La escuela en Sumer

Desde el tercer milenio antes de Jesucristo en las ciudades- estado sumerias existían las edubba, que significa casa de las tablillas, término utilizado para referirse a la escuela, en donde se trataba de enseñar y difundir los conocimientos.

La enseñanza no es obligatoria, ni gratuita, es sólo para aquellos niños que pudieran pagársela.

El período de escolarización dura doce años y, después de los cuales el joven se transforma en un escriba profesional.

Los escribas son los hijos de los ciudadanos más ricos de las comunidades urbanas. No consta ni una sola mujer como escriba, hay que esperar a Babilonia en el 1800 antes de Cristo.

En las edduba se enseñaba a manejar el cálamo, que consiste en una caña hueca cortada oblicuamente en uno de sus extremos, y se obtiene del tallo de una planta o de una pluma de ave, y con ella escriben en una tablilla de arcilla húmeda.

La historia de la humanidad empieza en Sumer. Entre V y IV milenio antes de nuestra era, en Mesopotamia, donde emergen las primeras ciudades y hacia el año 3500 surge la cultura sumeria.

Los arqueólogos hallan en las ruinas de Uruk, tablillas con escritura pictográfica, antecedente de la escritura cuneiforme de hace cinco mil años.

En La historia empieza en Sumer, Samuel Noah Kramer narra la sorpresa de los arqueólogos cuando advierten que algunas de esas tablillas han sido preparadas con el fin de aprenderlas de memoria.

Éstos son los primeros rastros históricos de materiales de enseñanza y estudio. Más tarde, en la ciudad de Shuruppak, se descubren millares de tablillas, verdaderos textos escolares, que se usan en el 2500 AC.

Las tablillas halladas entre las ruinas sumerias son, para uso exclusivo de los escribas, que son los primeros intelectuales de la historia.

Hay millares de escribas. Hay escribas de categoría alta, al servicio del rey y al servicio del templo, escribas que realizan trabajos para la burocracia, etc.; pero también hay escribas subalternos que realizan tareas modestas pero que, no obstante, pueden ascender y convertirse a la larga en altos dignatarios.

Entre el 2500 y el 2000 AC se multiplican las escuelas en Sumeria. El edificio escolar se halla, primero, junto al templo, pero con el tiempo éste se separa y adquiere, un carácter laico. Los investigadores registran la evolución histórica de estas primeras escuelas de la historia y revelan aspectos de la organización de la enseñanza y de los métodos pedagógicos.

Entre los restos de la primera mitad del segundo milenio (años 2000 y 1500 AC) se extraen centenares de tablillas que muestran ejercicios escritos de diversa calidad, lo que lleva a pensar que se trata de tareas o deberes relacionados con la escuela.

Entre los textos de las tablillas se encuentran escritos de los maestros que brindan información sobre la escuela, sus objetivos, sus programas y sobre la conducta de maestros y alumnos.

No existe en Sumer una escuela de formación general. La escuela es profesional, es decir, su objetivo era formar escribas y sus alumnos no provienen de las clases bajas sino de las clases opulentas y poderosas. Los alumnos son llamados hijos de la escuela.

El profesor, el ummia, es a su vez llamado padre de la escuela y cuenta con varios auxiliares: un auxiliar llamado gran hermano que revisa las tareas y, una suerte de prefectos, que se encargan de controlar la asistencia y vigilar la conducta de los alumnos y, en su caso, castigar con el látigo.

Al tiempo, la escuela sumeria se transforma y va más allá de sus objetivos profesionales hasta formar eruditos y hombres de ciencia.

En un momento dado adquiere el carácter de centro de cultura y de saber sumerio dotándose de académicos a tiempo completo, con profesores que cultivan el conocimiento.

En ellas se estudia gramática, lingüística, teología, botánica, zoología, mineralogía, matemáticas y creación literaria.

La escuela sumeria evoluciona hasta convertirse en una proto-universidad. Respecto a los métodos de enseñanza se sabe que son memorísticos y autoritarios.

Si el alumno se levanta sin permiso, si charla en clase, si abandonaba el aula, si no aprende la lección, inmediatamente es castigado con una dosis de latigazos. Bajo este régimen tan riguroso, ser estudiante no era muy deseable.