¿Debería saber porque tengo un blog?

Que afán de novelizar la existencia.

No es que busque la iluminación como Buda, pero algo de armonía no estaría de más.

No se si esta aqui, pero mientras escribo me lo pienso.

En la cultura actual, parece que si no hay hipercontrol se zozobre, y haya que estar todo el día con lápiz y papel apuntando hasta lo más nimio para no tener un cortocircuito, cuando es imprescindible haber vivido para ponerse delante de una hoja en blanco.

Que disparate, como si hubiera respuestas para todo, cuando lo bueno de las preguntas es que te llevan a otras preguntas, no tanto a un absoluto de certezas.

Aunque a muchos les fascine el malditismo de Rimbaud, tan canalla, somos mejores artistas a partir de los 40, entre otras porque sabemos que la muerte existe. Ya hay mirada en perspectiva y la identidad que improvisamos comienza a hacer aguas.

Pero el siglo de las luces hace asociar el progreso con certeza, con certidumbre, como si fueran mercados bursátiles. Praxis contra ética, que no cabe ni en el mundo científico ni en las artes.

Ese afán de etiquetar con celeridad todo, en un afán de racionalizar la realidad, hace que se queden por el camino infinidad de detalles, que harían el viaje más entretenido.

Posiblemente nos aproximaría más a quienes somos en cada momento y daría más una idea de conjunto.

La mente no puede ser reducida a cuatro recetas de seudosicología cuyo rigor deja que desear más allá de actuar policialmente para evitar el malestar existencial, la insoportable levedad del ser que diría Kundera..

Cuando justamente la mejor medicina es la magia catártica de las artes que eleva y suspende del trasiego existencial.

Que además reverbera como conjunto de la sociedad proyectando la singularidad de la época, marcando en cada momento el pensamiento científico y el cambio de paradigma con sus anomalías que son las que hacen avanzar en una búsqueda interminable.

Y mientras construyendo nos construimos que decía Hans George Gadamer.

Pero también lo dice el Dharma del Bajaba Gita. Esta voz de origen sánscrito que significa el orden universal, el deber o la rectitud de la realidad.  Un concepto que está en el hinduismo, jainismo y en el budismo.

El dharma es la manifestación del orden cósmico, vinculado con la misión de nuestras vidas. Las acciones de las personas deben llevarse a cabo de acuerdo con el dharma para que el mundo mantenga un correcto orden y balance.

Según esta cosmovisión, todo está interrelacionado. Así, nuestras acciones son relevantes a todo nivel: individual, social e incluso universal.

Los seres humanos eligen obedecer al dharma como ley superior sagrada con cada acto que realizan. Los principios morales que llevan a su cumplimiento pavimentan el camino de la perfección y de la felicidad tanto en esta vida como en las próximas reencarnaciones.

Espero no ser cucaracha a la próxima (mientras sigo con el blog).