







Antes de dominar la siderurgia, las primeras culturas utilizan hierro de meteoritos para generar adornos y armas.

En la tumba de un gobernante del siglo VIII, se encontró una hoja de ge meteoritico montada en bronce. El arma representa una innovación en el arte de trabajar el metal.
Otras armas similares con el filo de hierro fundido sugieren que el metal de meteorito puede servir de base para las primeras técnicas siderúrgicas.

Los artesanos de la antigua China fabrican un arma singular llamada ge que llevaba una daga hacha unida al asta. Se cree que algunas de estas ges estan fabricadas con metal de meteorito son atesoradas por la realeza con fines ceremoniales.

En 1751 cae un meteorito en Hrascina, Croacia. Los testigos narran que ven una bola de fuego y oyen un impacto, algo a lo que se resta credibilidad.

El fragmento mayor de ese meteorito de 40 kilos, está expuesto en el Museo Natural de Historia de Viena.

A principios del XIX los científicos europeos todavía discuten la existencia de los meteoritos, pero todo cambia cuando en 1803 un meteorito explota en el aire y caen 3000 fragmentos sobre L´Aigle en Francia.

Hoy se exponen en el Museo de Historia Natural de Viena junto con el informe de un científico que investiga el suceso.

Entre los vendajes de la momia del faraón, Howard Carter se halla una daga de hierro cuyo material proviene de un meteorito. Los estudios más recientes corroboran la procedencia extraterrestre de este cuchillo, que habría sido regalado por los hititas a su abuelo Amenhotep III como un regalo diplomático.

Así describe Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en 1922, en su obra La tumba de Tutankamón, su asombro cuando descubre entre las vendas que cubren la momia del faraón la famosa daga de hierro meteórico que acompaña al soberano.

Junto al faldellín, a lo largo del muslo derecho y, perteneciendo a la misma faja del faldellín, había una daga única y extraordinaria, enfundada en un escarabeo de oro. Su empuñadura es de oro granulado, adornado a intervalos con bandas de cristal de roca coloreado. Pero lo más asombroso y el rasgo más excepcional de esta hermosa arma es que su hoja está hecha de hierro, todavía brillante y parecido al acero.

Esta arma excepcional descubierta en la tumba del faraón niño (que es la compañera de otra igual, pero cuya hoja esta forjada en oro) mide casi 35 centímetros de longitud y su hoja de hierro contiene un 11 por ciento de níquel y un 0,6 por ciento de cobalto, lo que demuestra que el metal procede de un meteorito. De hecho, la procedencia extraterrestre del metal con el que se forja la hoja de esta singular daga ees confirmada en 2016 mediante un estudio de su composición química. Pero esta confirmación no da respuesta a todas las preguntas que han surgido en torno a un objeto de características tan especiales: cómo se forjó y en qué lugar.

Ahora, un nuevo estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Chiva Japón, dirigido por Takafumi Matsui, en colaboración con expertos egipcios, confirma el origen extraterrestre de la famosa daga de hierro de Tutankamón y ha hallado evidencias de que fue forjada fuera de Egipto, como ya se había sugerido. Según el estudio, que se ha publicado en la revista Meteoric & Planetary Science, el análisis de la distribución de níquel en la superficie de la daga, que se ha hecho disparando rayos X no destructivos a la hoja, ha revelado que el metal se calentó a baja temperatura, es decir a más de 800 grados y a menos de 950. Ello se ha comprobado a partir de la existencia de las llamadas estructuras de Widmanstatten, un tipo de cristales alargados, que forman un patrón en forma de punto de cruz, que aparecen en el níquel presente en el hierro meteórico cuando se alcanzan estas temperaturas y que desaparecen cuando se alcanzan o superan los 1.000 grados. La presencia de este patrón sugiere también que el meteorito del que procede el hierro con el que se forjó la hoja pertenece a un grupo de meteoritos férricos conocido como octaedritas. En el análisis también se documenta la presencia de azufre, zinc y cloro.
Otro importante descubrimiento es la presencia de restos de yeso que es usado como material para fijar los elementos decorativos de la empuñadura, una técnica que era desconocida en Egipto en tiempos de Tutankamón. Esto permite a los investigadores afirmar que esta arma tiene con toda probabilidad un origen extranjero.
El origen de la daga puede rastrearse a través del estudio de la correspondencia diplomática de la época, las conocidas como cartas de Amarna un archivo de tablillas de arcilla descubierto en la ciudad de Amarna, la capital fundada por el faraón Akhenatón (1353-1336 a.C.). Esta correspondencia contiene algunas misivas enviadas por monarcas extranjeros vasallos a Amenhotep III (1390-1353 a.C.) y a su hijo Akhenatón.
La investigación proporciona un dato interesante al respecto. En una de estas cartas se menciona una daga de hierro que Amenhotep III, abuelo de Tutankamón, recibe como regalo del rey Tushratta de Mitanni. Es un dato de gran valor ya que, según los investigadores, la tecnología del procesamiento de hierro y el uso de yeso de cal ya prevalecían en la región de Mittanni y la región hitita en ese momento. Las cartas de Amarna podrían ser una prueba escrita que sugiera que la daga de hierro de Tutankamón podría haber sido traída desde fuera de Egipto, comentan en el estudio. Por otra parte, la alta calidad del cuchillo indica que la habilidad para trabajar el hierro de meteorito estaba ya bien establecida en esa época…
En la tumba de Unas, el ultimo faraón de la V dinastía del siglo XXIV antes de Cristo, aparecen en las paredes de su tumba una serie de consejos, plegarias y conjuros, que tienen como objetivo, orientar al rey en el más allá.
Se trata de los textos más antiguos de su género, conocido en conjunto como los Textos de las Pirámides.
Hay un símbolo en forma de U, que se utiliza para aludir al hierro, el metal proviene de los meteoritos. Los humanos todavía tardaran mil años en dominar la fundición de hierro.
En los últimos tiempos varios estudios han mostrado como diferentes civilizaciones utilizaron los meteoritos para fabricar objetos cuando todavía no tenían acceso al hierro fundido.
En Gerzeh, un pueblo de 5200 años de antigüedad, los arqueólogos descubrieron cuentas de collar de origen meteoritito.
Entre los tesoros de la tumba de Tutankamon de hace 3300 años como he mencionado, había una daga pulida de exquisita factura y otros objetos de hierro meteorítico.
También hay cuentas en América del Norte, hachas en China y una daga en Turquía. No se sabe si estas culturas comprenden el origen de los meteoritos.
En la tumba de Unas, los textos funerarios hablan del metal del cielo, lo que hace pensar que los egipcios no solo reconocen el fenómeno del hierro que cae del cielo, sino que lo incorporan a sus creencias míticas.
Unas agarra el cielo y tiende su hierro
El significado es opaco, pero el pasaje refleja la creencia de que el firmamento es un recipiente de hierro lleno de agua del que a veces caen lluvias de metales.
Dicen Los Textos de las Piramides que para llegar al más allá el rey debe navegar a través del dominio celeste.
Las puertas de hierro del cielo estrellado se abren de golpe
También se habla de un huevo de hierro, una metáfora al vientre de nut, la diosa celestial.
Él romperá el hierro después de hender el huevo.
El hierro tiene asociadas connotaciones cosmológicas asociadas a la creación y por ende a la resurrección
Hender el huevo celeste es volver al útero para la renacer.
Cada año llegan a la tierra 17000 meteoritos de más de 50 gramos, la mayoría rocosos, pero el 4% tiene aleaciones de hierro-níquel diferentes del hierro terrestre. Caen sin que nadie los perciba, solo unos cinco al año caen ante la mirada humana.
El meteorito Hoba tiene el nombre de la granja de las afueras de Namibia donde es hallado y es el mayor del mundo con un peso de 60 toneladas que continua en el lugar donde cayó hace más de 80000 años según la datación de radioisopo.
Aristóteles, Plutarco y Plinio el Viejo escriben sobre la caída de una roca en la actual Turquía en el 467 antes de Cristo.
Plutarco relata un enfrentamiento militar romano en I a.C. que fue interrumpido por la caída de meteoritos.
En el 861 cerca del santuario de Nogata, Japón se produce una gran detonación, se ve un destello brillante y aparece una piedra negra en el fondo de un hoyo que antes no existia.
En 1983 unos científicos japoneses estudian el meteorito, que todavía hoy se guarda en una antigua caja de madera con el año inscrito que se ha datado con carbono 14.
En Europa hasta principios del XIX la mayoría de científicos son escépticos ante la posibilidad de que los meteoritos sea un fenómeno real.
En abril de 1794 el físico alemán Ernt Chladni, publica un libro que recopila información sobre la caída de piedras y hierro del cielo y se gana la burla general.
En 1794 varios testigos ven caer una lluvia de piedras en las afueras de Siena, Italia.
Al año siguiente cae una roca de 25 kilos en Wold Cottage, Inglaterra.
Estos acontecimientos incitan al químico ingles Edward C. Howard y al minerologo francés Jaques Louis Bournon a tomar muestras de cuerpos caídos.
Sus análisis publicados en 1802 demuestran que cuatro meteoritos rocosos tienen estructuras y composiciones diferentes a cualquier roca terrestre.
Howard también mide el elevado contenido en níquel en tres meteoritos metálicos y en uno rocoso, revelando que el metal es distinto al fundido a partir de mena.
Pero hay que esperar a 1803 para que la comunidad científica se convenza ya que ese año caen en L´Aingle 3000 piedras.
Aquello aviva el interés científico por los meteoritos.
El naturalista ingles James Sowerby reúne en su museo personal una colección que incluye el meteorito de Wold Cottage.
Tal es su fascinación que a partir del fragmento de un meteorito metálico hallado en Sudáfrica manda forjar una espada para el zar Alejandro I de Rusia en conmemoración de la derrota napoleónica de 1814. La inscripción es:
Este metal caído de los cielos…
Los objetos más antiguos fabricados con meteoritos son adornos como las cuentas de Gerzeh, algunas de las cuales están ensartadas con oro y piedras semipreciosas como lapislázuli, cornalina y ágata.
Al principio el hierro de meteorito se usa para confeccionar artículos preciosos, abalorios y figuras representativas como objetos ceremoniales. Pasa un tiempo hasta que la técnica de fabricación alcanza niveles de pericia necesarios para producir armas o herramientas.
Para cuando se fabrica la daga de Tutankamon es bronce tardío y los artesanos ya saben esmerilar y pulimentar hasta convertirlo en una hoja fina.
Presenta una empuñadura de oro con incrustaciones de piedras y vidrios, pomo de cristal de roca y vaina de oro con elaborados motivos.
Halladas entre las vendas del muslo derecho, algo que necesitaría en el mas allá para luchar contra los demonios o cualquier peligro de la otra vida y también un signo de estatus.
La daga de Tutankamon es uno de los objetos de su genero elaborados con mayor pericia, pero en otros lugares del mundo han aparecido vestigios de culturas antiguas que utilizaban hierro de meteorito.
En una tumba real de Alakahoyuk en Turquia, se ha localizado una daga de hierro de meteorito, mil años anterior a la de Tutankamón.
En China, las tumbas de dos hombres quizás hermanos que rigieron el estado de Guo en el siglo VIII-IX a.C. contienen un cuchillo y un arma de asta llamados ge, en ambos casos con hoja de hierro de meteorito. Lo más probable es que fueran armas ceremoniales, como otras piezas coetáneas con hoja de jade.
La Smithsonian adquiere en 1934 dos piezas parecidas a un ge y un hacha con los filos de hierro de meteorito, procedentes de la provincia de Henan, donde hay varios yacimientos de la dinastía Zhou. El hacha se fabrica en la dinastía Shang, pero es posible que pasara de generación en generación como herencia.
¿Saben que estas armas están hechas de meteoritos? Los chinos de la época hablan de eclipses y cometas. Por entonces la economía está ya muy desarrollada, pero es posible que hubiera un grupo de astrónomos de la corte dedicada a observar el firmamento.
En América del Norte se han hallado cuentas, orejeras, hojas cortantes y otros objetos de hierro de meteorito en los túmulos funerarios dela cultura Hopewell.
En Argentina a 800 kilómetros de Buenos Aires una lluvia de meteoritos dejo hace 4500 años un campo de cráteres de impacto. En el siglo XVI el gobernador español de Tucumano oye hablar a los indígenas de trozos de metal caídos del cielo.
Conducidos por guías los soldados españoles llegan a Pinguem Nonralta (Campo del cielo), encuentran un gran bloque de hierro, pero se niegan a creer que ha caído del cielo.
Las crónicas españolas cuentan que los indígenas fabrican armas a partir de ese hierro pero no se conserva ninguna.
En Campo del Cielo hay al menos 26 cráteres de impacto. En la zona se han recuperado mas de 100 toneladas de hierro, incluido dos de los fragmentos de meteorito más grandes del mundo.
Es difícil averiguar hasta que punto se utilizan los meteoritos, los registros arqueológicos consignan cientos de objetos de hierro, procedentes de yacimientos de la Edad de Bronce, pero muchos no se han analizado.
El querer averiguar la diferencia entre el hierro colado y el de meteorito es para averiguar cómo, cuándo y donde empieza la Edad de Hierro.
Las civilizaciones de Asia Occidental y el Cáucaso empiezan a fabricar bronce 4000 años antes de nuestra era, pero los expertos creen que los humanos no dominan la separación del hierro de la mena hasta finales del II milenio a.C.
La siderurgia requiere temperaturas entre 1200-1500 grados.
Entre los siglos XX-XVIII, la antigua ciudad estado de Assur (hoy Irak) establece colonias comerciales en lo que hoy es Turquía.
Unas 20000 tablillas cuneiformes halladas en Kultepe-Kanesh, el principal puesto de avanzada, revelan detalles de aquel comercio.

Los registros incluyen múltiples términos relacionados con el hierro, como la palabra acadia parzillum. Una de las voces más comunes es amutum, que escritura cueniforme puede significar metal o cielo.

No está claro si el termino se refiere al hierro de meteorito o denota un tipo concreto de metal. Pero este metal se cotiza 40 veces por encima de la plata.

Parzillum vuelve a aparecer en dos tablillas cuneiformes enviadas a Egipto en el siglo XIV antes de Cristo.

Entre las 382 tablillas en la antigua capital egipcia de Amarna, las tablillas describen tres dagas con hoja de hierro, así como brazalete de hierro y una maza de hierro chapada en oro.

Dichos objetos figuran en la lista de los obsequios enviados por Tushratta rey de Mitanni, en las actuales Siria y Turquía, al faraón egipcio Amenhotep III. Tutankamón es nieto de Amenhotep y la daga le viene por herencia.

En el inventario del imperio hitita que en el siglo XIV es la potencia dominante en lo que hoy seria Turquía y Siria aparecen más términos relacionados con el hierro, como hierro bueno, hierro negro y hierro blanco.

Hierro negro posiblemente hace referencia a la costra del meteorito.

Los inventarios hititas muestran cientos de objetos de hierro, entre ellos hojas de corte, joyas, estatuillas y un recipiente de 30 kilos.

Lo que ha llevado a concluir que quizás los hititas dominaban la fundición de hierro, no se sabe, porque la oxidación de hierro impide tener objetos de esta época.
(Extraído parcialmente del National Geografic de junio de 2023)
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/daga-extraterrestre-tutankamon_17766
