeros homínidos después de la bifurcación evolutiva de los otros primates. Algo más de cuatro millones de años tienen los A.anamensis descubiertos en Kenia y Etiopía, pero su esqueleto aún no se conoce bien, explican los científicos en Science. Algo más antiguos, en torno a 4,4 millones de años, tienen los Ardipithecus ramidus, de Etiopía, que son los ancestros humanos más antiguos que se conocen hasta ahora con un esqueleto bien representado en el registro fósil, como dicen los paleontólogos. Pero los ardipitecos, descubiertos por Tim White, contrincante declarado de Johanson en la carrera por estudiar los homínidos más antiguos y más humanos, sería sólo un bípedo a tiempo parcial, de transición, con muchos rasgos aún de los monos que se desplazan por los árboles, incluido el dedo gordo largo y móvil adecuado para sujetarse.

El cuarto metatarsiano de A.afarensis está completo y casi perfectamente conservado, explican Johanson y sus colegas. Se habían encontrado antes otros metatarsianos fósiles, pero parciales, «ninguno lo suficientemente completo como para abordar la cuestión de los pies arqueados». Y el cuarto metatarsiano «es el elemento clave» de diferencia entre simios y humanos, «la mejor prueba de la presencia de arcos permanentes longitudinal y transversal en el pie».

Reconstruccion de un neardental

Los pies de los simios carecen de arco, son más flexibles que los de los humanos y el dedo gordo es más largo y tiene mayor movilidad, todo ello muy útil para trepar por los árboles y sujetarse a las ramas. Sin embargo, los pies de los humanos, que son únicos entre los primates, tienen dos arcos: uno longitudinal y otro transversal, formados por los huesos centrales del pie y sostenidos por los músculos de la planta, explican los científicos de la Universidad de Arizona. En los bípedos, al caminar, los arcos del pie ayudan a hacer palanca al empujar en el suelo para dar el paso, absorben el impacto al volver al suelo y proporcionan flexibilidad en la locomoción a diferentes velocidades y por terrenos irregulares. Las personas que carecen de estos arcos y tienen pies planos, sufren problemas en las articulaciones de todo el esqueleto. Con sus pies, los monos se desenvuelven mejor en los árboles, con los suyos, los homínidos bípedos pueden caminar y alejarse de la arboleda cuando es necesario para buscar comida.

Lucy es el esqueleto más famoso del mundo. Hace 41 años, un grupo de paleontólogos descubrió en Hadar, al noreste de Etiopía, el conjunto de restos fósiles de un australopiteco que vivió hace 3,2 millones de años. Era una hembra de 1,1 metros de altura y se trató del primer hallazgo de un humanoide en buen estado que logra explicar la relación entre los primates y los humanos.

Los trabajos de rescate recuperaron el 40% del esqueleto y tras varios estudios se confirmó que esta Australopithecus afarensis ya caminaba en dos extremidades inferiores. Tiene los pies arqueados como los humanos actuales, lo que indica que era bípeda. El hallazgo la ubica como un ancestro de los Homo sapiens y también como una conexión evolutiva con los primates.

Era el 24 de noviembre de 1974 cuando se hizo el descubrimiento y en la radio sonaba Lucy in the sky with diamonds, el éxito de los Beatles, así que al paleontólogo Donald Johanson le pareció buena idea darle un nombre al grupo de huesos que, según indicaban las primeras investigaciones, pertenecían a una sola persona. La nombró Lucy y con el apelativo siguió la fama. Tras este descubrimiento se han encontrado más de 250 fósiles de al menos 17 individuos en la misma región.

Los restos permanecen en el Museo Etíope de Historia Natural en Addis Abeba en una cámara de seguridad a la que el público no tiene acceso. Sin embargo, el Gobierno etíope decidió en 2007 sacar el esqueleto del resguardo para llevarlo en una gira por Estados Unidos. Durante siete años, Lucy viajó por varias ciudades y cientos de personas pudieron observar los trozos de cráneo, costillas, pelvis y fémur del ejemplar.

En 2015, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó Etiopía y las autoridades le permitieron observar directamente el esqueleto y tocarlo

 ¿Formaban parejas estables? ¿Conocían el amor romántico? ¿Qué papel jugó el tamaño del cerebro?

Caminar erguidos y tener un gran tamaño cerebral , dos características exclusivas de la evolución humana, podrían haber favorecido la aparición del amor , tal como hoy lo conocemos. Así lo cree la antropóloga Helen Fischer , de la Universidad de Rutgers.

Al parecer, la marcha bípeda impedía que las madres llevaran a sus crías sobre la espalda, por lo que tenían sujetarlos con las manos. Al tener las manos ocupadas, necesitaban un compañero que procurase alimento y protegiera a las crías y a ellas mismas. Las parejas de homínidos bípedos, como A. afarensis, especie a la que pertenece Lucy, con un cerebro de tamaño comparable al de un chimpancé, es posible que mantuvieran relaciones de pareja que duraban el tiempo justo para que las crías pudieran caminar con soltura y estuvieran destetadas. Después, las hembras podrían emparejarse de nuevo con otra pareja distinta.

Según recoge la revista « Investigación y Ciencia «, tendría que transcurrir mucho más tiempo para que la duración de las relaciones monógamas se incrementara, algo que ocurrió paralelo al aumento del tamaño del cerebro, hace un millón de años. Según esta investigadora, el motor de la estabilidad de las parejas podria ser el tamaño de la pelvis de las hembras humanas, que supone un límite al de la cabeza del neonato, que ha de salir a través de ella. Por eso nacen en un estadío de desarrollo más temprano que otros primates, y es tanmbién el motivo de que la infancia se prolongue, ya que necesitan mucho más tiempo para crecer y aprender. De ahí que las parejas se estabilizaran durante más tiempo. Y si había más hijos después, la duración se iría prolongando.

Mucho tiempo después, hace «solo» unos 35.000 años, nuestra especie empezó a utilizar la música, el arte y la danza en los rituales amorosos , y probablemente experimentaban ya el amor de forma muy parecida a la nuestra.

La especie de Lucy, el Australopithecus afarensis, ya usaba herramientas de piedra y consumía carne. La introducción de la carne en la dieta contribuyó al aumento del volumen cerebral, que según Fisher estabilizó las relaciones amorosas. Algunos expertos, entre ellos Juan Luis Arsuaga, creen que la introducción de las proteínas animales en la alimentación fue un punto de inflexión en la evolución de nuestra especie, pues permitió el aumento de tamaño del cerebro, un órgano que demanda el 20% de la energía del organismo. Proteínas y grasas animales habrían guiado el diseño de nuestro cuerpo, con cerebros más grandes, gracias al gran aporte energético de la carne, y un intestino más pequeño, apto para todo, que demanda menos energía que el de los herbívoros.

La especie Australopithecus afarensis, a la que pertenece Lucy tiene un marcado dimorfismo sexual. Los machos son más grandes (unos 45 kilos) y las hembras considerablemente más pequeñas (29 kg), por lo que fue bastante fácil averiguar el género de Lucy, que encajaba claramente en el grupo más pequeño, el de las hembras, ya que medía alrededor de un metro y pesaba entre 27 y 30.

El hallazgo de Lucy fue fruto del Azar. Lucy fue encontrada por Donald Johanson y Tom Gray el 24 de noviembre de 1974, en el sitio de Hadar en Etiopía. Habían salido con el Land Rover para buscar un lugar alternativo donde excavar. Después de una larga y calurosa mañana de búsqueda de fósiles, decidieron regresar al lugar donde habían dejado el vehículo.

 Johanson sugirió tomar una ruta alternativa de vuelta al Land Rover, a través de un barranco cercano.

 Al poco, vio un cúbito proximal derecho (hueso del antebrazo) y rápidamente lo identificó como perteneciente a un homínido. Poco después, vio a un occipital (un hueso del cráneo), a continuación, un fémur, algunas costillas, la pelvis, y una mandíbula inferior. Dos semanas más tarde, después de muchas horas de excavación, cribado y clasificación, se habían recuperado varios cientos de fragmentos de huesos. En total el 40%o del esqueleto de un mismo homínido.

La noche del descubrimiento, el 24 de noviembre, hubo una gran celebración por el descubrimiento de lo que parecía un esqueleto homínido bastante completo. Los miembros del equipo bebieron, bailaron y cantaron. La canción de los Beatles Lucy  in the Sky With Diamonds  sonaba una y otra vez. Y en algún momento durante la noche, nadie recuerda cuándo ni quién, el esqueleto fue bautizado con el nombre de Lucy. Y con ese nombre se quedó.

https://www.abc.es/ciencia/abci-amor-tiempos-lucy-201511241818_noticia.html

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/yves-coppens-el-hallazgo-lucy-permitio-publico-general-empatizar-entender-cercania-esa-especie_17435

https://elpais.com/elpais/2015/11/24/ciencia/1448321781_117811.html

https://elpais.com/sociedad/2011/02/10/actualidad/1297292423_850215.html#?rel=listaapoyo

https://es.wikipedia.org/wiki/Lucy

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2016-08-29/lucy-australopithecus-afarensis-arbol-caida_1252487/

https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/11/141128_lucy_fosil_evolucion_humana_lp

Publicado por ilabasmati

Licenciada en Bellas Artes, FilologÍa Hispánica y lIiteratura Inglesa.

Deja un comentario