Yo soy a las patatas lo que los chinos al arroz. Comería a toda hora con todo, un regalo para los sentidos.
Vivo en un desierto y las patatas de secano de Nijar son un manjar. Ni que decir del aceite de Tabernas o de Canjayar, el mejor del mundo, oro del desierto. Lo compran de producción orgánica, japoneses y alemanes para usarlo como base en los cosméticos.
¿Por qué tienen tan mala prensa los fritos? Que mania, tha´s Andalucía por favor, tierra de la fritanga por excelencia y que buena esta.
Puedo entender que no se quieran fritos de la calle, porque el aceite cuando pasa de una temperatura, se transforma de grasa insaturada a grasa saturada, pero en los hogares somos cuidadosos la mayoría por no decir todos.
Yo hasta soy cuidadosa tirándolo, lo vierto en contenedores especiales o en una bolsa de plástico, porque es muy contaminante hacerlo por las tuberías.
Lo principal es la materia prima. Si hay huevos de corral de gallinas que corren sueltas, un aceite de primera y unas patatas increíbles, el resultado, es una bendición para los sentidos.
No entiendo la animadversión a los fritos, porque se crea una película que hace que los nutrientes de cualquier alimento sean preservados más que si se hacen al vapor.
Obviamente no hay que comer a diario, pero es que ningún alimento deberíamos de comerlo todos los días, ya que nuestro cuerpo es un pequeño universo y necesita de 50 sustancias distintas a la semana.
Nuestros ancestros lo sabían y suplían las carencias con especias, de gran valor nutricional y variadas de composicion.
Si a las patatas fritas se le añade una o dos cabezas de ajos apaga y vámonos.
Por tu olor a ajos Sancho, se de tu origen humilde decía Cervantes en el Quijote, pero no olvidemos que los pobres son listos para comer, precisamente por su condicion (y a fin de cuentas pobres somos todos menos Elon Musk, Amancio Ortega etc aunque queramos aparentar lo contrario).
El ajo baja el colesterol y los triglicéridos y no entiendo que la gente tome a diario pastillas peligrosas para bajarlo cuando la naturaleza los provee de soluciones baratas.
Debe ser que soy meridional, Victoria Beckham decía muy clasista ella, que España olía a ajos, muy posh.
Su país huele a porridge, desayunan avena como caballos, no digamos que son un ejemplo de gastronomía. Mejor calla guapi.
Los alemanes nos llaman come ajos, ellos que son come-patatas, cartofenfresen, mejor callar también, que de gordos revientan con tanto frankfurt que encima es cancerigeno.
La reina de Inglaterra, la Queen de UK, tenía prohibido el ajo en su cocina, para no desprender un halo que espantara a Drácula, ella se lo perdió…
El halo de alcolhol que es más proletario todavía ya puestos, parece que no le importo, porque se tomaba 5 combinados (un eufemismo) al día, cocteles en castellano, con una concentración de alcolhol nada desdeñable…ya sabemos la tradición del país antropologicamente hablando.
Los ajos tiernos todavía mejoran la receta de fritanga de ajos y papas, pero solo hay unos cuantos meses al año, snif.
Los responsables del mal aliento del ajo, que le da tan mala prensa, son el disulfuro de dialilo, el mercaptano de alilo, el disulfuro de alil-metilo y el sulfuro de metilo alílico, todo ellos tremendamente volátiles.
La hierbabuena, la manzana y la lechuga masticados, son desodorantes naturales que cortan el olor sin aspavientos, nuestros ancestros lo sabian lo sabían, que usaban el ajo y el limon para ser longevos.
¿Y que decir de las patatas?
Ahora no paran de decir que hay que evitarlas por el almidón, por favor que generación tan chalada tenemos con tanto puritanismo en la nutrición.
La glucosa ahora es lo que antes el colesterol, estamos sometidos a modas, los media presionan.
Los periodistas hablan de todo sin saber de nada con tal de hacer caja, profesor de mucho, maestros de nada en tiempos de amarillismo.
Fue una bendición el descubrimiento de América, Europa y el resto del universo empezó a comer en condiciones a partir de entonces.
La rica botánica del continente hizo que la farmacopea cambiara para bien, obligando a los farmacéuticos a adquirir una gran formación botánica por el cambio de paradigma.
La patata, ha salvado de la hambruna a media humanidad, es cicatrizante, mejora las enzimas intestinales, aporta sosiego y sobre todo placer a los sentidos que no es poco.
No hay cultura que se precie que no tenga un plato de patatas frio o caliente, como los alemanes, rusos, españoles etc.
¿Por qué tenemos que privarnos de placeres con tal de estar delgados y deseables?
Pasamos de apolíneos a dionisiacos con la edad, lo que más seduce es la inteligencia y la risa a partir de unos años, y hay que felicitarse por ello.
Ahora está de moda el cuerpo culturista, no es un anhelo malo en cuanto que hacer deporte es una maravilla en todos los sentidos.
Pero abomino del servilismo, no de la rutina, de pecho, hombros, piernas y espalda, sino de la L-carnitina, los batidos de soja que saben a rayos, la Q 10, las multivitaminas, la piña, el arroz hervido, las pechugas asadas, las claras de huevo etc. No entro en los anabolizantes.
El resultado es un cuerpo de plástico, pesado, que somete a los riñones e hígado a una gran tensión por la cantidad de aminoácidos que ingiere, para mantener el decorado artificial que además pesa como un plomo y se pierde con un suspiro.
Me gusta el estoicismo, muy español, que ha hecho que lo practiquemos resignados ante tanta arbitrariedad de pronunciamientos y represión que hemos tenido ¿pero no podríamos ser felices olvidándonos de vez en cuando de tanta obligación absurda?
Que nos crezca la barriga un poco, es estar en armonía con el universo, no conozco un niño pequeño que no sea barrigón.
¿Porque esa búsqueda de perfección que nos aparta de la armonía?
Vivan las patatas fritas, los ajos, el jamón, los huevos fritos y la madre que los pario.
Carpe diem.

:)) Soy contigo para las patatas fritas – no solo fritas- y el ajo.
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Bonica eres. En las cosas sencillas tenemos una gran felicidad que espera.
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